Luchó de manera incansable por la libertad de su marido, el líder venezolano Leopoldo López. Ahora convierte todo lo vivido en un manual para guiar a otras familias y pide al Gobierno de España “liberar de inmediato” a los 16 presos políticos españoles.
En las protestas en las que participó en las calles venezolanas y en los actos públicos que encabezó desde su exilio en España se erigió siempre como la voz que el chavismo había intentado callar al encerrar a su marido, Leopoldo López. Con una camiseta blanca en la que destacaba en color el rostro del líder político apresado durante las marchas de 2014, pidió su libertad, pero también la de otros prisioneros. De aquella experiencia vital y como activista, unido a su formación como coach, surge ‘Camino hacia la libertad: manual para la liberación de presos políticos’. Un programa de entrenamiento del que es directora y que se presenta hoy en Madrid con testimonios de personas que lo han aplicado.
“El preso está preso, pero también la familia porque deja de disfrutar la vida al tener un ser querido entre rejas”, explica Tintori, antes de dar a conocer el citado documento. Por ese sufrimiento, desde World Liberty Congress -la iniciativa desarrollada por López para unir a las disidencias del planeta- crearon esa herramienta de apoyo. La defensora exige la liberación de los presos y pone el acento en la gravedad que vive su país, donde ya hay 1.905, entre ellos niños, lo que “no había pasado antes, es muy alarmante y las madres están desesperadas”.
“Es la primera vez en la historia que en Venezuela hay más presos que en Cuba (1.068)”, apunta, y pide al Gobierno español que trabaje por sacar de las cárceles de Nicolás Maduro a los 16 españoles apresados, dejando así de ser “cómplice de las torturas”.
Pregunta. ¿Cuál es el principal objetivo del manual?
Respuesta. Que la familia del preso político sepa qué hacer. Nuestro objetivo es que durante el camino a la libertad se sientan reconfortados porque están haciendo lo correcto. Este manual no se basa en mi experiencia, como venezolana y esposa de un ex preso. Se basa en experiencias a nivel global. Hay casos de África, Rusia, Nicaragua, Venezuela, Azerbaiyán, Sudán… Tratamos de investigar durante casi dos años muchos casos. Hicimos un vistazo global. Por ejemplo, Nelson Mandela. Era de Sudáfrica, pero el mundo lo conoce. ¿Cómo lo lograron? No por sus años de cárcel, sino porque su equipo, la familia y su esposa hicieron lo que tenían que hacer con el nombre, su cara, con la imagen… No necesariamente muchos años de cárcel hacen que la gente conozca al preso. Depende del familiar, del portavoz de ese preso. Por eso, identificamos en varios casos que la familia tiene que organizarse, comprometerse y hacer un camino, un paso a paso. El paso a paso lo tenemos en el manual.
P. Antes de descargarlo, aparece una encuesta en la que se piden datos personales, ¿realizarán labor de asesoramiento a todos los inscritos?
R. El desafío es llegar a la familia y generar la empatía y la confianza para que ellos comiencen el programa. Lo hemos logrado con 17 familias a nivel global [de distintas partes del mundo]. En las sesiones el familiar tiene que expresarse y abrir su corazón para poder entender cómo está esa persona y, dependiendo de cómo está, nosotros asesoramos y apoyamos. Lo más parecido a tener un preso en tu familia es tener un muerto. Mi momento más bello del mundo fue cuando Leopoldo llegó a mi casa otra vez y nos abrazamos.
En Cuba hoy hay 1.068 presos; en Venezuela 1.905, es la primera vez en la historia que hay más presos que en Cuba; en Bolivia 269; y en Nicaragua 45. Nuestro sueño es que no haya presos políticos en Hispanoamérica. En el mundo hoy el 70% de la población mundial está bajo autocracias. Esos regímenes usan a las personas como rehenes. A las familias les decimos: “No están solos, esto va a pasar, el día de la libertad llega, pero hay que hacer el trabajo”.
P. Usted conoce de primera mano cómo actúa el chavismo con los presos políticos y sus familiares. En un acto del World Liberty Congress contó la anécdota de cuando la desnudaron para poder entrar a visitar a su marido. ¿Cuál es el peor momento que vivió durante esos siete años?
R. Tantas cosas… Cada vez que nos pedían desnudarnos y saltar. Me acuerdo un día que no sólo me pidieron que me quitara la ropa, la interior también, mi anillo de matrimonio, los pendientes… Ellos buscaban llevarte al límite. Esos momentos de la requisa eran muy incómodos porque además mis hijos estaban presentes, era humillante. La autoridad la tenía el militar. El trato era muy brusco, había mucho odio e intimidación. Yo conocí el mal en la cárcel de Ramo Verde. Conocí el mal personificado en personas del régimen como Diosdado Cabello, cuando Leopoldo estuvo preso. La falta de humanidad fue lo que más me impactó. Hoy veo que ese mal se replica en diferentes países. El trato hacia el preso y la familia es un patrón. Es igual.
