El análisis permite detectar esta enfermedad neurodegenerativa en sus etapas más tempranas de forma precisa.

Si hace tan solo dos días, un equipo de investigadores españoles y suecos anunciaba que ya era posible detectar el alzhéimer a partir de un análisis de sangre, hoy otro equipo de científicos ha desarrollado un análisis de sangre sencillo capaz de detectar la enfermedad de Parkinson mucho antes de que aparezcan los síntomas.
Dos hitos en una misma semana, puesto que el diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas está hasta la fecha y a la espera de que estos análisis sean realidad en la práctica al mismo nivel que el diagnóstico de cáncer hace 50 años: la enfermedad se identifica cuando la mayoría de las neuronas relevantes ya han muerto y, por lo tanto, es demasiado tarde para curarla.
Para abordar este problema, investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén han presentado un análisis de sangre innovador. El estudio, publicado en la revista «Aging Nature», ha sido dirigido por el estudiante de doctorado Nimrod Madrer bajo la supervisión de la Prof. Hermona Soreq en el Centro Edmond y Lily Safra para Ciencias del Cerebro (ELSC) y el Instituto Alexander Silberman de Ciencias de la Vida, en la Universidad Hebrea, en colaboración con el Dr. Iddo Paldor del Centro Médico Shaare Zedek y el Dr. Eyal Soreq de la Universidad de Surrey y el Imperial College de Londres.
El análisis introduce un enfoque novedoso para detectar el párkinson en sus etapas más tempranas: a través del análisis de fragmentos de ARN de transferencia (tRF).
Tradicionalmente ignorados en la investigación del párkinson, los tRF son pequeñas moléculas de ARN con el potencial de revelar cambios significativos en el organismo relacionados con la neurodegeneración.
Los investigadores identificaron dos biomarcadores clave: un aumento de los tRF específicos de la enfermedad del Parkinson con un motivo de secuencia conservada (Rgttcra-tRF) y una disminución de los tRF mitocondriales (MT-tRF).
Al medir la proporción entre estos biomarcadores, la nueva prueba puede distinguir a los pacientes con párkinson presintomáticos de los controles sanos con una precisión que supera la de las herramientas de diagnóstico clínico existentes.
“Este descubrimiento representa un avance importante en nuestra comprensión de la enfermedad de Parkinson y ofrece un análisis de sangre sencillo y mínimamente invasivo como herramienta para el diagnóstico temprano”, afirma en un comunicado la profesora Hermona Soreq.
“Al centrarnos en los fragmentos de ARN de transferencia -prosigue-, hemos abierto una nueva ventana a los cambios moleculares que ocurren en las primeras etapas de la enfermedad”.
La prueba emplea un sencillo ensayo de PCR dual, que mide la relación entre el motivo corto repetido y una secuencia mitocondrial ejemplar, lo que la hace rentable y accesible para su uso en una amplia gama de entornos sanitarios.
En ensayos con muestras de múltiples cohortes internacionales, incluida la Iniciativa de Marcadores de Progresión del Parkinson, la prueba alcanzó una precisión diagnóstica de 0,86, superando significativamente los métodos de puntuación clínica tradicionales.
Además, el estudio reveló que los niveles de Rgttcra-tRF disminuyen tras la estimulación cerebral profunda, lo que vincula aún más estos fragmentos de ARN con los mecanismos de la enfermedad y las respuestas al tratamiento.
El investigador principal, Nimrod Madrer, enfatizó la importancia de la detección temprana, señalando que la enfermedad de Parkinson a menudo se diagnostica solo después de que se ha producido un daño cerebral significativo: «Esta prueba tiene el potencial de aliviar la incertidumbre que enfrentan pacientes y médicos, ofreciendo un método confiable y rápido para identificar la enfermedad en sus etapas iniciales».
Los hallazgos se han publicado bajo solicitudes de patente provisional en EE UU, y las pruebas diagnósticas a gran escala proporcionaron una validación clínica más amplia. Esta investigación reofrece nuevas esperanzas a millones de personas en todo el mundo.