La norma fue aprobada hace unos meses en las dos cámaras legislativas del estado sureño, controladas por los republicanos.
A partir del próximo curso, los estudiantes de la Universidad de Texas podrán llevar armas a clase junto con sus ordenadores o libretas de apuntes, según ha anunciado este jueves el presidente de la institución tras meses de controversia. «No creo que las armas pertenezcan a la Universidad, tomar esta decisión ha sido el mayor desafío de mi vida», ha afirmado Greg Fenves, quien también ha anunciado que la medida no se aplicará en residencias estudiantiles, eventos deportivos ni laboratorios.
La norma, a la que Fenves y la mayor parte de la comunidad universitaria se oponen, fue aprobada hace unos meses en las dos cámaras legislativas de Texas, controladas por los republicanos, dentro de un paquete de medidas desreguladoras que también incluyen el libre porte de armas en la vía pública.
La Universidad de Texas, una de las más grandes —50.000 estudiantes— y prestigiosas del país, está obligada a implementar la norma, mientras que las instituciones privadas pueden elegir si hacerlo, y en su mayoría ya lo han rechazado.
A la norma también se opone el rector de la Universidad, William McRaven, un exmilitar que comandó la operación en la que murió Osama Bin Laden. «Las armas no tienen lugar en una institución de enseñanza superior cuya misión investigativa y educativa se basa en el debate y la libertad de expresión», dijo McRaven.
El único Nobel que la Universidad de Texas tiene en plantilla, Steven Weinberg (Física, 1979), ya señaló que prohibirá la entrada a sus clases a estudiantes armados, por su propia seguridad y la del resto de alumnos. Con Weinberg, centenares de profesores y miles de estudiantes han mostrado su oposición a esta norma.
Los partidarios, por su parte, grupos activistas ajenos a la comunidad universitaria, argumentan que la medida puede salvar vidas ya que un estudiante armado podría prevenir un tiroteo. Irónicamente, la nueva normativa entrará en vigor en el 50 aniversario del día más triste de la historia de la Universidad: una matanza protagonizada por un estudiante que dejó 14 muertos y una treintena de heridos en el campus de Austin.