Periodismo y Punto accedió a imágenes que muestran que el narco «Verdura» Rodríguez no participó del atentado contra José Luis Vila. Además, las irregularidades en torno al celular de Araque.
Podrida. Así nació la causa por espionaje ilegal que abrió el juez federal Federico Villena en Lomas de Zamora, a partir de la declaración de un narcotraficante que se autoincriminó y dijo, en una tercera indagatoria y sin acogerse a ningún tipo de beneficio, haber participado -a pedido de un agente de la AFI- del intento de atentado contra el ex funcionario cambiemita José Luis Vila en julio de 2018.
Es que, según pudo confirmar PeriodismoyPunto, Sergio «Verdura» Rodríguez nunca estuvo en el lugar de los hechos. Así lo prueban las imágenes de una cámara de seguridad ubicada en avenida Callao 1307, a escasos metros del edificio donde apareció el artefacto explosivo con el que supuestamente se buscó darle «un susto» a Vila, quien no sólo ya no vivía ahí sino que tampoco estaba en el país al momento de los acontecimientos.
Estos registros forman parte del expediente que lleva el juez federal Sebastián Ramos, donde se busca dilucidar lo ocurrido en la noche del viernes 6 de julio de 2018, y además ponen en duda que quien dejó el artefacto en avenida Callao 1219 haya sido un hombre. De hecho, semanas atrás, el magistrado pidió la nómina de espías imputadas en Lomas de Zamora para compararlas con la sospechosa. El resultado fue negativo.
Pero eso no es todo. El 9 de marzo pasado, cuando se autoincriminó ante el juez Villena, «Verdura» dijo que al momento de concretar «el favor» que supuestamente le había pedido el ex agente Facundo Melo vestía «un jean, zapatillas y una remera». «No tenía gorra ni nada. Me acuerdo que no hacía frío», detalló. Llamativo. Sobre todo, en función de que -más allá del género de la persona en cuestión- el 6 de julio de 2018 la temperatura máxima fue de 11 grados y a la persona sospechada de haber plantado el artefacto se la ve notoriamente abrigada.
No son las únicas particularidades del caso. Por ejemplo, tanto «Verdura» ante la Justicia como el propio José Luis Vila, ante la Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia, reconocieron que el artefacto no podía explotar. Se trataba de una barra de trotyl, dentro de una caja con aserrín, cuyo «fulminante» no estaba «introducido». «Estaba completamente establecido, pero no armado», resumió la víctima.
Según consta en el expediente del caso Vila, la Policía Federal determinó que el material explosivo utilizado corresponde a «un bloque de demolición militar» y fue fabricado por la empresa estadounidense Kankakee Ordenance Works. Mientras que, el FBI, que colaboró con la investigación y lo analizó, apuntó que dicha firma «dejó de existir en el año 1946». Por lo que se concluyó que «el explosivo es anterior a esa fecha».
En tanto, la forma en que Vila se enteró de la declaración del narco y actúa posteriormente, pidiendo una audiencia ante la Bicameral, recuerdan a la que termina empujando a Melo a presentar un hábeas corpus que es remitido a Lomas de Zamora y activa la causa. «Cuando a mí me dicen ‘hay un tipo, narco, que puso la bomba con su grupo y que está vinculado a la AFI’, yo pido la audiencia urgente», comentó el ex funcionario ante la CBI.
Por su parte, el ex agente Melo declaró en su primera indagatoria: «Tomo conocimiento de la formación de la presente causa donde me dicen que me habían armado una declaración con un narcotraficante y, en ese momento, me refieren que había sido por un tema de narcotráfico o de instigación a un homicidio. (…) esto me lo dijeron en una reunión donde estaba Araque, un abogado, el Dr. Llermanos y un periodista, Tomás Méndez, de C5N, siendo éste quien me avisa que me habían involucrado en la causa». La segunda será este viernes, aunque posiblemente guarde silencio.
En su último dictamen, la propia fiscal de la causa por espionaje que ahora lleva el juez Juan Pablo Augé, Cecilia Incardona, desligó a los imputados del caso Vila. Pues, si bien les atribuyó «una operación tendiente a desprestigiar su imagen política» sucedida «unos 4 meses antes» de la aparición de la barra de trotyl en el edificio de Barrio Norte, planteó que de la información recabada «no surge que ellos hayan tenido participación sobre ese hecho».
De esta manera, una de las dos patas que sostiene a esta causa empieza a crujir. Mientras que la otra, el celular del ex agente Leandro Araque, no se queda atrás. Como reveló PeriodismoyPunto, la cadena de custodia del aparato, que fue secuestrado en forma irregular durante un allanamiento por una causa donde el ex espía ni siquiera estaba imputado y pasó por dos juzgados antes de recaer en el de Villena, no se respetó. Apenas registraron marca, modelo y color: «Teléfono celular Samsung S7 color negro»
Esto derivó en cuatro pedidos del abogado defensor de Araque, Fernando Sicilia, para que el móvil sea peritado ante la sospecha de que pudo haber sido manipulado en el interín. El tercero fue presentado luego de que el juez Augé, a pedido de la fiscalía, ordenara un nuevo peritaje sobre los teléfonos de los imputados que no contemplaba al que hoy es la prueba más importante que tiene el expediente. El último, en la previa a la ronda de indagatorias que empieza este viernes. Su reclamo jamás fue atendido.