Los reptiles, de todo tipo de tamaño, forma y colores, estaban amontonados en seis bolsas de lona con cordón
El hombre vestía una chaqueta negra que le quedaba grande y pantalones oscuros bastante holgados. Llevaba también una mochila, pero fue su extraña forma de caminar, dando tumbos, nervioso, de un lado a otro, lo que alertó a las autoridades del puesto de control fronterizo de Hong Kong. Mientras cruzaba al puerto de la vecina ciudad china de Shenzhen, los agentes de aduanas detuvieron al viajero y le pidieron que les acompañara a una sala para efectuar una inspección.
Aquel paso de Hong Kong a Shenzhen es famoso por ser uno de los puntos más críticos a nivel mundial en cuanto al tráfico de especies. Los agentes han visto de todo. Pero lo que llevaba encima el hombre de la chaqueta negra superaba toda expectativa: 104 serpientes vivas escondidas en los bolsillos del pantalón.
Los reptiles, de todo tipo de tamaño, forma y colores, estaban amontonados en seis bolsas de lona con cordón. Las autoridades de Aduana publicaron esta semana en Weibo, la versión china de X, un vídeo en el que aparecen los oficiales abriendo las bolsas y examinando las serpientes: rojas, negras, rosadas, amarillas…
“Se han identificado cinco especies (serpientes lecheras, de maíz, rata de Texas, nariz de cerdo occidental y gopher) que no son venenosas. Son endémicas de América del Norte y se encuentran con frecuencia en el comercio de mascotas exóticas en China, donde corren el riesgo de convertirse en una especie invasora”, reza el comunicado publicado por las autoridades. “Al inspeccionar al pasajero, los agentes de aduanas descubrieron que los bolsillos de los pantalones que llevaba estaban repletos de seis bolsas selladas con cinta adhesiva”, continúa.
La noticia rápido salió de China y ha dado la vuelta al mundo en varios idiomas. Hace menos de un año, exactamente en el mismo cruce de Hong Kong a Shenzhen, una mujer fue detenida cuando intentaba introducir de contrabando cinco pequeñas serpientes escondidas dentro de su sujetador.
En el gigante asiático estas pequeñas serpientes hace tiempo que se convirtieron en demandadas mascotas exóticas para muchos jóvenes, aunque están prohibidas en el hogar por la Ley de Conservación de Animales Salvajes, que se reforzó el año pasado incluyendo nuevas especies de animales habitualmente traficados.
Pero la demanda mayor se encuentra en su piel, carne o veneno para la medicina tradicional china. En Zhejiang, una provincia al sureste, está Zisiqiao, una aldea famosa por tener más de un centenar de granjas que son criaderos de serpientes: crían más de tres millones de serpientes cada año para alimentación y medicina.
Los residentes del pueblo viven de vender estas serpientes a compañías farmacéuticas chinas que convierten el veneno o la piel en pomadas que también se exportan a países vecinos como Japón y Corea del Sur. Muchos compradores creen que puede servir como una especie de elixir para la eterna juventud.
Este año, los medios chinos han publicado algunas noticias sobre cómo las autoridades de países como India o Bangladesh han incautado veneno de serpiente que se dirigía a China para su uso en la medicina tradicional. En el estado indio de Bengala Occidental, la policía detuvo a un hombre con dos kilos de veneno de serpiente, lo que aseguraron que en el mercado tenía un valor de 120 millones de rupias, que al cambio son cerca de millón y medio de euros.
En 2023, la Aduana de China lanzó una campaña para acabar con el contrabando y dijo que había interceptado en un año 1.186 especies no autóctonas, incluidas 44.000 mascotas exóticas. Hace un mes, un hombre fue detenido en el control fronterizo de Macaco por intentar entrar en China continental con 20 tortugas en peligro de extinción.
China y Hong Kong, que es uno de los principales puntos de tránsito de contrabando de vida silvestre del mundo -lo más habitual son las aletas de tiburón y los cuernos de rinoceronte-, han endurecido desde la pandemia los controles en las aduanas para vigilar el tráfico de especies, aunque los conservacionistas piden que se endurezcan las leyes para evitar que reptiles como las serpientes se conviertan en un demandado manjar o en un elixir para la medicina tradicional.