El proyecto Tronador II es un prototipo fabricado en el país que será testeado este mes. El “bicho”, como identifican los científicos al vehículo experimental, llevará al espacio aparatos que brindarán datos para el agro y la pesca.
Malas noticias. Avisan que está lloviendo y “debemos guardar el “bicho”. A la vera de la ruta provincial 36, esa que antes contenía a la familias en su hoja de ruta a la Costa Atlántica asoma un pueblo casi olvidado: Las Pipinas.
Un cartel del “Más Cerca, Más Municipio” es la señal de alerta para bajar la velocidad y girar a la derecha, por la calle 9. Donde termina el pueblo aparece Corcemar, el Centro de Control de Lanzamiento del Tronador II, un ambicioso proyecto encarado por el Gobierno nacional.
Si el plan tiene suceso, la Argentina pasará a tener su propia plataforma de lanzamiento de cohetes para transportar satélites al espacio bajo la consigna de “arquitectura segmentada”, es decir aparatos por debajo de los 250 kilos en lugar de los de 3000.
Con un presupuesto de 2000 millones de pesos para los próximos tres años, el proyecto de Cohete Tronador II está más cerca de convertir en realidad el sueño de los científicos y permitirá tener a estos satélites “dedicados” a proporcionar información sobre la tierra, salinidad, plagas y clima.
El Ministerio de Planificación Federal, a cargo de Julio De Vido, lo explica así: “El disparador permitirá el lanzamiento de satélites que brindarán información aplicable en agricultura, pesca, hidrología, gestión de emergencias y planificación territorial, entre otras” y “ubicará al país entre los 11 del mundo con tecnología para transportar satélites”.
Efectivamente, “el bicho”, como denominan los científicos al Cohete Tronador II, ha sido guardado debido a la lluvia. Los visitantes, entre ellos Infobae, son parte de una caravana por camino de conchilla hasta una inmensa carpa donde reposa el aparato.
“No!…el motor, no!!!“, exclama alterado el pacífico doctor Conrado Varotto, director ejecutivo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Y señala con su dedo índice a la parte posterior del cohete.
“Si un fulano quiere información de algo, en tres o cuatro meses se podrá avanzar con el plan”, cuenta el doctor en física, nacido en Italia pero “tremendamente enamorado de la Argentina”.
Varotto comenta la idea de la “arquitectura segmentada”, donde en lugar de tener un satélite de alto desarrollo que permite tener información de varias áreas con el cambio de paneles, la modalidad propuesta por la Argentina será que estos aparatos trabajen de manera “dedicada”.
El “VEX1” (Vehículo Experimental) mide 14,5 metros, pesa casi 3 toneladas y alcanzará una velocidad superior a los 800 kilómetros. El artefacto formará parte de un paquete que podría incluir hasta 6, ya que son experimentales y deben llegar a la perfección.
El viento castiga en la zona y los sensores recomiendan no mover el trailer con el proyecto Tronador II.
En los próximas semanas, cuando se realice la prueba, el objetivo será testear el sistema de navegación del aparato, guiado y control, después definir si mudarán el cohete y la planta de lanzamiento a Bahía Blanca, donde está la base aeronaval.
“Para nosotros es fundamental, creemos que habrá un antes y un después en nuestro municipio”, apuntó el jefe comunal Hernán Yzurieta. El dirigente manifestó que con el centro de control de lanzamiento (incluye oficinas en Corcemar) incentivará a la población para tener más trabajo y que los jóvenes estudien.
Varotto explicó que si bien el lanzamiento -por cuestiones técnicas- se realizará en Bahía Blanca, el emprendimiento “a Punta Indio vino para quedarse”. Además garantizó: “Los ambientalistas que se queden tranquilos, que lo hacemos con la mayor responsabilidad”.
“No tenemos expectativas altas, los primeros tests siempre son prueba y error”, comenta el científico; por tal motivo, los “VEXs” llegarían hasta 6.
Desde el proyecto “Cóndor”, de características militares para uso de defensa y que luego fue desmantelado, el país no se había propuesto un plan de desarrollo espacial.
La Presidente Cristina Kirchner le dio impulso e incluso se encuentra para su firma el nuevo programa con otros proyectos.
En junio de 2010, la Argentina puso en órbita el satélite desarrollado en la estatal INVAP por más de 200 científicos pero de la mano de la NASA. El “Aquarius” viajó desde California en el cohete Delta II de casi 40 metros de altura y toma información sobre los océanos.
Los motores del vehículo fueron diseñados en la planta CONAE de Córdoba y trasladados hasta esta ciudad que vieron modificada su rutina a partir de la llegada del emprendimiento.
Lucía, en la estación de servicio del pueblo, alienta expectativas para su negocio: “Espero que ahora venga más gente y que haya más trabajo“.
La pequeña empresaria aún tiene fresco el recuerdo de las familias que colmaban las Estancieras o Ford Falcon familiar camino a la Costa Atlántica. Y “Pipinas” era un punto obligado en la hoja de ruta para detenerse; la Autovía 2 redujo la afluencia de viajeros.
“¿Vamos a llegar a los diarios?”, pregunta un vendedor de artículos y fiambres regionales. Los habitantes están entusiasmados, tanto como los encargados del proyecto que prometen ser noticia nacional y ganarse la confianza internacional.