El 13% de la población urbana del país vive en casas precarias.
El problema de las viviendas precarias persiste y no mejora. Actualmente afecta al 11% de los hogares urbanos de nuestro país, lo que equivale al 13% de la población. Y si se examina la situación de los hogares sin baño, retrete o descarga mecánica de agua, ocurre lo mismo: afecta al 8,7% de las familias y al 9,3% de la población.
“En la Argentina, el acceso a una vivienda digna constituye una problemática estructural que durante las últimas décadas no ha recibido una solución efectiva. Dos de las consecuencias inmediatamente observables del estancamiento en la posibilidad de acceder a una vivienda digna han sido la casi inmovilidad de las tasas de propiedad, alquiler y tenencia irregular durante las últimas cuatro décadas. Y el crecimiento y expansión de las urbanizaciones informales como villas y asentamientos precarios, donde actualmente habita cerca del 5% de la población del país”, señala el informe de la UCA.
Y hace hincapié en la dificultad para modificar este escenario estructural a causa de, por ejemplo, el atraso en la edificación de viviendas sociales, la inaccesibilidad al crédito hipotecario (que lleva a los estratos medios a saturar el mercado del alquiler), la falta de inversión y planificación pública principalmente en las zonas más pobres y los grandes desequilibrios regionales. Como consecuencia de este último factor, algunas ciudades y provincias expulsen población y otras las atraen sin posibilidad de dar respuesta urbana y habitacional a los nuevos habitantes.
El informe examina cinco indicadores que reflejan el déficit de acceso a la vivienda por parte de las familias urbanas: la tenencia irregular (12,4% de los hogares), la precariedad material (11%), la ausencia de baño o inodoro, o presencia de retrete sin descarga mecánica de agua (8,7% de las familias), el hacinamiento (3 o más personas por cuarto, que afecta al 7% de los hogares) y el temor a perder la vivienda (7,1%).