Julio Bárbaro, referente del justicialismo, dialogó esta mañana con la 99.9. Indicó que la realidad argentina en materia política ha cambiado después de las elecciones primarias y puntualizó que “en las PASO se decidía un sistema: la democracia o el autoritarismo”. Además, agregó: “somos una sociedad que puede dar un Barenboim o un Papa, pero no un presidente del cual podamos sentirnos orgullosos”.
Cada vez que habla, deja algo. Se podrá coincidir o no con su pensamiento, pero siempre hay algo interesante para destacar en las declaraciones de Julio Bárbaro, referente del justicialismo. Esta mañana en la 99.9 se refirió a distintos temas y personajes, con conceptos muy interesantes.
Empezó analizando el aspecto político, nuevamente arremetiendo en contra del kirchnerismo y de la presidenta Cristina Fernández: “en las PASO no se elegía nada, pero se definía un sistema: la democracia o el autoritarismo. Si el Gobierno sacaba un 40%, el temor era el espejo de Venezuela. Mucha gente me paraba en la calle y me decía que iban a ganar de nuevo”. Sin embargo, los resultados dieron por tierra esos pronósticos y mostraron otra realidad: “ahora parece que pensar distinto es posible, porque un 70% pensamos así. Uno no tiene miedo de pensar distinto, fue un proceso muy duro porque mucha gente que uno respetaba mereció que le perdiéramos el respeto”.
Pero como se suele decir, los políticos no son más que un reflejo de la sociedad que los crea. En ese sentido, Bárbaro se lamentó de que no se tomen otros ejemplos: “somos una sociedad que puede dar un Barenboim o un Papa, pero no un presidente del cual podamos sentirnos orgullosos. Acá elegimos la viveza, y el vuelo de nuestro presidente es bajo. Habrá que enamorarse de la política. Las burocracias nunca generaron lealtades”.
Su relación con el Papa Francisco es particular. Incluso, el Pontífice se comunicó con él después de que publicara un escrito en el diario La Nación. Sobre Jorge Bergoglio, Bárbaro destacó que “el Papa reformula la humildad en lo testimonial, lo ideológico justificaba cualquier cosa. Los de izquierda vivían en Puerto Madero y nadie les pasaba factura. Estar con los humildes es serlo y es una actitud profunda. Esto es un cambio de paradigma, es el fin del materialismo en sus dos versiones: la liberal y la marxista”. Además, agregó que el primer Papa latinoamericano “impuso el respeto a los creyentes, parecía que el materialismo los aplastaba. Es como la caída del Muro, el Papa termina con la primacía del materialismo”.
Por último, se refirió a quien aparece hoy como el principal opositor político al gobierno de Cristina Fernández, Sergio Masssa: “no era mi candidato, pero sí mi verdugo preferido. En la Provincia la gente decidió alejarse del kirchnerismo en puntas de pie, a través de Massa. No voy a adherirme a Massa porque no me gusta el oportunismo, pero sí gana festejo su triunfo. Después de terminar con la concepción autoritaria, vamos a debatir la riqueza de la política en lo intelectual y global”.