Por primera vez, más de la mitad de afectados por el virus tiene acceso a tratamiento. Naciones Unidas espera que 30 millones de personas reciban tratamiento para 2020.
La lucha contra el sida ha alcanzado un punto de inflexión. El último informe de ONUSIDA presentado este jueves en París señala que, por primera vez, más de la mitad de las personas que viven con el virus disponen de acceso a tratamiento y que las muertes relacionadas con la enfermedad se han reducido a la mitad desde 2005. De acuerdo con este documento, de mantenerse la tendencia, se estaría en camino de alcanzar el objetivo de dar tratamiento a 30 millones de personas para 2020.
El pasado año un millón de personas en todo el mundo falleció por causas relacionadas con la enfermedad. En 2005 la cifra ascendía a 1,9 millones de muertes. Las regiones en las que se han conseguido mayores progresos en este periodo son el sur y el este de África, zonas de muy alta presencia del VIH. En la última década las muertes relacionadas con el sida han disminuido un 42% en estas zonas y los nuevos casos se han reducido en casi un tercio, incluyendo una reducción de la mitad de nuevas infecciones en niños.
“Acabar con el sida no es una utopía, es un compromiso que las ciudades deben impulsar”, declaró durante la presentación la alcaldesa de París Anne Hidalgo, quien destacó el papel que urbes como Nueva York, Ciudad del Cabo o Bangkok han jugado en la puesta en marcha de los programas de Naciones Unidas. “Debemos movilizarnos para acabar con el sida, es un cuestión de voluntad política”, añadió Hidalgo.
En camino hacia el 90-90-90
Desde que en 2014 ONUSIDA marcase el objetivo 90-90-90, esta meta se ha convertido en un pilar central en la lucha para acabar con la epidemia. La institución aspira a que para 2020 el 90% de los infectados con el VIH conozca su diagnóstico, a que el 90% de los portadores reciba tratamiento y a que el 90% de quienes lo reciben alcance una carga viral negativa. Siete países ya han alcanzado el 90-90-90 (Botswana, Camboya, Dinamarca, Islandia, Singapur, Suecia y el Reino Unido) y 11 más -entre los que se encuentra España- están a punto de lograrlo.
“Nunca antes habíamos tenido tantas personas en tratamiento”, dijo Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA, quien recalcó la importancia de la supresión de la actividad del virus en la sangre “algo que alarga la vida e impide la transmisión”. El informe señala también que algo más de dos tercios de las personas que viven con el VIH (el 70%) conocen su estado. Entre los pacientes diagnosticados un 77% tiene acceso a tratamiento y de ellos, un 82% ha alcanzado la supresión viral.
Puntos negros
Aunque a nivel global las cifras son esperanzadoras, se han registrado resultados negativos en algunas zonas de Oriente Medio y del norte de África y, especialmente, en Europa oriental y Asia central. En estas dos áreas las muertes relacionadas con el sida han aumentado un 48% y un 38%, respectivamente.
El consumo de drogas intravenosas se encuentra en el origen de un alto porcentaje de las nuevas infecciones por VIH en estas regiones, en las que la legislación contribuye a “criminalizar y estigmatizar a la gente, lo que muchas veces impide que puedan buscar tratamiento”, afirmó Sidibé. “Aún no tenemos el apoyo total de las autoridades de estos países”, lamentó el director de ONUSIDA, “y los actores gubernamentales no pueden acabar con el problema por sí mismos”.
Impedir nuevas infecciones en la infancia
Según el informe, el esfuerzo global por impedir nuevos contagios en niños está dando sus frutos. Alrededor del 76% de las mujeres embarazadas que han contraído el VIH tienen acceso a antirretrovirales (sólo un 47% lo hacía en 2010) y el número total de nuevas infecciones en la infancia se ha reducido a la mitad. Sin embargo, el informe refleja que sólo el 43% de los niños que viven con el VIH tiene acceso a la terapia antirretroviral, en comparación al 54% de los adultos.
Por otro lado dos tercios de los menores de dos años siguen siendo diagnosticados tarde y comienzan el tratamiento con inmunodeficiencia avanzada, lo que implica una alta tasa de mortalidad en este este grupo de edad. Los responsables del programa reconocen que se necesitan más medidas para diagnosticar y tratar a los niños que viven con el VIH.
El director de ONUSIDA aprovechó para recordar que la lucha contra la enfermedad requiere fondos. Se estima que se necesitarán 26.000 millones de dólares adicionales para la respuesta global al VIH en 2020, pero hasta ahora sólo se han conseguido 19.000. “No es sólo un problema de salud”, declaró Sidibé, “es un problema de desarrollo y de Derechos Humanos”. “Con más asistencia internacional, aumento de la financiación interna y una programación eficaz, podemos acabar con la epidemia del sida para el año 2030”.