Líbano e Israel alcanzan un acuerdo histórico para delimitar sus aguas y repartirse el gas

Aun y Lapid, que terminan su mandato este mes, se esfuerzan en dejar un legado de esperanza económica.

Dos países técnicamente en guerra y que no se reconocen, Líbano e Israel, han logrado este martes, por mediación estadounidense, un acuerdo histórico. La intratable delimitación marítima, nunca acordada, habría sido finalmente fijada, abriendo la puerta a una pacífica explotación de sus respectivos yacimientos de gas.

La inminencia del final de mandato del presidente libanés, Michel Aun, y del primer ministro israelí, Yair Lapid, en ambos casos este 31 de octubre, habría sido clave para cerrar el acuerdo. Aun quiere terminar su dilatada carrera política, mientras que Lapid quiere algo que presentar en las elecciones del 1 de noviembre. “Éste es un logro histórico que fortalecerá la seguridad de Israel, inyectará miles de millones en la economía israelí y garantizará la estabilidad de nuestra frontera norte”, ha señalado el jefe de gobierno israelí.

Líbano cierra este contencioso con Israel en su momento más bajo, acuciado por tres años de desplome económico. Israel, que ocupó extensas áreas de Líbano durante décadas, no tiene interés en darle la puntilla a su vecino para después tener que lidiar con las consecuencias. Si para Líbano supone una luz de esperanza para salir de su postración financiera, para Israel supone -ingresos aparte- desplazar del escenario a Hizbulah, el gran aliado de Irán en la región.

El partido-milicia chií había amenazado con una lluvia de proyectiles sobre las plataformas israelíes en aguas disputadas, “si no se respetan los derechos libaneses”. Asimismo, una cierta autosuficiencia energética de Líbano deberá restar poder clientelar a Hizbulah, que desde hace un año distribuye combustible iraní de forma gratuita para paliar su escasez.

El optimismo era evidente desde anoche, después de que ambas partes -que no negocian directamente- recibieran el borrador final del mediador estadounidense -nacido en Israel- Amos Hochstein. Tras quince meses de intensas negociaciones, el acuerdo pone fin a una disputa de larga data sobre unos 860 kilómetros cuadrados del Mediterráneo oriental, en los que se hallan los yacimientos de gas de Karish y Qana, para los que se habría recurrido a una solución salomónica.

No han trascendido todos los detalles del acuerdo, pero al parecer, este también consolidaría el límite marítimo que Israel marcó unilateralmente con boyas, en 2000, tras retirarse del sur de Líbano, cinco kilómetros al norte de Rosh Hanikra. Israel, por su parte, habría aceptado básicamente la línea de demarcación defendida históricamente por Líbano, rechazando sus exigencias maximalistas posteriores a 2021.

De esta forma Israel explotará el yacimiento de Karish y Líbano el de Qana, a pesar de que su extremo sur era reclamado por Tel Aviv. Todo indica que Total, adjudicataria de la concesión libanesa, habría aceptado llegar a un acuerdo compensatorio con el estado de Israel, sobre futuros ingresos. Hoy, un alto funcionario de la multinacional francesa ha aterrizado en Beirut. La flexibilidad oriental habría permitido soslayar la dificultad sin obligar a nadie a bajar la cabeza.

En paralelo, Israel dio luz verde el sábado a la compañía Energean, cotizada en Londres y Tel Aviv, para poner a prueba el gasoducto de Karish, no sin advertir que su explotación iría adelante con o sin acuerdo.

Las negociaciones han sido conducidas por el asesor de seguridad nacional israelí, Eyal Hulata y el vicepresidente del Parlamento libanés, Elias Bu Saab. Ambos estuvieron introduciendo, aceptando y rechazando rectificaciones a lo largo de toda la semana pasada.

“Estamos evitando una guerra en la región”, dijo entonces el primer ministro provisional de Líbano, Najib Mikati. El acuerdo deberá pasar por la Kneset israelí para su revisión y, en el mejor de los casos, podrá entrar en vigor la semana previa a las elecciones. La brecha económica entre israelíes y libaneses no ha parado de agrandarse en los últimos tres años hasta el punto de que la renta per cápita de los primeros multiplica ya por seis la de los segundos.

Israel aspira a convertirse en una pequeña potencia exportadora de gas, al igual que Egipto, en el actual contexto apurado para la mayor parte de Europa. Para paliar las necesidades acuciantes de Líbano, hace unos meses se puso sobre la mesa un plan según el cual Egipto exportaría gas a dicho país a través de Jordania y Siria, previa garantía estadounidense de no incurrir en las sanciones que aplica a quien mantiene tratos con el régimen de Damasco.

Mientras que el yacimiento israelí está casi listo para empezar a producir -ahora libre de la amenaza de los drones y proyectiles de Hizbulah- su gemelo libanés aún debe superar la fase de prospecciones.

El acuerdo sobre la delimitación marítima desplazará el foco a la frontera terrestre, nunca acordada, aunque haya una aceptación tácita de la “Línea Azul” del alto el fuego de 2000, bajo los auspicios de la ONU. La excepción son las Granjas de Shebaa, ocupadas por Israel.