Las tendencias del narcotráfico global están cambiando, tanto en la oferta como en la demanda. La producción casi se ha duplicado en Colombia. En Estados Unidos, el primer mercado mundial, el consumo ha repuntado por primera vez en la última década.
«Hay señales preocupantes que muestran que el consumo y la oferta de cocaína en Estados Unidos están aumentando por primera vez en casi una década». Así se recoge en el Informe sobre la Estrategia para el Control Internacional de Estupefacientes presentado el pasado día primero de marzo por el Departamento de Estado en el Congreso de los Estados Unidos. El mismo informe alude al incremento del cultivo de hoja de coca en Colombia que casi se duplicó en el periodo 2015-2016, según datos de Naciones Unidas, y apunta que «esta alza de la producción puede tener efectos en Estados Unidos.
En los dominios de Donald Trump, el número de nuevos consumidores ya suponen un 61 % del total. Entre 2013 y 2015 las muertes por sobredosis de cocaína se incrementaron un 55%, según datos de la Encuesta Nacional del Uso de Drogas y la Salud.
Este informe del Departamento de Estado refuerza los indicios de un drástico incremento en la cantidad de cocaína que circula en el mundo. La producción global, según los datos estimativos que recogen los informes de Naciones Unidas, oscila entre 646 y las 943 toneladas anuales, mientras que las de EE.UU ya la cifraban en 1.130 toneladas en 2015. Señala que, solo por las fronteras de Guatemala, pasan unas 1.000 toneladas de cocaína al año, la mayoría para Estados Unidos. A esa cantidad hay que sumarle la producción destinada al resto de los mercados, especialmente el europeo, que también registra una recuperación de la demanda.
Oferta en alza
Todo apunta a que la oferta va a seguir creciendo porque según fuentes consultadas por el diario colombiano El Tiempo, la producción de hoja de coca total en Colombia durante el pasado año puede rondar la cifra récord de 200.000 hectáreas que permitirían elaborar unas 1.360 toneladas de cocaína. Las cifras oficiales con datos de 2015 recogen solo la existencia de 159.377 hectáreas de cultivo, con un incremento de algo más de un 42 % y una producción de 420 toneladas de cocaína, frente a 250 del año anterior.
Según datos del gobierno estadounidense, publicados recientemente por el digital InSight Crime, el departamento de Norte de Santander concentra en la actualidad la mayor parte de los cultivos de coca en Colombia, con unas 30.500 hectáreas de cultivos ilícitos. Estos se concentran en la subregión del Catatumbo que registró un aumento del 84,9 % desde 2014, cuando estaba en segundo lugar por debajo de Nariño con una superficie de cultivo estimada de 16.500 hectáreas. Ese volumen de cultivos le permite elaborar unas 47 toneladas de cocaína cada año.
Después del Norte de Santander, la mayoría de los cultivos de coca se encuentran en el departamento de Cauca al occidente del país, en los departamentos de Nariño y Putumayo al suroeste, así como en el departamento de Antioquia, al occidente.
Cauca registró el mayor incremento en los cultivos -un aumento de 116 %- seguido de Norte de Santander, Putumayo y el departamento de Guainía, al oriente del país.
Las únicas regiones en las que el cultivo de coca disminuyó en 2015 fueron el departamento de Arauca, en el que se redujeron en un 78 %, Santa Marta en el departamento de Magdalena, el área de Caldas y sur de Antioquia y los departamentos de Vichada y Guaviare.
El postconflicto
El hecho de que Norte de Santander se haya convertido en el principal cultivador de coca en el país que ocupa el primer lugar en producción de cocaína en el mundo no es casual. Son varias razones por las cuales el cultivo de coca aumentó en esta región del norte. En el año 2013 el gobierno suspendió la erradicación de coca tanto aérea como manual en el Catatumbo, tras las violentas protestas de los cocaleros locales, que se convirtieron en una huelga en toda la región. Los programas de sustitución de coca aún no se han implementado, según El Tiempo, lo cual le dejaba pocas alternativas a la población.
Sin embargo, la tendencia al alza se presentó antes de la suspensión de las fumigaciones. Según algunos expertos se puede atribuir, en parte a las FARC, que controlaban el 70 % de el Catatumbo, alentaron a los agricultores a sembrar más coca durante el proceso de paz con el gobierno, diciéndoles a los campesinos que más coca significa mayores oportunidades de tener acceso a programas sociales después de que se implementase el proceso de paz.
Pero en el Catatumbo, las FARC no eran los únicos con intereses en los cultivos de coca y el tráfico de drogas. Otros grupos armados, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el pequeño grupo de guerrilleros narcotraficantes surgidos del desmovilizado Ejército Popular de Liberación (EPL), y organizaciones narco-paramilitares que resultaron de las filas desmovilizadas de paramilitares contrainsurgentes, también tuvieron que ver en ese aumento de la producción. Todos estos grupos tienen intereses en el tráfico de drogas y buscan capitalizarse con el aumento de la coca.
También pueden tratar de sacar provecho de la desmovilización de las FARC, mediante el aumento de su propio control sobre esta región estratégicamente ubicada. Además de ser la región que más coca produce, el Catatumbo comparte fronteras con Venezuela. Eso significa un fácil acceso a gasolina abundante y barata ?un precursor para la producción de cocaína? y acceso a las rutas de tráfico en una nación de tránsito, clave para el transporte de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.
Los observadores de derechos humanos han sugerido que tanto los grupos criminales establecidos, como los recién llegados a la zona, están tratando de consolidar el control territorial del Catatumbo y van a alimentar la violencia durante el posconflicto.
El departamento de Antioquia también merece atención especial, ya que el cultivo de la coca en la región se disparó un 95 % en 2014 y sigue creciendo a un ritmo acelerado, a pesar de una tendencia a la baja en años anteriores.
El aumento en los cultivos de coca en Antioquia está estrechamente vinculado a una disminución de la minería ilegal de oro en la subregión del Bajo Cauca, donde muchos mineros están cambiando la minería del oro, cuyos beneficios están disminuyendo mientras los riesgos aumentan, por los cultivos de coca. Dado que ambas actividades pueden generar grandes ganancias, Antioquia será otro territorio clave para el hampa durante el posconflicto.
Otras áreas tradicionalmente cocaleras, como Putumayo y Nariño, donde los cultivos de coca aumentaron 152 % en 2014, según cifras del gobierno estadounidense, también se considera que serán claves en el nuevo escenario del posconflicto. Las FARC venían ejerciendo un fuerte control territorial en la región, y habrá que ver si ceden el poder a otros actores armados o a oponerse al proceso de desmovilización, aferrándose a sus economías criminales.