La Dra. Patricia Perelló es la abogada defensora de la docente de música acusada de abuso sexual en el Colegio Gianelli. Esta mañana en la 99.9 destacó que “no hay evidencia física alguna, solo cadenas de llamados entre los padres”. Además, se refirió a la violencia de algunos familiares y a las agresiones hacia su estudio y la gente que trabaja allí.
El caso de abuso denunciado en el Colegio Gianelli trajo aparejadas muchas situaciones de violencia injustificables. Pero como ha sucedido en otras oportunidades, todo está sumido en dudas y cuestiones muy extrañas.
Quien se refirió al caso esta mañana en la 99.9 fue la Dra. Patricia Perelló, abogada de la docente de música denunciada: “hay una escasa capacidad reflexiva de los adultos por una actitud que yo llamo ‘de campaña’. Es todo una cadena de llamados a padres diciéndoles que les pregunten a los chicos por juegos sexuales en la clase de música. Los padres interrogan y los chicos terminan llorando. Algo realmente lamentable por la exposición de los chicos y la inducción a un relato sobre juegos que no tenían nada de pecaminosos”.
La violenta reacción de algunas personas contra el colegio no tienen ningún tipo de justificativo, según la letrada: “la agresión no tiene límites ni justificativos, y termina con amenazas hacia mí y la gente de mi estudio; además de destruirme el estudio”.
Las denuncias y pericias vienen de alguien conocido en el tema, la psicóloga Patricia Gordon, que tiene antecedentes en este tipo de casos a través del famoso juicio a Fernando Melo Pacheco: “Gordon trabajaba con Ana Birades y se salvó de ser denunciada porque arribó al tema Melo Pacheco, que llegó cuando Birades estaba sobrepasada; es más de lo mismo. Birades está procesada por falso testimonio y por impericia como psicólogo. Un profesional no puede salir a decir si está bien o mal condenar a una persona, algo de lo que no sabe; además, iba a las marchas de la mano con los chicos. Eso muestra una falta de objetividad y criterio científico palmario. Muchos padres, en el juicio Melo Pacheco, después de escuchar los testimonios de Birades, prácticamente lloraban por haber dejado a sus hijos en manos de esa mujer”.
Hay un matrimonio que ha fogueado esta situación violenta y se mostró en los medios. Al respecto, la abogada puntualizó: “esa señora, que el 26 de agosto en el colegio hizo una manifestación sobre que a su hijo de 3 años, otro nene de la misma edad lo habría tocado en el baño. El colegio hizo un acta, porque otra cosa no puede hacer; sobre todo considerando que el nene que ella acusaba no estaba en el colegio desde marzo. Ellos se agarran de eso para decir que el colegio no denunció”. Incluso, luego agregó que “cuando la directora quiso leer el acta, la señora le sacó el papel de la mano y le pegó una trompada. No la dejó leer porque cuando lo hiciera, quedaría todo en evidencia”.
Estas situaciones violentas no aportan absolutamente nada. No son más que de patoterismo justificado solamente, según Perelló, en la falta de argumentos: “creo que las frustraciones, limitaciones y conflictos personales de las personas se descargan en cualquier cosa. Es terrible que pase en el colegio de sus hijos, donde concurren otros chicos que no tienen nada que ver en esta historia. Queda en evidencia la nula capacidad de reflexionar que tiene esta gente. Se vive en una situación de intolerancia, violencia y agresión. En el caso Melo Pacheco pasó algo parecido y terminaron hasta condenados algunos padres por lesiones y amenazas. Incluso secuestraron a la psicóloga, la tomaron de los brazos y se la llevaron. En ese momento no hubo tanta repercusión mediática”.
Volviendo específicamente al caso del Colegio Gianelli, la abogada fue clara al momento de argumentar la imposibilidad de que ocurriesen los abusos planteados: “no solo no hay evidencia, sino que todos los informes médicos son negativos. Los padres relatan que solo ha habido reuniones de padres e interrogatorios donde los chicos terminaron llorando. Evidencia física, no hay ninguna. Lo que los padres dicen que los chicos dicen es materialmente imposible que haya ocurrido. Los hechos se prueban con las mismas pruebas de todo, no con pericias psicológicas. Se daba la clase en un salón que era abierto, un SUM, la clase duraba media hora y pasaba gente constantemente”. Luego abundó: “desnudar 30 chicos de 3 o 4 años y volverlos a vestir es una empresa titánica que a veces hasta lleva mucho tiempo en casa. El lugar es de acceso público”.
Basándose en cuestiones que aún no fueron comprobadas, ya se ha hecho un daño irreparable: “acá lo que les importa es que el tema vende y no la verdad y el daño que se genera. A Fernando Melo Pacheco se le hizo un daño que no se puede revertir. La justicia dio un fallo absolutorio; Casación, también. Pero la sentencia de la sociedad que queda flotando nunca es totalmente absolutoria. En este caso pasa lo mismo”.
La locura violenta que se vive en lo cotidiano también es fundamental en el desarrollo de este hecho. Por eso, Perelló pidió calma, incluso por las amenazas que recibió. “He escuchado desde los medios que se intentó justificar la agresión de los padres, debemos tener tolerancia cero a la violencia. Hemos pedido custodia porque recibimos llamados diciendo que sabían dónde estaba el estudio y que lo iban a destruir, que incluso a nosotros nos iban a destruir”, concluyó.