Consideraron que al no haber terminado la secundaria no puede competir en el mercado laboral.
Un policía lo atrapó tras cometer un asalto. Fue condenado y declarado reincidente. Pero lo liberaron porque tuvieron en cuenta las “desventajas” que tiene para conseguir trabajo.
El protagonista de esa historia es un joven de 24 años que hacía un mes había sido declarado reincidente por sus antecedentes penales y cayó tras robar un celular en el barrio porteño de Floresta. Sin embargo no fue a la cárcel: fue condenado a tres meses de prisión y liberado con la condición de que hiciera tareas comunitarias. Tiene que cumplir 240 horas en Cáritas, repartidas en 18 meses.
La decisión fue tomada el viernes por el Tribunal Oral en lo Criminal 26 en un juicio abreviado en el cual los jueces subrayaron como atenuantes que el acusado no terminó la secundaria y tiene escenario difícil “debido a las exigencias del mercado laboral en la actualidad”.
Esa realidad -dijeron- “lo coloca en una situación de desventaja comparativa, lo que se advierte por las dificultades del nombrado para ganarse el sustento siendo que según manifestó al momento del hecho se encontraba desocupado”, dice el fallo reproducido por la agencia DyN.
La historia del acusado comenzó en Tribunales en 2009. Ese año fue sentenciado a cuatro meses de prisión en suspenso por el TOC 21, pero en septiembre fue condenado nuevamente por el TOC 11 a la pena de tres años y medio de cárcel.
En diciembre de 2012 salió de prisión, pero enseguida volvió a tener problemas con la Justicia: en marzo amenazó a un joven que estaba jugando un partido de fútbol en el Parque Chacabuco para robarle una bicicleta y terminó arrestado.
Por ese hecho, el 5 de setiembre de 2014, el TOC 27 lo condenó a seis meses de cárcel por robo simple en grado de tentativa, haciendo hincapié en que el joven tenía problemas de drogas desde los 12 años y había crecido en una familia “fragmentada” con “padres separados” y habiendo conocido a sólo dos de sus siete hermanos. No obstante esos considerandos, el tribunal lo declaró reincidente.
Apenas un mes y una semana después, el 16 de octubre, a las 7.40, en Rivadavia y Bolivia, el joven y una cómplice empujaron a una mujer que caminaba escuchando música en su celular, le arrancaron el teléfono y salieron corriendo. Pero un policía que estaba de guardia en la zona escuchó el alerta y lo detuvo cuando intentaba escapar.