Sólo dos de los 15 candidatos republicanos a las elecciones presidenciales de 2016 han condenado el ataque de Colorado. Desde 1977 ha habido 187 incendios, se han puesto 47 bombas y han intentado asesinar a 17 personas en centros de planificación familiar.
“Quiérete. Protégete y cuídate”. Es el mensaje que da la bienvenida a las personas que acuden al centro Planned Parenthood de Brooklyn (Nueva York) nada más salir del ascensor. El siguiente saludo es de un guardia de seguridad, encargado de revisar bolsos y mochilas nada más pasar el detector de metales.
Con estas medidas de seguridades difícil de creer que al otro lado de la puerta esté la sala de espera un centro de salud y planificación familiar, donde la gente rellena formularios eternos con decenas de preguntas antes de pasar a consulta. Sin embargo, es el día a día de esta clínica que ofrece servicios de atención sanitaria -masculina y femenina-, orientación sexual, anticoncepción de emergencia, realiza pruebas de enfermedades venéreas y practica abortos.
Tras el tiroteo en una clínica de Planned Parenthood en Colorado Spring el pasado viernes, que causó 3 muertos, este lunes el centro contaba con más seguridad de la habitual. Una pareja de policías de la unidad antiterrorista estaba apostada en el portal del edificio siguiendo las medidas anunciadas por el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. “Vamos a tomar las precauciones debidas y a hacer todos lo posible para evitar que tragedias similares ocurran en nuestro estado” señaló el político en un comunicado.
Las medidas de seguridad no están de más. Hasta que cerró el pasado verano, la clínica de Planned Parenthood situada junto a la Casa Blanca, en Washington, tenía un ‘retén’ permanente de manifestantes pacíficos. El otro centro de esa organización sin ánimo de lucro en la capital estadounidense se encuentra en las afueras, en la ciudad de Silver Spring, del estado de Maryland. Ayer no había nadie frente al edificio de oficinas, acaso porque el día plomizo, frío y lluvioso, no invitaba a manifestarse. Pero eso no quiere decir que la clínica no haya habido incidentes en el pasado.
Las manifestaciones contra Planned Parenthood son tan habituales que hay hasta una página web con instrucciones acerca de cómo llevarla a cabo. “Es fácil. No tienes más que ponerte con unos amigos a la puerta y con unas pancartas. Basta con hacer una protesta silenciosa”, explicó este lunes por teléfono a EL MUNDO Theodore, una joven cristiana evangélica que ha participado en varias de estas protestas. “Lo importante no es ser agresivo. Se trata de despertar la conciencia de la gente que entra a practicar abortos”, concluía.
Pero no todos los opositores al aborto en EEUU son tan pacíficos como Theodore. Desde 1977 ha habido 187 incendios, se han puesto 47 bombas y han intentado asesinar a 17 personas de Planned Parenthood. En 2009, un médico que trabajaba para la organización fue asesinado.
Sólo dos de los 15 candidatos republicanos a la Presidencia en 2016 han condenado el ataque del viernes. El asesino, Robert Louis Dear, declaró a la policía que no quería “más trozos de bebés”, en respuesta a las críticas a Planned Parenthood por vender partes de embriones. La expresión de Dear se corresponde a la de la candidata republicana y ex presidenta de la empresa Hewlett-Packard, Carly Fiorina, que afirma haber visto vídeos en los que aparecen fetos abortados vivos mientras personas adultas hablan de fondo acerca de cómo mantenerlos vivos para extraerles el cerebro.
Las clínicas de Planned Parenthood fueron fundadas hace casi siglo para “fomentar un enfoque sensato sobre la salud de la mujer y su bienestar”. Prestan servicios sanitarios a las personas con menos recursos y a los que no disponen de seguro médico; una situación en la que se encuentra el 14,9% de los estadounidenses, según la Oficina del Censo. Por eso, además del formulario personal sobre el historial médico también es necesario pasar otro ‘ test’ económico.
En 2014, Planned Parenthood tuvo más de 2,7 millones de pacientes en los cerca de 700 centros que existen en Estados Unidos. Según el informe anual presentado, los abortos representaron un 3% de los servicios ofrecidos frente a un 42% de pruebas para determinar si los pacientes tenían una enfermedad de transmisión sexual y un 34% relacionado con medidas anticonceptivas.