Desde 2002, el Índice de Desarrollo Democrático de América Latina – IDD-Lat- realiza un trabajo de relevamiento de los datos de dieciocho países de la región comparando estadísticas y estudios de opinión que permiten analizar el desarrollo de los países en su comportamiento democrático.
El IDD-Lat mide cuatro dimensiones de la democracia latinoamericana: 1) el cumplimiento de las condiciones formales de la democracia; 2) el ejercicio de derechos políticos y libertades civiles de los ciudadanos; 3)la calidad institucional y la eficiencia política; y 4) el ejercicio de poder efectivo para gobernar generando mayor desarrollo económico y social. Argentina ha sabido mantenerse por encima del promedio de la región, ubicándose en el 5º lugar, por debajo de Uruguay, Costa Rica, Chile y Panamá, pero arriba de todo el resto.
Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), elaboró conclusiones de sus propios análisis y confirma la hipótesis de la “lección aprendida”: los argentinos ya no piensan en golpes de Estado. Esto fue lo que nos dijo:
Noticias & Protagonistas: Los datos de su último trabajo, ¿confirman la adhesión férrea de los argentinos a la democracia?
Roberto Bacman: Sí, efectivamente, el 80% está de acuerdo con el sistema, más allá de que hay algunos bolsones “destituyentes”, autoritarios, quizá un poco más que hace tres o cuatro años atrás. La diferencia es que ahora lo admiten y antes no. Pero no nos preocupemos, los bolsones de autoritarismo siempre existieron.
N&P: Es un cambio importante en una cultura que no era democrática, ¿verdad?
RB: Claro; en 1983 no había muchas encuestas de este tipo, pero nadie se hubiera animado a estar en contra de la democracia, el contexto era otro. Se transformó en una píldora mágica que resolvería los problemas de 50 o más años de la Argentina, desde el golpe de Uriburu en adelante. Hoy pasaron casi 30 años de democracia, goza de buena salud, la gente vota, elige bien o mal, eso no importa; lo que sí hay quienes critican el sistema electoral porque prefieren electores, el modelo indirecto.
N&P: Qué curioso: en Estados Unidos hay quienes quieren salir del voto a representantes para pasar al sistema directo…
RB: Sí, incluso si uno mira los últimos resultados, Obama gana por más de 120 electores, pero en el conteo de votos no saca más de 2 o 3 puntos de ventaja, y a la noche estaba perdiendo por un punto, según las cadenas americanas. Además hay otra cuestión más perversa: se gana por un voto popular el estado -excepto Maine y Nebraska- y te llevás todos los electores. Te llevás los 55 de California, por ejemplo, con un solo voto de más; esto creo que se tendrá que eliminar en todo el mundo, e ir al voto popular. Pero hay algunos que no están de acuerdo por cuestiones de los que votan sin mucha convicción ideológica sino por imagen, identidad, marca, bueno, es así.
N&P: ¿En algunas provincias argentinas no es así?; para senador, el que gana se lleva todo…
RB: Pasó en Misiones el año pasado: un partido provincial, que es el Frente Renovador, sacó los dos primeros senadores, y el tercero fue por el Frente para la Victoria. Pero esto no es culpa de ninguno de ellos, es un problema de la Argentina y los graves problemas de la oposición: desaparecieron, miremos si no Tucumán, Salta, en la última elección para gobernadores. Esto puede pasar en Neuquén, donde el partido provincial, en acuerdo con el nacional, presentan en la boleta a los partidos nacionales, pero que también va a la elección con sus senadores y diputados. No hubo capacidad, salvo del kirchnerismo desde la gestión, para armar un partido y una fidelidad de votantes; que los tiene, no duden.
N&P: Para el director del Centro del Observatorio de la UCA, el justicialismo sigue teniendo 36% de electorado duro que va a votar al peronismo esté quien esté. ¿Coincide con esta apreciación?
