Esta mañana en la 99.9, el secretario general de la Asociación de Capitanes de Pesca, Jorge Frías, expresó la preocupación del sector por las adicciones a bordo de los buques. “Cuando el capitán toma la decisión, de acuerdo a la responsabilidad que le compete, la empresa suele tomar represalias”, indicó.
El secretario general de la Asociación de Capitanes de Pesca dialogó esta mañana con la 99.9 y se mostró preocupado por las situaciones de adicción que se dan a bordo de los barcos y que terminan perjudicando al capitán de la embarcación, que debe tomar decisiones.
Las drogas y el alcohol representan la misma amenaza: “en casos donde los capitanes deben llevar los buques a puerto, las empresas tienen un costo económico y son contrarias a que esto ocurra. Son tendientes a minimizarlo, para que se resuelva al final de la marea”, comentó Frías.
También, señaló que el problema no suele ser abordado en tierra, y eso complica aún más la situación: “hay otras situaciones con accidentes menores, algunas dudas ante algunas reacciones psicofísicas de las personas a bordo, y la actitud de la empresa es que el buque continúe en zona de pesca. Entonces, cuando el capitán toma una decisión, de acuerdo a la responsabilidad que le compete, la empresa suele tomar represalias”.
Recordando que se trata de un problema grave y de larga data, comentó: “la vida social de los trabajadores continúa a bordo, más en las mareas que son extensas, y la situación de estar alejados de sus hogares influye masivamente en lo que ocurre afuera. Las adicciones no solo hay que apuntarlas en la marihuana o la cocaína, sino también en el alcohol, que es algo histórico”.
Y enfatizó que “esto afecta a todo el espectro laboral, en un buque donde los límites están en la borda. Esto implica la seguridad de las maniobras, el manejo del buque y demás. Nos preocupa que se plantee la cuestión de minimizar el tema, no queremos buscar responsables ni diferenciar a unos de otros, pero a los capitanes los afecta porque no logran controlar las tripulaciones y cuando toman alguna decisión, los que deben abandonar el barco son los propios capitanes”.
Las adicciones a bordo son un problema grave que, lamentablemente, por histórico, suele naturalizarse: “empecé a embarcarme a los 17 años y ya existía, el alcoholismo forma parte de la idiosincrasia de aquellas épocas”, apuntó Frías.
Planteando la problemática como primer paso en la búsqueda de un abordaje, destacó que “esto se está agravando. Y si bien el primer factor le compete a la Prefectura, con los controles, hace falta una tarea social, facilitando herramientas para que los compañeros puedan encontrar una salida de manera optativa”.