El aspirante demócrata no retira su candidatura pero trabajará con Hillary Clinton “para derrotar a Donald Trump”
Bernie Sanders seguirá luchando. El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos no abandona la carrera y reitera que llevará sus propuestas hasta la Convención Nacional Demócrata y que trabajará “para derrotar a Donald Trump”. Sanders carece de opciones de lograr la nominación durante la reunión que se celebra este verano en Filadelfia, pero insiste en que defenderá allí los valores de su campaña “para transformar” el Partido Demócrata.
“Las elecciones van y vienen, pero las revoluciones sociales y políticas que quieren transformar nuestra sociedad no terminan nunca”, declaró el senador en un mensaje dirigido a sus seguidores y que llevaba el lema de su campaña: “la revolución continúa”. Sanders comparó el movimiento ciudadano que ha sostenido su reto ante Hillary Clinton con el de la lucha por los derechos civiles, la igualdad de derechos de las mujeres o de la comunidad LGBT.
El senador de Vermont explicó las tres vertientes que adoptará su “revolución” en el futuro. La primera es “asegurarnos de que derrotamos a Donald Trump”. Sanders defendió ante sus seguidores que Estados Unidos “no puede tener un candidato” de un partido mayoritario que hace del racismo “el eje de su campaña”. “Estados Unidos no puede tener un presidente que insulta a los inmigrantes y a las mujeres”, reiteró.
La segunda es revolucionar su partido. “Espero trabajar pronto con Clinton en las próximas semanas para asegurarme de que el Partido Demócrata aprueba la agenda política más progresista de su historia y que los demócratas realmente luchan por ella”.
Y la tercera es que los votantes de Sanders tomen el relevo y consideren su participación en la política local y estatal para impedir que sigan en manos de la derecha conservadora. “Derrotar a Trump no puede ser nuestro único objetivo”, declaró.
La presión para que Sanders abandone la carrera por la nominación se ha intensificado en las dos últimas semanas, desde el momento en que Clinton logró la victoria matemática sobre él. En este plazo de tiempo, el senador de Vermont no ha concedido la derrota ni ha dado su respaldo a la ex secretaria de Estado, que ya cuenta con el apoyo formal del presidente Barack Obama, el vicepresidente Joe Biden y la senadora Elizabeth Warren.
La campaña de Sanders ha desafiado todas las expectativas a lo largo del último año. Sus propuestas progresistas obligaron a Clinton a virar más a la izquierda de lo esperado y, como aseguró en su mensaje, ha puesto en el centro de la campaña la desigualdad, la pobreza o la financiación electoral, temas desbancados en ediciones anteriores por la política exterior o las medidas de impuestos.
El senador detalló este jueves los argumentos por que su campaña “no es tan radical” y por qué quiere mantener su apuesta hasta el mes de julio: más de 12 millones de votos, más de un millón y medio de asistentes a sus mítines y más de ocho millones de contribuciones a su campaña por una media de 27 dólares cada una. Es superior a lo logrado por cualquier otra apuesta electoral en la historia de EE UU.
Y la clave está en la edad de los votantes detrás de este movimiento. “Hemos ganado el respaldo de las personas menores de 45 años en todos los Estados”, dijo Sanders. “Ellos son el futuro de este país. Ellos son el futuro del Partido Demócrata”. En su nombre, el político demócrata quiere obtener garantías de parte de Clinton para que ella defienda en las presidenciales algunas de las políticas defendidas por Sanders.
A pesar de que la candidata demócrata logró 34 victorias en las primarias del Partido Demócrata y le superó en más de 3,7 millones de votos, los argumentos del senador tienen la fuerza equivalente a los 12 millones de ciudadanos que votaron por él. Este jueves se mostró decidido a defender en la Convención Nacional del partido la reforma de la ley electoral para impedir la influencia de las grandes fortunas, nuevas restricciones a Wall Street, más ayudas sociales públicas, un plan para reducir la pobreza infantil y la desigualdad, la regulación de las armas o la reforma del sistema de inmigración.
La estrategia de Sanders es inusual. El proceso de primarias termina tradicionalmente cuando uno de los candidatos supera la mitad de delegados necesarios para garantizar la nominación. Clinton lo logró hace dos semanas y cuenta además con casi 600 superdelegados —por 48 de Sanders— que han declarado su preferencia por la candidata y votarán presumiblemente por ella en la reunión del partido que se celebra en julio en Filadelfia.