Durante un año, un ciudadano alemán había pasado de médico en médico, en busca de una solución a su problema de salud. Ninguno lo había podido diagnosticar con exactitud, hasta que un médico se dio cuenta que su diagnóstico coincide con el de un personaje de un episodio de la serie House.
Cuando tenía 54 años, un hombre de Alemania comenzó a sentirse mal de a poco. Empezó a perder oído y también la visión. Tuvo fiebre durante un tiempo sin que se le encontrara ninguna infección. Nadie sabía qué le pasaba.
Le diagnosticaron un mal funcionamiento de la glándula tiroides, también una inflamación del esófago causada por ácidos procedentes del estómago. En mayo del 2012, un año después del inicio de los síntomas, ingresó en el hospital Universitario de Marburgo, Alemania, con una grave insuficiencia cardíaca. Además ya estaba casi ciego y sordo.
Según la revista médica The Lancet, tenía una fracción de eyección del 25%, lo que significa que su corazón tenía tan poca fuerza que sólo conseguía bombear en cada latido una cuarta parte de la sangre que le había entrado. Para que una fracción de eyección sea considerada normal, debe ser superior al 55%.
Los médicos del hospital Universitario de Marburgo pensaron que podía tener una enfermedad coronaria, ya que es la causa más común de insuficiencia cardiaca. Pero sus arterias coronarias estaban en buen estado.
Fue entonces cuando Juergen Schaefer, director del Centro de Enfermedades No Diagnosticadas del hospital, recordó un episodio de la serie House. Concretamente, el episodio Médico de familia, de la temporada 7, en el que una mujer tiene un problema de corazón y varios síntomas aparentemente inconexos. En la serie, el doctor House llega a la conclusión de que la mujer sufre una intoxicación por cobalto debida a una prótesis de cadera defectuosa.
El paciente también tenía una prótesis de cadera metálica hecha con cobalto. Se la habían implantado en noviembre del 2010, medio año antes del inicio de los síntomas, para sustituir otra prótesis que se le había estropeado por un accidente.
El paciente tenía ganglios inflamados en la zona de la cadera izquierda y en el tórax, algo a lo que no se había dado excesiva importancia en el contexto de sus muchos problemas de salud pero que indicaba que debía tener algún problema en la zona de la cadera.
Además, la prótesis de cobalto se le había implantado para sustituir una prótesis de cerámica, algo que “está totalmente contraindicado porque los restos de cerámica que queden en la articulación pueden dañar la pieza de cobalto”, ha declarado Schaefer.
Con una radiografía de la cadera y un análisis de sangre, los médicos confirmaron que la nueva prótesis estaba dañada y que el nivel de cobalto en la sangre multiplicaba por mil el nivel máximo recomendado. De esta manera se sustituyó el implante por una nueva prótesis de cerámica.
Las ocasiones de aplicar las enseñanzas de House en la práctica diaria del hospital son excepcionales, admite Schaefer. Además, “también hubiéramos diagnosticado al paciente sin la ayuda del doctor House”. Pero reconoce que probablemente no hubieran identificado el problema tan rápido.
El caso, concluye Schaefer, “debe servir para concienciar sobre los riesgos de las prótesis metálicas si se utilizan para sustituir prótesis de cerámica”.