La American Task Force Argentina, entidad que se dedica a poner dinero y a ejercer presión a favor de fondos de riesgo como Elliott Management decidió subir la apuesta en el Congreso de los Estados Unidos. Contrató a otros grupos para atacar al país y les pagó 340 mil dólares.
La American Task Force Argentina (ATFA, entidad que realiza lobby a favor del fondo buitre Elliott Management, que ataca a la Argentina, redobló la apuesta en el Congreso de los Estados Unidos y realizó en julio contrataciones de otros grupos de lobbyistas por U$S 340 mil. Una de las facturas, del 20 de julio, de U$S 90 mil, fue entregada a Robert Raben, uno de los representantes de My Brother’s Keepers Alliance, organización privada creada por el presidente de los EE UU, Barack Obama, para la ayuda social a los jóvenes víctimas de la desigualdad social de los Estados Unidos.
Según consignó Tiempo Argentino, en el país del Norte, estas incompatibilidades de cargos parecen no ser de gran importancia. El canciller Héctor Timerman escribió una carta su par estadounidense John Kerry advirtiendo que “resulta un contrasentido que un programa de loables características cuente entre sus directores a alguien que no ha dudado en llevar adelante acciones desestabilizadoras y agresivas”.
Este no impidió que Raben siguiera trabajando en la ONG, y tampoco lo obligó a renunciar como lobbyista. Esta última factura, recibida dos meses después de la crítica de Timerman es la prueba de que Raben continuará ejerciendo influencia a favor de los fondos buitre en el Congreso y en el Poder Ejecutivo de los EE UU.
El objetivo del nuevo contrato de lobby es “promover los esfuerzos del Congreso para comprometer al gobierno de la Argentina y los Departamentos de Estado, del Tesoro y de Justicia de EE UU respecto de los U$S 3000 millones que el país debe a los tenedores estadounidenses de deuda en default”. Esta no es la única ofensiva. El mismo 20 de julio, Connie Mack recibió U$S 80 mil para “reafirmar que la Argentina es responsable de honrar los fallos de las cortes de EE UU contra el país”, en referencia a la sentencia del juez Thomas Griesa de 2012 y las siguientes órdenes. Connie Mack, bisnieto el dueño del equipo de baseball Philadelphia Athletics, fue diputado republicano por Florida entre 2005 a 2013, bajo el apoyo de Paul Singer, el titular de Elliott Management. Cuando perdió en las últimas elecciones, decidió aprovechar la puerta giratoria y contratarlo como lobbyista. William Witcherman, por otro lado, recibió U$S 90 mil para realizar lobby en las dos cámaras legislativas, el Departamento de Estado y el del Tesoro para “contactar al Congreso y la Administración respecto del desacato de la Argentina a los fallos de la Corte”. Witcherman pertenece a Covington&Burling, firma de lobby que ha incorporado en la última semana al ex procurador general de EE UU, Eric Holder. Por otro lado, Douglas Davenport, cobró el 21 de julio U$S 60 mil por sus trabajos en las cámaras de Diputados y Senadores. Pocos días antes, el 13 de julio, Rebecca Neville, de DCI Group, obtuvo U$S 20 mil para “buscar refuerzos y apoyo respecto de la deuda de la Argentina”. La particularidad de esta firma de lobby, es que ha trabajado desde las comisiones de Agricultura de la Cámara de Diputados. Esto se debe a que ATFA también tiene el objetivo de bloquear las exportaciones argentinas de carne a los EE UU, siendo parte del litigio que la Argentina ganó en la OMC el 24 de julio. Este lobby buitre es el que sigue intentando trabar el comercio entre los dos países, aun cuando el país del Norte aceptó que la Argentina tiene razón.
Se cumplió un año del Griesafault
Esta semana se cumplió un año desde que el juez Thomas Griesa llevó a la Argentina al Griesafault, una forma extraña de default en el cual un magistrado impide a un país pagar y a los bonistas del canje cobrar. Según la International Swaps and Derivatives Association, entidad a la que pertenece el propio fondo buitre Elliott Management, el evento se produjo el 30 de julio, luego de 30 días de vencido el cupón de los bonos Discount bajo Ley Nueva York.
En ese momento, la brecha cambiaria era de 60% y el riesgo país de 649 puntos básicos, pero de manera rápida se propició una corrida cambiaria y de inestabilidad financiera que llevó a fines de septiembre a valores cercanos al 800% y los 700 puntos básicos, respectivamente.
Sin embargo, las predicciones de aislamiento financiero no se cumplieron, y la economía se volvió a estabilizar. En la actualidad, el criesgo país está a 615 puntos básicos, y la brecha cambiaria retrocedió al 62%, en niveles similares o inferiores al Griesafault.