Los demócratas eligen como líder al hispano Tom Perez para plantar cara a Donald Trump

El Partido Demócrata elige al hispano Tom Pérez como su nuevo líder.

Democratic National Chair candidate, Tom Perez, addresses the audience as the Democratic National Committee holds an election to choose their next chairperson at their winter meeting in Atlanta, Georgia. February 25, 2017. REUTERS/Chris Berry

“¡Dame mi libertad o te daré la muerte!” El viernes, Michael Symonette se puso a jugar con las palabras de Patrick Henry, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, cuando se cansó de las preguntas del periodista de EL MUNDO. A Henry se atribuye la frase “¡Dame la libertad o dame muerte!”. Así que Symonette la cambió un poco, solo un poco, para darle un tono un poco más amenazador. O provocador.
Conociendo al personaje, no es sorprendente. Symonette, que se presentaba como Michael ‘El Negro’ a los asistentes al Comité de Acción Política Conservadora (CPAC, según sus siglas en inglés), tiene una larga historia de controversias en su Miami natal. Entre ellas, un presunto intento de asesinato contra él que atribuye a Barack Obama, y varios procesos legales – de los que quedó absuelto – por fraude, tenencia ilícita de armas, y un triple homicidio en grado de tentativa. Y aquí estaba el viernes, en la única puerta por la que pueden salir las más de 2.000 personas que han asistido al discurso de Donald Trump en CPAC, con cinco compañeros suyos, todos negros, todos con camisetas blancas, todos con pancartas con la leyenda: ‘BlacksforTrump2020.com’.
Symonette se quejaba de que “Mitt Romney no quería ni que nos acercáramos a él, pero Trump nos ha acogido”. Efectivamente, la campaña del actual presidente ha dado prominencia a la presencia de ‘BlacksforTrump2020’ en sus mítines. Y el público del discurso de Trump en CPAC les adoraba. Se hacían fotos con ellos mientras comentaban que “a esta gente no los van a sacar en los medios de comunicación”. No conocían, evidentemente, el historial de Michael ‘El Negro’. Tampoco está claro que quisieran conocerlo. Cuando el periodista de EL MUNDO le pidió su opinión a Symonette acerca de un incidente en el que un guardia de fronteras de EEUU mató a un niño dentro del territorio de México, un periodista de la web ‘The Blaze’, conservadora pero contraria a Trump, entró como un espontáneo: “¡Eso es una noticia falsa! (‘fake news’)” Tan falsa como que el Tribunal Supremo celebró el martes una sesión sobre el caso.

El hispano Tom Perez, nuevo líder demócrata

Todo eso son cambios con respecto a la CPAC de años anteriores. Este año ha habido alegría por el triunfo electoral de noviembre, pero también recelo ante el ‘trumpismo’. CPAC teme que el presidente solo defienda las ideas de la ‘derecha alternativa’, la ‘alt-right’: nacionalismo, aislacionismo, obrerismo, y caudillismo.
No es un fenómeno exclusivo de los republicanos. El Partido Demócrata vive su propia lucha ideológica. Ayer, tras una feroz pelea, el candidato que representa al ‘establishment’ (lo que en España llamaríamos ‘la casta’) de esa formación, el hispano Tom Perez, se impuso por la mínima frente al afroamericano del ala izquierda Keith Ellison. Un latino apoyado por Joe Biden, Barack Obama, y Hillary Clinton contra un negro con el respaldo del líder de la izquierda, Bernie Sanders. Es un debate marcado por la llamada ‘política de la identidad’ (donde el sexo o la raza es más importante que la ideología) que ha concluido con una victoria mínima que augura más división.
Frente a eso, la Casa Blanca ha propuesto en CPAC simplemente, abrazar el Trumpismo. Así lo dejó claro Kellyanne Conway, la controvertida asesora de campaña y portavoz del presidente, en su discurso el primer día, cuando dijo que CPAC debería cambiar su nombre por TPAC: Comité de Acción Política de Trump. La broma, dicho sea de paso, no cayó nada bien entre los asistentes.
Los trumpistas ya se han cobrado una víctima en CPAC: los ‘libertarios’, que en Europa llamaríamos ‘ultraliberales’. Eran los seguidores del miembro de la Cámara de Representantes Ron Paul y de su hijo, el senador Rand Paul. Y otros años estaban por todas partes. En 2017, se han extinguido. Las camisetas ‘Stand with Rand’ (‘Estoy con Rand’) han desaparecido. Ahora dicen ‘Haced a América Grande Otra Vez’.
En CPAC no ha habido apenas referencias a “los creadores de empleo”, o sea, a los emprendedores, que constituían, para los republicanos, la sal de la Tierra. En su lugar, Donald Trump proclamó en su discurso que “el Partido Republicano será, de ahora en adelante, el partido del obrero estadounidense”. Hace un año, una declaración de este tipo habría provocado sarpullidos. El viernes, desencadenó una ovación.

Una CPAC contradictoria

Trump quiere que el Partido Republicano gire hacia el ‘obrerismo’ y hacia el nacionalismo, dos ideologías ajenas a lo que esa formación ha defendido en estas últimas décadas. Hace 40 años, el 6 de febrero de 1977, el entonces derrotado en las primarias republicanas a la Casa Blanca, Ronald Reagan, dedicó un tercio de su discurso en CPAC a la política exterior. Tuvo tiempo hasta para recordar que en Tanzania, que estaba alineada con la URSS, había en aquel momento 3.000 presos políticos. El viernes 24 de febrero de 2017, Donald Trump zanjó la posición de EEUU en el mundo del siglo XXI con estas palabras: “La cooperación mundial – hacer tratos con otros países, llevarse bien con otros países- es buena. Es muy importante. Pero no hay un himno mundial, una moneda mundial, o una bandera mundial. A quien yo represento es a los Estados Unidos de América. No represento al mundo. Represento a mi país”.
Así, CPAC ha tenido un aire contradictorio. Por un lado “la gente está mucho más contenta. Después de ocho años con Obama y de ver a diario cosas que no nos gustaban, tener todo el poder – en la Cámara de Representantes, en el Senado, en la Casa Blanca, y con un juez conservador nominado para el Tribunal Supremo – es muy bueno”, explica Mike Gonzalez, investigador ‘senior’ del think tank conservador Heritage Foundation, que ha participado en uno de los debates de la edición de este año sobre inmigración. En su opinión, “cualquier desconfianza que existiera hacia Trump ha sido eliminada con las decisiones que éste ha tomado en relación a la regulación de la economía y a la sustitución del juez Antonin Scalia en el Supremo”.
Otros no lo ven tan claro. “El discurso está muy bien, pero obras son amores y no buenas razones”, declaraba un activista conservador con décadas de experiencia en Washington a este periódico. Esa persona no quería romper filas ella sola, así que prefería que no se diera su nombre. Algo parecido opinaba otro veterano de CPAC, con experiencia en Gobiernos pasados y en el sector privado: “El movimiento conservador está observando a Trump. Nos gusta mucho su gabinete, pero somos conscientes de que él es una persona que fue de izquierdas hasta antes de ayer, que quiere gastar masivamente en infraestructuras, y que dice cosas de Rusia que no nos gustan”.