«Vergüenza». Bajo este lema marcharán los supervivientes de la matanza de Florida en Washington el próximo 24 de marzo.
24 de marzo. Ese día los estudiantes del Marjory Stoneman Douglas High School han convocado a la ciudadanía para tomar las calles de Washington. Recordarán a las 17 víctimas de Nikolas Cruz al ritmo de una palabra, «Vergüenza». Una dedicatoria para unos congresistas y senadores, no digamos ya el presidente, que con cada masacre agitan sus pésames y niegan cualquier posibilidad de reforma la ley. Los estudiantes aspiran a multiplicar las manifestaciones, las protestas, las demostraciones de rabia pacífica, el hartazgo de quienes consideran que va siendo hora de cuestionarse la sacrosanta Segunda Enmienda. Ésa que garantiza el derecho de los ciudadanos de EE UU a poseer y portar armas. Algunas tan mortíferas como el AR-15 con el que Cruz abatió a sus compañeros.
En un preludio de lo que viene, los estudiantes, sus padres y otros varios miles de ciudadanos participaron el sábado en una manifestación celebrada en Fort Lauderdale, en Florida. Por la tribuna de oradores desfilaron algunos de los jóvenes que padecieron el ataque. Nadie fue más contundente que Emma González al advertir que «si el presidente quiere acercarse a mí y decirme que fue una tragedia terrible y… cómo no harán nada al respecto, yo le preguntaré encantada cuánto dinero recibió de la Asociación Nacional del Rifle». Y luego, «no importa, ya lo sé. Treinta millones de dólares». Sus comentarios llegan 24 horas después de que otra estudiante del Marjory Stoneman Douglas escribiera un tuit dedicado al presidente que recorrió el país: «No quiero tus condolencias, jodido pedazo de mierda. Mis amigos y maestros fueron disparados. Mis compañeros de clase están muertos. Haga algo en lugar de enviar oraciones. Las oraciones no arreglarán esto. El control de armas evitará que vuelva a suceder». Al cabo de unas horas, y en vista que su tuit recibía una atención atronadora, Sarah, que así firma, volvía a escribirle, más calmada, para solicitar un cara a cara respecto al control de armas. Trump, entre tanto, visitaba a los heridos ingresados en el Broward Health North Hospital. De paso aprovechó para aludir a sus propios problemas y atacar en Twitter al FBI. No le perdona las presuntas negligencias. Sus agentes no solo fueron incapaces de identificar al misterioso Cruz que había declarado en Youtube su intención de dedicarse a disparar en los colegios. También pasaron por alto una llamada del pasado 5 de enero, cuando alguien supuestamente cercano al futuro asesino alertó de su peligrosidad. Según Trump, el FBI «pasa demasiado tiempo tratando de demostrar la colusión rusa con la campaña de Trump: no hay colusión. ¡Céntrense en lo importante y logren que todos estemos orgullosos!».
«Comprendemos que no es el momento de hablar del control de armas. Estamos en duelo», explicó, Cameron Kasky, estudiante del Marjory Stoneman Douglas, a la cadena CNN. A continuación, emplazó a todo el país a manifestarse el 24 de marzo. «O están con nosotros o contra nosotros (…) Estamos rogando por nuestras vidas».
La Asociación del Rifle
Sólo en lo que llevamos de año se han registrado 18 tiroteos en centros educativos. Pero numerosos legisladores descartan introducir la más mínima restricción a la venta de armas al tiempo que reciben donaciones y/o son favorecidos por campañas de publicidad financiadas por la Asociación Nacional del Rifle (ANR). Según un estudio del Center for Responsive Politics, John McCain ha sido bendecido con 7.740.521 dólares de la ANR, la mayoría durante su campaña de 2008. Richard Burr, senador por Carolina del Norte, ha recibido de la ANR 6.986.931 dólares. Roy Blunt, senador por Misuri, 4.551.146, mientras que 4.418.012 fueron para otro senador por Carolina del Norte, Thom Tillis. Al que fuera candidato en las primarias, el senador por Florida Marco Rubio, le correspondieron 3.303.355 dólares. Todos ellos republicanos. Aunque tampoco puede afirmarse que los demócratas eludan su ración de críticas: nada o casi nada cambió durante los años de Presidencia de Obama. Ni siquiera cuando los demócratas controlaban el Poder Legislativo.
La gran novedad, ahora mismo, es la disposición a manifestarse de esa mayoría social, un 60% según la última encuesta de Gallup, de octubre de 2017, que desea controles más severos para la venta de armas. Eso y las sinergias entre los políticos y la Asociación Nacional del Rifle.