A pesar de las enérgicas protestas por parte del Gobierno canadiense, ayer un juzgado de la provincia de Alberta dejó en libertad a Omar Khadr, quien fue niño soldado en Afganistán, tras el pago de fianza mientras Khadr apela el fallo de culpabilidad dictado por un tribunal militar estadounidense.
Khadr, el único canadiense que permaneció en el centro de detenciones de la Bahía de Guantánamo, Cuba, quedó libre por primera vez desde 2002. Tenía 15 años cuando soldados estadounidenses lo capturaron durante una batalla en Afganistán. En 2010 admitió su culpabilidad a los cargos de haber usado una granada a fin de matar a un soldado de Estados Unidos, el sargento Christopher Speer, en la batalla, en la cual Khadr también quedó gravemente herido.
En 2012 el conservador Gobierno canadiense permitió a regañadientes que Khadr fuera trasladado a Canadá con el propósito de cumplir en una cárcel de Alberta el resto de sus ocho años de sentencia.
Khadr, hoy de 28 años, ha repudiado su admisión de culpabilidad, diciendo haberla presentado únicamente para salir de la Bahía de Guantánamo. Pero no ha negado lanzar la granada. Más bien asegura haberlo hecho por miedo y sin intenciones de matar a Speer.
En Canadá muchas personas han cuestionado si la comisión militar estadounidense debió procesar a Khadr como adulto, dada la edad que tenía cuando fue capturado.
El mes pasado, un juzgado de primera instancia ordenó que Khadr fuera liberado tras el pago de fianza mientras se analizaba la apelación de su sentencia en Estados Unidos. Pero el Gobierno canadiense impugnó de inmediato dicha decisión, mientras que Khadr permaneció peso mientras se estudiaban los alegatos gubernamentales.
Ayer, la magistrada Myra Bielby del Tribunal de Apelaciones de Alberta determinó que el gobierno no había logrado mostrar que la liberación de Khadr provocaría “perjuicio irreparable” a las obligaciones internacionales de Canadá y ordenó su libertad bajo fianza.
El Departamento de Estado norteamericano no emitió comentarios inmediatos específicos en torno a la liberación de Khadr. Jeff Rathke, un vocero de la instancia, dijo en Washington a reporteros que Estados Unidos colaboraría “cuidadosamente y caso por caso” con los gobierno de países a donde están enviándose los prisioneros de Guantánamo. “Definitivamente nos interesa mitigar los riesgos que pudieran representar dichos prisioneros”, dijo Rathke.
El Gobierno canadiense, el cual al parecer está haciendo de las medidas sobre seguridad una parte mayor de su plataforma para las elecciones generales del presente año, pronto anunció que desaprueba el fallo del tribunal.
Steven Blaney, el ministro de seguridad pública, dijo mediante comunicado que el gobierno lamentaba que “se haya permitido que un terrorista que fue hallado culpable vuelva a la sociedad canadiense sin haber cumplido su sentencia completa”, y añadió: “Su ideología no ha cambiado”.
Dennis Edney, uno de los abogados de Khadr, señaló que su cliente hablaría públicamente hasta hoy. “Me alegra que Omar Khadr permita que el público vea quién es”, dijo Edney a los reporteros.
La fianza de Khadr incluye varias condiciones poco comunes. Una es el requisito de que Khadr radique en casa de Edney. En general se le permitirá hablar con su familia sólo en inglés, por teléfono o conferencia de video, y sólo bajo supervisión. Los encuentros cara a cara requerirán ser aprobados. Khadr tendrá que cumplir con un toque de queda, mientras que se limitará y monitoreará su uso de Internet.