Laura Biondi: “El chimango encontró en la ciudad un ambiente ideal para adaptarse y prosperar”

La bióloga del CONICET explicó en la 99.9 las razones detrás del aumento de chimangos en zonas urbanas de Mar del Plata. Señaló que se trata de una especie muy adaptable y que su presencia también puede ayudar a regular otras poblaciones, como las de palomas.

La presencia cada vez más notoria de chimangos en distintas áreas urbanas de Mar del Plata despertó la curiosidad de vecinos y especialistas. En diálogo con la 99.9, la bióloga del CONICET Laura Biondi explicó que el fenómeno no responde únicamente a la cercanía de los basurales, sino a una combinación de factores ambientales y de comportamiento de esta especie rapaz.

“El chimango siempre estuvo asociado al hombre. Es una especie muy generalista: come de todo, se adapta fácilmente a los cambios y puede anidar en una gran variedad de lugares. Eso le permite avanzar sobre los ambientes urbanos”, detalló Biondi. Según explicó, la transformación del paisaje natural y la oferta de alimento en la ciudad, junto con la menor presencia de predadores, generaron un entorno favorable para su expansión.

La especialista aclaró que los chimangos no son los únicos animales que revisan los residuos en busca de comida: “Rompen las bolsas, sí, pero hay que reivindicarlos un poco. No son los únicos. Gorriones, horneros y otras aves también aprovechan la basura. La diferencia es que el chimango es más visible y su presencia llama más la atención”.

Consultada sobre los predadores naturales de esta especie, Biondi señaló que “en el campo los huevos y pichones pueden ser atacados por comadrejas, roedores o incluso otras aves rapaces”, pero que en la ciudad esa presión es mucho menor. Sin embargo, advirtió que el aumento del gavilán mixto —otra ave rapaz— podría introducir un nuevo equilibrio: “Es un cazador eficiente y, junto con el carancho, ayuda a controlar poblaciones de palomas y otras aves menores”.

Biondi destacó además que este proceso de urbanización de especies rapaces se replica en otras ciudades. “En Buenos Aires hay una gran cantidad de gavilanes mixtos que contribuyen a controlar las palomas. Lo que estamos viendo en Mar del Plata sigue ese mismo camino”, afirmó.

Finalmente, la bióloga subrayó la importancia de comprender estos cambios como parte de un nuevo equilibrio urbano: “Los chimangos no son una amenaza, son parte de un ecosistema que se está reacomodando. Aprender a convivir con estas especies es fundamental para entender cómo la naturaleza se adapta a nuestros propios hábitos”.