La norma facilita el acceso a la ciudadanía india a refugiados de países limítrofes que no sean musulmanes.
La ley de ciudadanía desató un fuerte conflicto en la India que avanza en las calles. Tras una serie de protestas en rechazo a la norma, impulsadas principalmente por estudiantes, seis personas murieron y crece la tensión contra el gobierno de Narendra Modi por la medida, considerada antimusulmana.
Esta ley, aprobada la semana pasada, facilita el acceso a la ciudadanía india a refugiados de Afganistán, Bangladesh y Paquistán, siempre y cuando se cumpla con la condición de que no sean musulmanes.
La norma encendió la furia de los opositores, que la consideraron una voluntad del poder nacionalista hindú de marginar a la población musulmana en el país, que alcanza los 1300 millones de habitantes.
La semana pasada se gestó el movimiento opositor en el noreste de la India. Las protestas contra la ley de ciudadanía se contagiaron en grupos de estudiantes universitarios de los campus de toda la India y las manifestaciones se replicaron en Bombay, Calcuta y Bangalore, mientras en el noreste del país se confirmaron seis muertos en protestas similares en el estado de Assam.
A los cuatro muertos confirmados por las autoridades en los últimos días en Gawahati, la capital de Assam, se sumaron dos más: un chofer de camión que murió por las heridas sufridas en los primeros enfrentamientos y un manifestante muerto por balas policiales el pasado 12 de diciembre.
Protestas universitarias
Anteanoche, se llevaron a cabo marchas en rechazo a la ley en varios campus en todo el país y las protestas se repitieron en Chennai, Bangalore y Lucknow. En esta última ciudad, cientos de estudiantes musulmanes lanzaron piedras contra la policía que se protegía detrás de una pared.
En una de esas marchas, manifestantes y agentes de la policía se enfrentaron en la universidad de Jamia Millia Islamia de Nueva Delhi y dejaron 200 heridos, principalmente alumnos, según dijeron en la institución educativa. Sin embargo, la policía de Delhi estimó que resultaron heridos 39 estudiantes y 30 policías, de los cuales uno se encuentra grave.
Durante el enfrentamiento, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos y los manifestantes están acusados de incendiar cuatro autobuses y dos vehículos policiales. En tanto, ese día hubo alrededor de 50 detenidos que fueron liberados al día siguiente.
Modi expresó su descontento a través de su cuenta de Twitter, al denunciar “grupos con intereses ocultos” que buscan sembrar la “división” dentro de su país.
Además, el primer ministro defendió que la nueva ley refleja “la cultura multisecular de aceptación, armonía, compasión y fraternidad de la India”.
En coincidencia, los miembros del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata, al que pertenece el primer ministro, respaldaron a Narendra Modi y denunciaron que las protestas forman parte de una maniobra ejecutada por los partidos de la oposición.
El gobierno de Modi consideró que la ley de ciudadanía aprobada la semana pasada por el Parlamento dará cobijo a hindúes y otras minorías religiosas en países musulmanes como Bangladesh, Paquistán y Afganistán. Sin embargo, los opositores a la ley sostienen que la normativa condiciona por primera vez la aprobación de la ciudadanía india a partir de motivos religiosos, por lo que va en contra de la constitución laica del país.
En este escenario, organizaciones de defensa de los derechos humanos y un partido político musulmán presentaron un recurso contra la ley ante la Corte Suprema, en el que argumentaron que la norma es anticonstitucional y contraria a las tradiciones seculares indias.