El propósito de la poda es tener plantas fuertes, sanas y atractivas. Esta meta se puede alcanzar sabiendo cómo, cuándo y por qué podar, y siguiendo unos cuantos principios muy sencillos. Sencillos para algunos, porque para otros es siempre más fácil hacer la que les pinta –mal- y después emparchar o lamentarse.
Las principales razones para podar árboles ornamentales y de sombra son la seguridad, la salud y la estética. Además, la poda puede estimular la producción de fruta y elevar el valor de la madera. La poda por seguridad implica remover las ramas que podrían caer y causar lesiones, o daños a la propiedad, eliminar las que obstruyen la visibilidad en calles o entradas de vehículos y suprimir las que interfieren con líneas de servicio público. La poda por seguridad se puede evitar eligiendo árboles apropiados para cada lugar.
La poda por razones de salud implica remover la madera enferma o infectada de insectos, el adelgazamiento de la copa para mejorar la ventilación y reducir problemas de plagas, y la remoción de las ramas que rozan o se entrecruzan. Quitar las ramas rotas o dañadas ayuda a evitar las heridas.
La poda por estética intenta mejorar las características naturales de los árboles y alentar la producción floral. La poda para mejorar la forma es especialmente útil con árboles de crecimiento abierto, que pierden muy poco follaje en forma espontánea. No parecen premisas muy complicadas ni extendidas, ni son una ciencia oculta. Sin embargo, lea lo que cuenta Fabio Volpe, podador profesional.
Noticias & Protagonistas: Usted está matriculado en arbolado urbano. Nos ilustró sobre las modificaciones en el urbanismo, que el eucalipto necesita un ámbito seco pero estamos en una etapa muy húmeda, que la construcción modifica el suelo, y que además hay muchas especies a renovar en la ciudad…
Fabio Volpe: Sí, pero es difícil que lo dejen hacer, la ley o la municipalidad. Vi un informe de Canal 8 donde la frase de presentación estaba equivocada. Decía: “un árbol viejo que se cae”, y muchas veces no es esa la razón. Un problema es que la municipalidad se aferra de las leyes, sin analizar cada caso.
N&P: ¿Qué significa que los árboles pasarán a ser patrimonio nacional?
FV: Que no se pueden tocar. Eso implica un costo económico para la gente que los quiere sacar y que la municipalidad no los ayude. Si uno mira en la calle o le pregunta a alguien que ya podó, observa que lo que se hace es la poda “del plumero”, que es la reglamentariamente permitida. Pero de preguntarle a un arquitecto sobre la fuerza de palanca que forma lo que queda del árbol al que dejamos en 6 a 8 metros de altura a un tronco finito de 30 cm., enseguida le explica por qué se caen. La municipalidad da un permiso de achicamiento de raíz, pero no dejan un inspector -o no lo tienen- para ver cuánto la achican, y el frentista a veces abusa y deja la panoja allá arriba pero sin base; entones pierde pie.
N&P: ¿Hablamos de leyes nacionales o de ordenanzas municipales?
FV: Las dos cosas, ambas las estudiamos, para saber qué es lo que no hay que hacer. Cuando el árbol pasó a ser patrimonio nacional, pasa a ser de la Nación, y con eso se defiende la municipalidad a rajacincha para no permitir la poda racional. Ellos se excusan con eso. Mucha gente quiere podar porque el árbol le tapa canaletas, llena la vereda, etc., o porque está inmenso y tienen miedo de que se les venga encima
N&P: ¿Y no hay muchos que están secos por dentro? ¿No se puede ver esto antes de que ocurra un accidente?
FV: Sí, claro, hay una herramienta especial con una mecha con agujero adentro, es como un sacabocados, que permite comprobarlo. Pero uno va a la municipalidad, demuestra que está podrido… y tampoco permiten podarlo. Hay costos elevados, hasta más de 5.000 pesos para sacar un árbol. Hay que ir con peones asegurados, chaleco, cascos, toda una empresa en movimiento si lo queremos hacer legal.
N&P: Además, el constante zanjeo de la ciudad, ¿no debilita las raíces?
FV: Tal cual; eso de las reparaciones del agua, o un asfalto, debilitan seriamente las raíces. Creo que la dificultad está en que deberían permitir trasmochar todo tipo de árbol, pero sólo lo permiten en eucaliptos, álamos y algún otro. Es cortarlo al ras a 6 metros de altura, pierde la fuerza palanca, el árbol queda petiso pero no se cae. Cualquier árbol, en una edificación, se va a estirar para alcanzar al sol. Tendrá 12 metros de altura si el edificio es de 4 pisos, imagínense que con tronco chico, el pobre árbol quería subir y se desbalancea. Súmenle el viento, y chau árbol. Uno le dice a la municipalidad que tiene miedo que el árbol se caiga, ellos hacen un cálculo a ojímetro y concluyen que no se va a caer, pero no lo firman. Y si se cae rompió el auto, la casa o lastimó a alguien, pero nadie se hace responsable.
N&P: Entonces lo que aparece es un alto grado de incompetencia e irracionalidad. No es sólo la ley. No pueden refugiarse sólo en la ley. Por ejemplo: ¿a quién se le ocurre que no van a contestar por escrito?
FV: Pruébenlo y lo comprobarán. Antes yo sacaba dos sueldos podando; hoy tengo súper equipo, con cosas de alpinismo, en fin, y no quiero podar más porque la gente se pelea con nosotros. Si uno me quiere contratar y yo pregunto si tienen permiso municipal, me dicen que no porque el árbol es de ellos; ahí empieza el problema. Yo, como matriculado, no puedo menos que pedir ese permiso para traer el equipo y hacer el trabajo; si no, el que está en falta soy yo. Para sacar el permiso tiene que llevar un impuesto y eso tampoco les gusta, aunque sea viejo o no pago, pero la municipalidad tiene que verificar quién pide la poda de su árbol. Mucha gente no quiere perder tiempo. La municipalidad me puede dar a mí un permiso por escrito para tramitar lo necesario, pero eso no quiere decir tampoco que me lo den. Si yo hago el trámite y después me lo niegan, la gente se enoja conmigo. Dicen que tienen poco personal…
N&P: ¿Poco personal? ¿Con 10.000 empleados?
FV: Pero en el ente de arbolado urbano hay un solo inspector o dos, y no más de 15 empleados para toda la ciudad. Yo les he pedido que vayan porque necesito trabajar. Te dicen que van, pero no es cierto. Me la paso esperando y no tienen gente, sólo dos inspectores.