La directora de la Escuela Oral de Mar del Plata, Ana Clara Cardozo, se refirió esta mañana a los saldos adeudados por las obras sociales que les impiden trabajar adecuadamente. “De las 21 obras sociales, solo hay 4 que están al día. Eso no nos permite dar la educación como debiéramos”, destacó en la 99.9.
La Escuela Oral de Mar del Plata debió acudir a los medios locales para dejar al descubierto una grave situación y encontrar respuestas: la falta de pago de las obras sociales no les permitía tener una condición mínima para dictar clases.
La directora de la escuela, Ana Clara Cardozo, habló esta mañana en la 99.9 y explicó que, aunque consiguieron el dinero para pagar los sueldos de este mes, lejos están de tener una solución definitiva: “nunca nos dieron el aporte estatal. Ahora estamos gestionándolo, creemos que será viable pero no sabemos en cuánto tiempo. Cuando abrimos la escuela, indicamos que el Estado debería estar presente porque es un servicio que debería brindar justamente el Estado, que está ausente. Sería importante que se hiciera presente con el pago de los sueldos docentes”.
A pesar de haber conseguido algo, el conflicto con las obras sociales sigue sin resolverse. Y es muy probable que no se regularice en los próximos meses, por lo que se trata de pan para hoy y hambre para mañana. “Nuestro gran problema son las obras sociales, que de forma sistemática no pagan cuando están obligadas a hacerlo por ley. La situación no ha mejorado, se han saldado deudas solamente. Esto va a mejorar y la escuela tendrá solvencia cuando las 21 obras sociales de los 21 alumnos que tenemos paguen mes a mes en tiempo y forma. Ahora sabemos que los sueldos docentes del mes de julio se pagaron, pero una escuela no puede tener esta complicación económica cada mes. La gente se acostumbra a este sistema, pero no debería ser así”, indicó Cardozo.
La Escuela Oral de Mar del Plata atraviesa una situación que, lamentablemente, no es nueva, sino que forma parte de las circunstancias comunes de todas las instituciones en la Provincia de Buenos Aires. El Estado no paga, y eso genera una cadena que termina desabasteciendo todo. “Siempre nos dijeron que nosotros no teníamos cabeza empresarial. Lo único que vemos es que los chicos sordos no tienen una educación adecuada ni un abordaje al respecto. Lo único que nos interesó es brindarles un buen servicio a estos chicos, que tienen que convivir con esto el resto de su vida. Hemos encarado mal la situación porque no logramos la solvencia económica de la institución”, admitió la docente.
Lo cierto es que necesitan el dinero que las obras sociales deben pagar para poder seguir trabajando: “de las 21 obras sociales, solo hay 4 que están al día. Eso no nos permite dar la educación como debiéramos”.