Científicos suecos han creado un hidrogel que se aplica en las heridas y que es capaz de luchar contra todo tipo de bacterias, incluidas las resistentes a los antibióticos.
Un grupo de científicos de la Universidad de Chalmers ha creado un nuevo hidrogel que se aplica con una tirita y tiene gran efectividad en el tratamiento de infecciones bacterianas en las heridas. Este descubrimiento abre la puerta a un nuevo tipo de fármaco que se puede aplicar incluso si las bacterias han desarrollado resistencia a los antibióticos.
La resistencia a los antibióticos es uno de los mayores problemas sanitarios a los que nos enfrentamos en la actualidad. La Organización Mundial de la Salud afirma que cada vez es mayor el número de infecciones que se resisten a los antibióticos y esto hace que se prolonguen las estancias hospitalarias, incrementa los costes médicos y aumenta la mortalidad.
Según Martin Andersson, líder de la investigación y profesor del departamento de Química e Ingeniería Química de la Universidad Tecnológica de Chalmers: “tras probar nuestro nuevo hidrogel en diferentes tipos de bacterias, observamos un alto nivel de eficacia, incluso contra las que se han vuelto resistentes a los antibióticos”
El equipo ha diseñado este nuevo medicamento inspirándose en nuestro propio sistema inmunológico. En concreto, en un grupo de proteínas llamado péptidos antimicrobianos que hemos conservado en nuestro cuerpo como respuesta inmune innata en los distintos procesos evolutivos.
“Con este tipo de péptidos, el riesgo de que las bacterias desarrollen resistencia contra ellos es muy bajo, ya que solo afectan a la membrana más externa de las bacterias. Esa es quizá la razón principal por la que es tan interesante trabajar con ellos”, afirma el profesor Andersson.
En el pasado se ha intentado sin éxito encontrar formas de utilizar estos péptidos en aplicaciones médicas. El problema, aseguran los investigadores, es que cuando entran en contacto con fluidos corporales como la sangre se descomponen rápidamente. La investigación del equipo sueco ha podido sortear este problema protegiendo estos componentes dentro de un hidrogel.
“El material es muy prometedor. Es inofensivo para las células del propio cuerpo y suave para la piel. En nuestras mediciones, el efecto protector del hidrogel sobre los péptidos antimicrobianos es claro: los péptidos se degradan mucho más lentamente cuando están unidos a él”, afirma Edvin Blomstrand, estudiante de doctorado del departamento de Química e Ingeniería Química de Chalmers, y uno de los principales autores del artículo.
El estudio se ha publicado en la revista ‘ACS Biomaterials’ Science & Engineering y el hidrogel saldrá al mercado de la mano de Amferia, una empresa creada por los propios investigadores que también está estudiando su aplicación como spray.
La carrera por sacar los péptidos al mercado
Según los investigadores, este nuevo material es el primer dispositivo médico que utiliza con éxito péptidos antimicrobianos de forma clínica y comercialmente viable. Aunque hay otros que están en fase de desarrollo ahora mismo.
Otro grupo de investigadores suizo, esta vez del instituto de investigación Empa, ha creado un apósito experimental con una fina membrana hecha principalmente de fibras de celulosa de origen vegetal. Según los investigadores suizos, cada una de estas fibras tiene menos de un micrómetro –una millonésima parte de un metro– de diámetro.
El equipo dirigido por la investigadora de Empa Katharina Maniura, del laboratorio de Biointerfaces de St. Gallen publicó sus resultados en la revista Advanced Healthcare Materials.
Los investigadores demostraron que las células de la piel humana toleran bien las membranas que contienen péptidos, pero son letales para bacterias como los estafilococos, que suelen encontrarse en heridas que no cicatrizan bien.
En el futuro, estas membranas antimicrobianas se podrán dotar de más funciones. “Los péptidos podrían, por ejemplo, tener nuevas funciones con puntos de unión que permitan la liberación controlada de otras sustancias terapéuticas”, dice Maniura.
Aunque no sabemos cuál de los fármacos saldrá primero al mercado, la guerra está servida. Lo que está claro es que no pasará mucho tiempo antes de que tengamos a nuestra disposición en la farmacia este tipo de tratamientos.