El portento argentino regresa hoy a una semifinal de Grand Slam tras cuatro años de ausencia. Es el último escollo de Nadal para llegar a la final en Nueva York.
Se escapa un «oh» de los graderíos del US Open cada vez que Juan Martín del Potro descarga su derechazo, que es como ver un documental de La2: un animal salvaje. El tenista argentino se enfrenta hoy a Rafael Nadal por un puesto en la final del torneo de Nueva York y evitar ese golpe será el mayor obstáculo para el mallorquín. «Si le dejas pegar con la derecha, estás muerto», advirtió Nadal tras ganar en cuartos el pasado miércoles.
Del Potro, como diría la canción, ha vuelto a volver. El gigante de Tandil tenía las condiciones para haberse sumado al grupo de dominadores del tenis mundial en la última década, con Federer, Nadal o Djokovic. Más rápido de lo que aparenta su cuerpo desgarbado, con un saque contundente desde sus 1,98 metros de altura y versátil tanto desde el fondo como en la red. Su talón de Aquiles es el revés. No tanto porque sea un mal golpe, sino porque es la fuente de las lesiones que han lastrado su carrera. Ese golpe a dos manos está detrás de las constantes lesiones de muñeca que ha sufrido y que le hicieron incluso pensar en la retirada. Poco después de sorprender al mundo en esta misma pista neoyorquina en 2009, en una final histórica a cinco sets contra Roger Federer (del que también se deshizo este miércoles en cuartos de final), ya tuvo que ser operado de la muñeca. Volvió con fuerza en 2011, ganó el bronce en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 y al año siguiente ya estaba entre los cinco mejores del mundo otra vez. Pero en 2014 y 2015 volvieron los problemas en la muñeca, donde tuvo que ser operado otras tres veces. Pero el año pasado sorprendió en los Juegos de Río de Janeiro -ganó la plata- y en este US Open ha vuelto a dar un paso adelante. A imagen de su carrera, ha estado a punto de caer varias veces en el torneo pero, de alguna manera, se ha mantenido en pie: levantó dos sets en contra disminuido por una gripe contra Thiem en octavos y salvó cuatro bolas de set con Federer en la tercera manga que hubieran puesto su pase a semis contra las cuerdas. A Nadal lo vapuleó en las semifinales de 2009. Esta noche se verá si la historia es distinta.