Al menos 31 muertos y más de 77.000 hectáreas arrasadas son hasta el momento las consecuencias de los devastadores incendios que desde el domingo afectan el norte de California, al que los bomberos y servicios de emergencia han conseguido atenuar mediante pequeños avances en los últimos días.
Las últimas estimaciones del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California apuntaron que la veintena de incendios que continúan activos, dispersos en diferentes zonas y variados en cuanto a su extensión, arrasó en total más de 77.000 hectáreas.
Hasta el miércoles, al menos 3.500 edificios habían sido destruidos por las llamas, incluyendo viviendas y comercios, y más de 20.000 personas habían sido evacuadas como medida de precaución.
“Hemos tenido grandes incendios en el pasado. Este es uno de los más grandes y más graves y todavía no ha concluido”, dijo el miércoles en una rueda de prensa el gobernador de California, Jerry Brown, tras reunirse con los equipos de emergencia que trabajan para sofocar el fuego.