El Fondo sostiene que un fallo en contra pondrá en riesgo reestructuraciones en todo el mundo. Es el mismo argumento que usará EE.UU. para respaldar al país.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se manifestó ayer “profundamente preocupado” por las implicancias que puede ocasionar el desenlace del juicio entre Argentina y los fondos buitre, que se definirá a partir del próximo jueves en la Corte Suprema de Estados Unidos.
El FMI, al igual que el gobierno de Estados Unidos y otras administraciones, considera que si la Corte Suprema ratifica el fallo en contra de Argentina, futuras reestructuraciones de deuda soberana de todo el mundo correrían peligro. Así lo expresó ayer por la mañana el vocero del FMI, Gerry Rice. ”El Fondo sigue profundamente preocupado por las amplias implicaciones sistémicas que la decisión de la Corte podría tener, en general, para los procesos de reestructuración de deuda“, dijo en conferencia de prensa.
En agosto, la Corte de Apelaciones de Nueva York ratificó un fallo del juez de distrito Thomas Griesa que obliga a Argentina a pagar u$s 1.500 millones al fondo NML Capital, de Paul Singer, y otros litigantes, por sus bonos en default. Los demandantes aducen que la cláusula de pari passu o tratamiento igualitario de sus títulos fue violada porque el país otorgó un trato privilegiado a quienes aceptaron el canje de deuda al pagarles. La Justicia de Nueva York conminó al país a pagar el 100% del reclamo en efectivo y obligó a los agentes de pago, el Bank of New York y otras entidades de clearing, a retener los pagos de deuda reestructurada si Argentina no cumple. Para Argentina, esa sentencia viola leyes federales como la Ley de Inmunidad Soberana, y por eso llevó su reclamo a la Corte Suprema.
La directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, ya había manifestado su apoyo a Argentina en este caso, pero nunca formalizó eso ante la Justicia. Si bien evaluó presentarse como amicus curiae del país, finalmente se mantuvo al margen, entre otras cosas porque Estados Unidos no lo hizo. En rigor, la administración de Barack Obama apoyará a la Argentina si la Corte Suprema le pide opinión al Procurador General, algo a lo que apuesta el gobierno de Cristina Fernández.
El jueves, la Corte puede rechazar el caso, tomarlo o pedirle una opinión a la administración de Obama antes de decidir qué hacer. Eso permitiría al país ganar meses, llegar a 2015 y, a la vez, negociar en mejores condiciones una salida al entuerto con los litigantes. En 2015 vence la cláusula RUFO de los bonos reestructurados, que impide que el país realice una mejor oferta que la de los bonos del canje. En el Ministerio de Economía y en oficinas de amicus curiae de la Argentina indican que es la opción más probable y hasta excluyente.
Pero el mercado no está tan de acuerdo. Abogados expertos en este tipo de causas sostienen que la Corte no es proclive a aceptar casos de deuda impaga. Por eso, los seguros contra el default argentino se dispararon en las últimas semanas y el Gobierno comenzó a evaluar alternativas en caso de un mala noticia.
Según un memo que trascendió, el estudio Cleary Gottlieb, que patrocina al país, evaluó como posibilidad declarar un default general si la Corte ratifica el fallo de Griesa, y reestructurar nuevamente toda la deuda argentina. Es la mejor opción, indicaron los abogados. El Gobierno, no obstante, evaluó realizar los pagos en Buenos Aires para evitar los embargos en Nueva York.
Elliot, la firma de Paul Singer dueña del fondo NML Capital, ya adelantó que, de conseguir un éxito en la Corte Suprema, intentará embargar el próximo pago de deuda que debe hacer Argentina el próximo 30 de junio. Para evitarlo, el país deberá convencer a Griesa de que quiere negociar. “Si el país está de verdad en una condición financiera que no puede pagar todas sus obligaciones, ¿qué hace alguien de buena fe? Viene a los tribunales a negociar“, dijo Griesa el viernes ante los abogados de ambas partes.
Por lo pronto, el Gobierno espera que la presión internacional haga mella en la Corte Suprema y ésta dé aire a la Argentina.