Los países bálticos se han sumado a esta decisión, mientras que el Kremlin sigue amenazando con cortes de suministro como el que han sufrido en Finlandia.
Lituania ha dejado de importar desde este domingo combustibles fósiles procedentes de Rusia, con vistas a no financiar la “maquinaria de guerra” del presidente Vladimir Putin en un momento en el que Moscú amenaza con cerrar el grifo energético a los países considerados “hostiles”. Desde este domingo, Lituania no importa ni petróleo, ni gas, ni electricidad de Rusia, un paso “extremadamente importante” hacia la “independencia energética”, en palabras del ministro de Energía, Dainius Kreivys.
El Gobierno lituano quiere expresar también su “solidaridad” con Ucrania, que ha pedido en reiteradas ocasiones a los países europeos que no esperen a posibles represalias de Rusia y renuncien ‘motu proprio’ a importar gas y petróleo. El carbón ya figura en la lista de sanciones de la Unión Europea, aunque no así el petróleo –y mucho menos el gas–, por el recelo de los países más dependientes, especialmente en el este de Europa. Moscú, sin embargo, ya ha cortado el envío de gas a Polonia, Bulgaria y Finlandia por negarse a pagar el suministro en rublos.