El experimento serviría para que Internet sea más segura y para mejorar los diagnósticos.
Desde tiempos inmemoriales, la acción de viajar se asoció con la fascinación por lo desconocido. Viajar a través del espacio y el tiempo son ejemplos de esta odisea. Mientras los vuelos espaciales se convirtieron en realidad, la máquina del tiempo quedó en una especulación literaria. Buscando quebrar esta barrera, tras años de estudios y experimentación, un científico argentino logró volver el tiempo atrás a escala microscópica.
En el Laboratorio Nacional de Investigación y Servicios de Resonancia Magnética en Sólidos (LANAIS) del Conicet, el equipo de Horacio Pastawski busca los límites y las formas de controlar el tiempo.
Para este experimento utiliza cristales orgánicos moleculares –granos diminutos que contienen hidrógeno– generando una especie de mancha formada por ondas magnéticas. Sobre su avance, Pastawski comenta que “es un proceso complejo porque hablamos de millones de átomos que se comportan como brújulas que se influencian mutuamente por la propia interacción. Nosotros tuvimos un grado de control en estas interacciones y logramos una reversión temporal”.
Para entender como se desarrolla este proceso temporal, Pastawski cita un ejemplo. “Pongamos el caso de una gota de tinta que cae en un tacho de agua y se dispersa. El camino inverso: que la tinta diluida se concentre en una gota, parece imposible. Por lo tanto, irreversible. Pero si se pudiera controlar el movimiento de cada uno de los átomos, la tinta volvería a la gota inicial. Esto se logra en los núcleos magnéticos de una molécula, o incluso en un cristal”.
En este caos cuántico hay límites y la mínima imperfección en la ejecución de esta máquina del tiempo, genera una imperfección en el rejuvenecimiento. “En el caso de la gota de tinta, quizás se pueda volver a concentrar en una partícula, aunque no va a ser perfecta. Y llegado el caso, si uno lograra un control absoluto de todas las energías, no únicamente las magnéticas, descubriría que la barrera esta más cerca de lo se supone”.
Esto ponen en evidencia otra restricción en una reversión temporal a escala humana. Y que mientras más complejo es el sistema más inestable es y más predispuesto al caos. Un error ínfimo repercutiría de manera catastrófica en todo el sistema.
“Por ahora es imposible crear una máquina del tiempo para que alguien vaya al pasado”, argumenta Pastawski.
Su trabajo es reconocido mundialmente por establecer una nueva escala de tiempo que se denomina T3. “La T3 permite mejorar las imágenes de las resonancias magnéticas. Las placas van a tener más nivel de detalle. Estos desarrollos van en paralelo en todo el mundo, lo bueno de producirlo acá es que abre más posibilidades para realizar aplicaciones locales ”, indica.
Además de mejorar imágenes de resonancia magnética, esta técnica sirve para una reversión temporal de ultrasonidos para cálculos renales y destrucción de tumores. Revertir una onda de Wi-Fi para que se concentre en la PC y lograr una Internet más segura. Nuevamente las reflexiones caóticas de una señal, que usualmente causan los indeseados “puntos ciegos”, se usan para favorecer la comunicación personalizada.
El equipo de Pastawski no fue el primero en hacer el experimento de reversión temporal, sí en demostrar la existencia del caos dinámico en mecánica cuántica.
Algo que se conoce mundialmente como Eco de Loschmidt o la certeza de que en cada sistema hay un umbral de tiempo después del cual se pierde el control, es decir que existe una limitación natural.