Promovieron un amparo contra el ambicioso proyecto Malecón Tajamar y lo ganaron, pero ahora les exigen una fianza de US$1,2 millones. ¿Por qué es tan polémico el proyecto y qué vínculo tiene con el gobierno?
“¿Y cómo vamos a pagar mamá? No nos va a alcanzar”, le dijo Alberto, de 12 años, a Mónica.
Se lo comentó luego de que un juez mexicano decidiera suspender las obras de un polémico emprendimiento inmobiliario en Cancún, uno conseguido luego de 113 menores, Alberto entre ellos, presentaran un recurso de amparo.
Pero el magistrado también les fijó una fianza de 20 millones de pesos (unos US$1,2 millones) en proporción al valor de los terrenos del proyecto, cuyo valor total se desconoce.
El emprendimiento es el Malecón Tajamar Cancún, ubicado sobre más de un kilómetro frente a la laguna Nichupté.
El desarrollo de 800.000 metros cuadrados, el equivalente a 114 campos de fútbol, prevé 5.096 unidades de alojamiento y ha sido impulsado por el propio Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur).
El proyecto ha unido a la comunidad de Cancún en torno a la defensa del medio ambiente y a lo que, se asegura, implicará la destrucción de un preciado ecosistema de manglares en la zona de la laguna.
El papel de los niños
En la defensa contra el proyecto se han unido distintos grupos ciudadanos, diversas organizaciones no gubernamentales y participan hasta seis abogados, pero lo que parece haber empezado a inclinar la balanza fue la firma de 113 menores.
Ante el interés que comenzaron a mostrar alguno de ellos por la disputa judicial y medioambiental, uno de los defensores propuso que sean los propios niños los que presenten el amparo.
“Me gustan muchísimo los animales, cualquier tipo de animal, no me gustan que se queden sin casa porque están construyendo ahí en el tajamar. Además de que nos protege contra los huracanes, suaviza el impacto”, le dice Alberto a BBC Mundo.
Tiene un perro y ocho gatos y sueña con ser veterinario y dice que con la decisión que el juez tomó a comienzos de mes “salvamos muchísimos animales, cocodrilos, peces, pájaros, coatíes”.
“Me dio muchísima, muchísima, muchísima felicidad”, añade.
Su madre explica que cuando comenzaron las obras a mediados del año su hijo estaba “enojado” y le preguntaba por qué habían metido “las máquinas ahí si había animales”.
“Es increíble que los chicos ya estén pensando en qué va pasar cuando crezcan, que esto ya no va a estar”, señala Mónica, quien prefiere no revelar el apellido de la familia.
Polémico permiso
El comienzo de las obras impulsó la presentación del amparo pero la batalla de la comunidad contra el proyecto es de larga data.
De hecho, Malecón Tajamar Cancún recibió un polémico permiso ambiental en 2005 y no está claro por qué se tardaron tanto en comenzar las obras.
La defensa de los menores presentó un recurso de revisión de la fianza que espera se resuelva luego de febrero del año próximo, cuando vence la autorización en materia de impacto ambiental del proyecto.
BBC Mundo contactó a los responsables del proyecto pero no respondieron una solicitud de entrevista.
El desarrollo ha sido cuestionado desde sus comienzos luego de que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) lo autorizara diez años atrás tras ser presentado por Fonatur.
Ninguna de estas dos dependencias estatales aceptó una solicitud para dar su versión de los hechos.
Pero, denuncia el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), tanto la Semarnat como Fonatur actuaron y decidieron de forma cuestionable.
Sus especialistas analizaron el permiso recibido por Malecón Tajamar y determinaron que Fonatur había “mentido” al señalar que no era una zona de manglar.
Analizaron los mapas de esa época de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y además vieron que la zona “evidentemente” se trataba de ese tipo de ecosistema.
“Al final del día pueden mentir mucho los promotores (Fonatur), pero la autoridad evaluadora (Semarnat) que tenía las herramientas para exigir los mapas de Conabio del manglar, no hizo su trabajo”, le dice a BBC Mundo Alejandra Serrano, directora regional de Cemda en Cancún.
“El mensaje ha sido que más vale pedir perdón, que pedir permiso”, añade.
Serrano explica que ya en 2005 estaba prohibido modificar la zona de manglares, de acuerdo al Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial del denominado corredor Cancún-Tulum, otro popular destino turístico en la Riviera Maya.
Desde 2009, agrega, el proyecto está en violación de la Ley General de Vida Silvestre, que prohíbe el desmonte del manglar y de ponerse en marcha infringiría también Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, por ocasionar un daño ambiental con efectos continuos.
La experta cuestiona que Fonatur ahora se esté “deslindando” y responsabilizando a los propietarios del terreno, una veintena entre compañías y particulares.
El organismo aseguró en agosto que había interpuesto una demanda civil contra BI & DI Real Estate de México, la empresa responsable del emprendimiento.
Fonatur señaló que la construcción se localiza en “regiones prioritarias” de la Conabio y que se retiró vegetación sin autorización de Semarnat.
Sin embargo, en su página web todavía se sigue promocionando a Tajamar Cancún como un lugar que “ofrece múltiples oportunidades para los inversionistas”.
“Suma importancia ecológica”
Tras la fuerte movilización popular, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), un órgano “desconcentrado” de la Semarnat, realizó una inspección y aseguró que “el responsable del proyecto (…) no exhibió las autorizaciones correspondientes de ley”.
La fiscalía ambiental, que determinó la suspensión temporal, tomó muestras para evaluar el daño ambiental ocasionada por la remoción de vegetación del tipo “selva baja” y “mangle”.
La Profepa las considera de “suma importancia ecológica debido a que constituyen una barrera natural contra fenómenos meteorológicos”.
“Constituyen”, además, “zonas de anidación de aves y refugio de fauna como los cocodrilos e iguanas que son especies en riesgo”.
“La gota que derramó el vaso”
El área aledaña es para los cancunenses un sitio de esparcimiento donde, diariamente y con mayor asiduidad durante los fines de semana, aprovechan uno de los pocos lugares de naturaleza con acceso ilimitado.
En la zona de playas, dominada por los grandes hoteles, quedan escasos accesos públicos por lo que el malecón guarda un valor especial para los residentes.
“Este proyecto es la gota que derramó el vaso en el proyecto Cancún (…) fue creciendo de forma desproporcionada en términos de lo que son cuartos de hotel y desafortunadamente la infraestructura urbana no creció en forma paralela en la ciudad”, le dice a BBC Mundo Araceli Domínguez, presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (Gema), una de las organizaciones que ha participado en las acciones contra el proyecto Malecón Tajamar.
“Entre más números de cuartos hay, menor calidad de vida hay para el cancunense (…) No nos oponemos al desarrollo, sólo queremos que se hagan las cosas bien y Fonatur no lo hizo”, agrega.
Antonella Vásquez es una de las abogadas vinculada a la organización Salvemos Manglar Tajamar, creada para aunar esfuerzos en torno a la defensa de la comunidad frente a este emprendimiento.
Cuenta que cuando se comenzaron a organizar jornadas de información y movilizaciones, los niños y adolescentes se empezaron a interesar y pedían poder firmar contra el proyecto.
Vásquez reconoce que al principio se cuestionó si era correcto que hasta bebés participaran del amparo pero dice que la ley, al no especificar edades, les reconoce ese derecho y admite que se pensó en el impacto mediático que podía tener.
Hasta su hija, de 5 años, firmó porque, como le dijo a BBC Mundo, “quiere ayudar a los animales y a las personas”.
“Pero es que al final”, asegura Vásquez, “esto es para ellos”.