Las mentiras que circulan en Internet

El poder de Internet ha llegado lejos. En muchas noticias de actualidad, el poder de la falsedad digital está a la orden del día.

Planeta DigitalA principios de este mes, un grupo de hackers colgó un mensaje falso en la cuenta de Twitter de la agencia de noticias Asssociated Press, que decía: “últimas noticias: dos explosiones en la Casa Blanca y Barack Obama herido”. El mensaje provocó la caída temporal de 150 puntos del índice Dow Jones y disparó una investigación del FBI.
El atentado en la maratón de Boston fue otro hecho cargado de rumores, que iban desde acusaciones contra un testigo inocente saudita a un corto de la serie animada “Family Guy” manipulado.
Sin embargo, la mentira en línea más intrigante de las últimas semanas, que revela la reacción rápida de las redes sociales, no fue un tuit o una atribución sino una persona: Santiago Swallow. Se trata de un conferencista de las prestigiosas organizaciones TEC y South by Southwest (SBSW) a quien en Wikipedia describen como un “orador motivacional, educador y autor” dedicado a “entender la cultura moderna en la era de redes sociales, medios globalmente interconectados, contenido generado por usuarios e Internet”.
Tenía un libro que se publicaría este año y 80.000 seguidores en Twitter. El único problema es que no existe. Swallow fue creado como un experimento por Kevin Ashton, un tecnólogo muy conocido por utilizar la frase “la Internet de las cosas“.
En un artículo para la revista Quartz, titulado “Cómo ser famoso en internet por US$68”, Ashton explicó que le tomó apenas dos horas y menos de US$70 darle vida a su creación: “generé su nombre en Scrivener, un procesador de palabras para escritores. Le di a Santiago una cuenta de gmail, que fue suficiente para conseguirle una cuenta de Twitter. Luego, en un sitio llamado fiverr.com, busqué a personas que venden seguidores de Twitter. Le compré 90.000 seguidores por US$50”.
Y así continuó formando a su persona ficticia, produciendo un retrato con imágenes de Google: “los clichés son hechos con media docena de frases de ‘liberales’, más una lista de sustantivos del vocabulario que usan quienes hablan en sitios como TED/SXSW: delfines, phablets, Steve Jobs, mobile, zapatos Tom”. Así, junto con el falso perfil en Wikipedia y un sitio en la web, Ashton confeccionó una imitación casi perfecta de las identidades manufacturadas por miles de “expertos” en línea.
Unos días después de revelar que todo era mentira, la cuenta de Twitter de Santiago Swallow estaba otra vez activa. Esta vez, con el reconocimiento de que él es “un puro producto de Internet”. La cuenta tiene cerca de 60.000 seguidores y va ganando más. La mayoría de ellos parecen legítimos.
Jamie Barlett, director del centro de análisis de redes sociales de Demos, explicó: “dada la inmediatez y la facilidad de propagación, la desinformación plausible a menudo se riega muy rápido… Las historias que no son verdaderas usualmente tienen vida corta, gracias a que en la comunidad de usuarios de Twitter hay unos que actúan como agentes de información, que activamente chequean y desacreditan información”.
Un estudio de la Universidad de Stanford sobre los tuits producidos tras el terremoto en Chile en 2010, dice que alrededor del 96% de los mensajes que contenían información fidedigna fueron “afirmados” por usuarios, mientras que cerca del 50% de los rumores falsos fueron “negados”.