P. La represión se ha endurecido desde el 28-J en Venezuela, ¿cómo está actuando el Gobierno de Maduro?
R. El tema es que no son presos políticos, son secuestrados porque los familiares no los ven. En la mayoría de los casos ya han pasado dos meses desde que los secuestraron y nadie los ha visto. Saben en qué cárcel están, la mayoría hoy en El Helicoide, que es un centro de tortura. Son rehenes de Maduro. Él usa a estas personas para tener poder. Da además la orden de perseguir a las familias. Hoy en Venezuela hay terrorismo de Estado, la gente vive con muchísimo miedo y ante eso el país resiste. Los líderes que hoy representan un cambio, Edmundo y María Corina, están dando una lección a todos de continuar. Tenemos años luchando por la libertad y creo que ese día va a llegar.
P. ¿Se sabe algo de los 16 presos políticos españoles?
R. Tenemos contacto con sus familias y ellos en bloque tienen que pedir la libertad de los españoles. Estoy muy impactada de cómo todavía están presos. Cómo España no va y busca a sus ciudadanos, los tiene que liberar. Tienen que ser liberados de inmediato. Además, hoy España como país tiene relaciones con el dictador todavía y tiene responsabilidad de esos presos porque son ciudadanos españoles.
P. ¿Qué opina del papel del Gobierno español desde el 28-J?
R. Mi llamamiento es que pida la libertad de los presos políticos. No se puede hacer diplomacia o tener relaciones internacionales siendo cómplices de torturas. Hoy 1.905 presos son torturados. Para mí el Gobierno español es cómplice.
P. ¿Asevera que el Gobierno español es cómplice de las torturas?
R. Es que saben de esto y no pasa nada. Líderes españoles van para Venezuela, entran y salen, y este número aumenta. Mi petición es que el Gobierno español pida la libertad de los prisioneros. Después de liberados, hagan diplomacia. Pero no podemos usar la humanidad como piezas de cambio y como rehenes. No podemos utilizar el dolor humano de las familias para permanecer en el poder.
P. ¿Y el rol del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero?
R. Si puedes trasladar a Edmundo González [a España], que es un presidente electo según las actas, mi pregunta es: ¿cómo es que no pueden trasladar a presos políticos españoles? Hay que liberarlos, eso sería un acto coherente de España.
P. Entonces considera que si Zapatero ha sido un ‘facilitador’ para sacar a Edmundo González, podría serlo de los 16 españoles…
R. Sí, ojalá lo haga. Sería un acto y un resultado positivo para esas familias. Yo sueño todos los días con ver que ya no hay presos políticos en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. La libertad es la libertad en tu país, muchas de las liberaciones que hemos visto en los últimos meses en Nicaragua son destierro. Te quitan tu pasaporte, como me hicieron a mí, tu identidad, te borran de todo el sistema educativo… Eso está pasando hoy en Nicaragua, te eliminan como ente, como persona, eso es una violación a tus derechos humanos. Hay una alarma en Hispanoamérica. Hacemos un acto en España [la presentación del manual hoy en Madrid] porque es parte de nuestra Hispanoamérica.
P. ¿España puede hacer mucho más de lo que está haciendo en la región?
R. Mucho. Claro que sí. Juega un papel importante en el cambio en Hispanoamérica.
P. En un apartado del manual se señala que “la libertad es un viaje, no un destino”. ¿Hay esperanza para ese duro viaje que está emprendiendo Venezuela después de lo sucedido el 28-J y la salida de González?
R. Siempre hay. Cuando uno pierde la esperanza, ahí estamos muertos. Los regímenes de estos países hispanoamericanos donde hay presos políticos juegan con la esperanza de la gente. Yo he sido víctima por siete años de ese juego y algo que hemos aprendido los venezolanos es a mantener esa fe. Hay algo muy importante ahora en Venezuela: hay una verdad que es que nadie quiere vivir en dictadura, lo expresó el pueblo el 28 de julio. Ya tenemos un resultado y eso nos llena de más fuerza, esperanza y unidad. No perdemos la esperanza de que el 10 de enero [cuando se produce la toma de posesión del ganador del 28-J] haya un cambio político en Venezuela.
P. Parece difícil ver salir del poder ese día a Maduro.
R. Ojalá los líderes del mundo impulsen a que sea así porque el país se lo merece, ha luchado mucho, ha resistido y le toca ese cambio porque lo decidió el venezolano.
P.¿Qué estrategia va a seguir ahora la oposición con Edmundo González en el exilio?
R. Esa respuesta es mejor que la dé él, que es el presidente electo. Lo que decida hacer, nosotros como venezolanos lo vamos a seguir.
P.Aquel encuentro en la embajada de España con los hermanos Rodríguez y esa salida del país con la firma de un documento, ¿no ha producido un cisma?
R. No. Estos personajes como los hermanos Rodríguez siempre aparecen en momentos así, para confundirnos y para dividirnos. No lo han logrado.
P. ¿Qué otros casos recuerda de aquella época del lucha en Venezuela?
R. El de Antonio Ledezma [ex alcalde metropolitano de Caracas, en la actualidad también exiliado en España]. Yo llegué un día a Ramo Verde, subí las escaleras de la celda para llegar a la reja de Leopoldo y en la escalera parado estaba Ledezma. No se me olvidará su frase: “Los que estamos presos en dictadura somos hombres de honor. Tranquila, todo esto va a pasar”. Desde ese momento empecé a trabajar con Mitzy [su esposa, que también ha sido símbolo de la lucha venezolana].