Cuando la popular asesina en serie, conocida como la “viuda negra” de Japón, admitió haber matado a su marido por dinero, le dijo a un tribunal que se reiría ante una sentencia de muerte.
“Incluso si me ejecutaran mañana moriría sonriendo”, confesó Chisako Kakehi a los jueces durante una vista celebrada en julio, según información publicada por la AFP.
Sus palabras han sido puestas a prueba.
Hace unos días, el Tribunal de Distrito de Kioto condenó a muerte a la mujer de 70 años por los asesinatos de su marido y otras dos parejas, así como el intento de asesinato de otro hombre, lo que podría ser el telón de un caso de alto perfil que atrajo el interés de todo Japón y captó los titulares de la prensa internacional. Su nombre y su rostro se han convertido en sinónimos de la venenosa araña “viuda negra” que mata a sus parejas.
En esos casos, los fiscales dijeron que Kakeshi engañó a sus amantes para que bebieran cianuro, convenciéndoles de que era un cóctel saludable para tener riqueza y seguridad, tal y como informó el Japan Times. Kakehi planeó meticulosamente los asesinatos y preparó los documentos necesarios para garantizar que los hombres la designaran como beneficiaria, tal y como señalaron los fiscales, calificando ese caso como “un crimen atroz impulsado por la codicia del dinero”.
Todos los hombres tenían más de 70 años y todos eran ricos: incluso conoció a algunos de ellos a través de sitios de citas dirigidos específicamente a hombres ricos, según el testimonio. En el transcurso de 10 años, Kakehi heredó USD 8.8 millones en pagos de seguros, pero perdió la mayor parte mediante la negociación en el mercado bursátil.
Fue arrestada en 2014, después de que su cuarto marido Isao Kakehi, de 75 años, fuera encontrado muerto en su casa cerca de Kyoto, en diciembre de 2013, después de un mes de casados. Los tres maridos anteriores también murieron, pero ella no ha enfrentado cargos en relación a sus muertes, según datos proporcionados por la BBC.
En las etapas iniciales, Kakehi permaneció en silencio. Sus abogados negaron todos los cargos en su contra y mantuvieron su inocencia.
Pero luego, en julio, sorprendió a un tribunal al admitir haber asesinado a su cuarto marido, según el periódico Mainichi. Cuando los fiscales le preguntaron si ella había matado a su esposo envenenándolo, ella respondió que no había “ningún error”.
Cuando se le preguntó si estaba al tanto de las posibles repercusiones de su admisión, Kakehi respondió que “sí”. Ella dijo que su esposo la trató injustamente en lo que respecta a las finanzas, y le dio más dinero a una mujer con la que había salido anteriormente. “Me enojé”, confesó, según informaciones recogidas por Mainichi.
Más tarde, ella se retractó diciendo que no recordaba haber admitido el asesinato.
Los abogados de Kakehi dijeron que ella era inocente ya que no había pruebas físicas y argumentaron que no podía ser procesada porque había comenzado a mostrar síntomas de demencia en el momento de los asesinatos, según el Japan Times.
Pero el juez Ayako Nakagawa dictaminó que la sentencia de muerte estaba justificada. Sus abogados ya han presentado una apelación. Su ejecución podría tardar mucho en llegar, si es que la sentencia se mantiene. Los fiscales calificaron sus acciones de “astutas y despreciables”.
Sin embargo, después de recibir la sentencia de muerte, Kakehi simplemente parpadeó, sin mostrar expresión en su rostro.
“¿Debo decir algo?”, expresó.