Las empresas españoles tienen que pagar el triple que las alemanas para acceder al crédito, lo que pone en peligro la recuperación.
El problema se llama fragmentación del crédito y está completamente identificado; tanto, que es el motivo por el que el Banco Central Europeo tiró la casa por la ventana a principios el mes pasado. Y consiste, no en que el dinero no llegue a la economía real, sino en que lo hace en condiciones muy desiguales, sobre todo para las empresas, que son las que deben invertir y crear puestos de trabajo. Las españolas pagan mucho más por el crédito que sus homólogas europeas, por lo que muchas prefieren pedir prestado si es que deciden comprar fuera. Y cuando se trata de vender dentro, ahí están los fondos buitres pidiendo descuentos desorbitados.
Las empresas españoles tienen que pagar el triple que las alemanas para acceder al crédito, circunstancia que podría ahogar la recuperación económica y poner en peligro las previsiones de que el PBI crezca al 2% el año que viene. Según datos ajustados a la inflación (tipo de interés real) recopilados por Bank of America ML y citados por Bloomberg, las empresas españolas pagaban un 4,2% en mayo para los créditos de duración superior a un año, frente al 1,51% que los prestamistas alemanes han exigido a las empresas de su país. El porcentaje no está muy lejos del máximo histórico registrado en abril del 4,39%.
Los datos anteriores aún no recogen el efecto de las medidas anunciadas por Mario Draghi el pasado 5 de junio, que previsiblemente debería ser un recorte de ese diferencial de intereses entre España y Alemania. Pedir dinero es costoso y encima las empresas se quejan de que el grifo del crédito todavía sigue cerrado. En lo que llevamos de año, los préstamos a las empresas han disminuido un 12,5% y su ritmo de caída es dos veces el que se registraba en 2011.
Es cierto que el crédito a corto plazo está remontando, en concreto, para operaciones de menos de un millón de euros y a menos de un año. Pero como explica Carlos Ruiz, responsable de Asuntos Económicos de CEOE, es más bien para financiar la inversión en circulante, es decir, liquidez para el día a día de la empresa. “Tiene sentido por el momento del ciclo que vive la economía y por el incremento de la demanda interna”, añade Ruiz. Pero donde no llega el dinero es para la financiación a largo plazo, la que hace falta para hacer inversiones y crear empleo.
De hecho, muchas empresas españolas con proyectos u operaciones corporativas en el exterior prefieren endeudarse con bancos locales del país antes que con bancos españoles. “Cada vez vemos más esta tendencia”, explican fuentes del sector M&A.
Todo tiene que ver con las primas de riesgo, la brecha de rentabilidades extra que hay que pagar al capital alemán para que financie a la economía española. Ahora, este diferencial está en los 160 puntos, nada que ver con los más de 600 puntos alcanzados hace dos veranos. Pero debe bajar más. “Los prestamistas de la periferia todavía tienen un riesgo de crédito significativo”, explica Stefano Loreti, de la firma Hayfin Capital Management.
Por si fuera poco, hay sustos que de vez en cuando golpean al mercado, como lo que pasó ayer en Portugal con los problemas del Banco Espirito Santo y su matriz Espirito Santo Financial Group, ambos suspendidos de cotización por los problemas del mayor accionista de ambos, Espirito Santo Luxemburgo. Debería ser algo pasajero, pero ya estamos en verano, mala época para mover dinero: “No hay nada más siniestro detrás de la tensión reciente de los bonos periféricos que la falta de liquidez en verano”, asegura Andrew Mulliner, de Henderson Global Investors.
Competitividad mermada
Con todo, el mercado sabe que los saltos mortales se dan con red, la del Banco Central Europeo y especialmente con la artillería que ya ha desplegado Draghi (rebaja de tipos, préstamos TLTRO) y con la que tiene en la recámara, sobre todo las compras de bonos soberanos al estilo Reserva Federal. Otra cosa es que los tipos de interés reales bajen hasta el punto de que las empresas españolas estén en igualdad de condiciones que el resto de compañías alemanas.
Y mientras las cosas no cambien, este sobre coste de financiación resta competitividad a las empresas españolas, que no pueden competir en igualdad de condiciones con las del resto de Europa. O dicho de otra forma, para ser más competitivas, las empresas tienen que ajustarse por otro lado, por ejemplo, vía rebaja de costes salariales.
Los buitres sobrevuelan
A falta de dinero, la situación es que las operaciones de fusiones y adquisiciones apenas se dan entre inversores españoles. “Casi todas las operaciones son crossborder, con extranjeros”, apunta Enrique Quemada, consejero delgado del Banco OneToOne Capital Partners. Este experto explica que el mercado está muy animado pero no para los empresarios locales, que no tienen acceso a la financiación, y si para los foráneos.
Muchos de estos inversores son los llamados fondos buitres, que nunca faltan a estas citas. Les gusta España y ven oportunidades; el problema es que “están comprando a derribo”, con descuentos que llegan hasta el 70%, explican fuentes del sector. Quemada directamente prefiere ni siquiera hablar de descuentos, pues como todo se valora por múltiplos (lo más usual es el Ebitda) y como los beneficios han bajado a la mitad, las empresas han perdido la mitad de su valor.
Los fondos buitres (y el resto de inversores) se están haciendo con lo que los inversores españoles no quieren o no pueden comprar. Apuntan hacia el sector inmobiliario “prime”, buenas propiedades en las mejores zonas de las ciudades y son partidarios de comprar empresas haciéndose antes con su deuda; y también tienen especial predilección por las carteras hipotecarias, donde el descuento es salvaje. Por ejemplo, si un banco tiene hipotecas sin cobrar por 700 millones, las compran todas por el 5% de su valor. Estos son los precios que se están pagando.