RB: Sí. Entre 36 y 38%, lo vemos en cualquier indicador, por eso hasta abril la imagen de Cristina Fernández se mantiene en componentes duros y blandos si preguntamos intención de voto como indicador en 2013. En las provincias quizá algo menos, pero para tener idea, el Gobierno tiene 37% en el voto duro pero proyecta 45%, en segundo lugar va el voto indeciso y el voto en blanco, sigue Macri y baja un poco Binner por los problemas que tuvo.
N&P: ¿Quiere decir que la oposición no sale de la mediocridad?
RB: No. Mientras que si a la imagen “altamente positiva” de Cristina Kirchner, que es del 32%, le sumamos la “medianamente positiva”, sobrepasa el 50%. Eso es lo que la gente mira, y mientras no tenga otro, hablo de política fuerte, la van a seguir votando a ella.
N&P: De todos modos, haciendo un análisis político concreto, chances de re-reelección no hay…
RB: No hay hipótesis para tener tres cuartas partes de las fuerzas del parlamento, salvo que pasen cosas que no creo. Al menos en Diputados. El Gobierno tiene chance de que le vaya bien porque va a renovar los diputados del 2009, la peor elección del kirchnerismo en 10 años, cuando salió primero pero perdió Buenos Aires y le fue muy mal en Capital.
N&P: ¿Usted cree que este escenario no se volverá a repetir?
RB: Hoy la situación es otra, no pasó la 125, se supone que en una elección tranquila, el oficialismo puede, sin superar el núcleo duro, sostener Buenos Aires ganándola, que es lo que define el perfil mediático del análisis de la elección. Pero además del triunfo, también está lo cuantitativo: la cantidad de diputados que van a componer la cámara y renovarán aumentando la fuerza parlamentaria. Es difícil igual que llegue a tres cuartos propios, por eso no veo hipótesis de la re-reelección. Una suerte de pacto de Olivos tampoco se ve, salvo un sismo opositor.
N&P: El único que podría sentarse en esa mesa es Ricardo Alfonsín, lo que irrita mucho a algunos de sus conmilitones…
RB: El radicalismo está pasando por uno de los peores momentos de su historia, a punto de abrirse entre un radicalismo que está muy cerca del Gobierno, Leopoldo Moreau es uno, y del otro lado están los radicales cercanos al Pro.
N&P: Hay muchos que ya militan en el macrismo…
RB: Sí, se los vio en Venezuela. Pero la oposición en general no tiene formato para enfrentar al Gobierno. Se pelean entre ellos y los matan las ambiciones personales.
Datos alentadores
El IDD-Latinoamericano muestra a la Argentina como uno de los países con mayor peso económico y poblacional de la región, aunque presenta un comportamiento dispar que le impide escalar hacia el nivel superior.
Los resultados observados están a tono con la vasta experiencia de los argentinos en materia de súbitos vaivenes económicos, combinados con marcados cambios en el rumbo político. El escenario expuesto por este nuevo IDD-Lat nos muestra que es posible superar las debilidades de nuestra democracia, y a la vez nos advierte que aún son muchos los desafíos para alcanzar un pleno desarrollo, aunque nos asignan una gran potencialidad.
Esté quien esté
En el marco de los festejos por el Día de la Democracia y los Derechos Humanos, se escuchó decir en los micrófonos oficiales: “El pueblo argentino ha tomado conciencia del valor de la libertad, del valor de la democracia y de todas las libertades y una reivindicación para una Argentina donde no puede haber ni excluidos ni marginados, donde nos sintamos todos parte de un mismo proyecto y parte de una misma Nación”.
Se puede estar en línea o en la vereda de enfrente, pero algo es cierto: la democracia parece sólida, y esto no es poco decir luego de las experiencias vividas en Honduras, Paraguay, el frustrado en Venezuela 2002 y el intento disfrazado de arrebato policial en Ecuador. Que entre nosotros sea algo impensable para las mayorías, es bueno, esté quien esté.