Su franja de edad apoyó masivamente seguir en la UE pero la mayoría no acudió a votar
El referéndum del Brexit cayó la semana pasada en pleno festival de Glastonbury, el más famoso y legendario evento rock del Reino Unido, que comenzó el día anterior. Acudieron 180.000 personas, la inmensa mayoría jóvenes, con muchas banderas de la UE, que el viernes se despertaron resacosos e incrédulos en sus tiendas de campaña con el resultado de la votación. Un 75% de los votantes entre 18 y 24 años apoyó el Remain, quedarse en la UE, según el sondeo YouGov, exactamente lo contrario que los más mayores. Ese estudio incluso añadió de forma un tanto dramática que para esa franja de edad la esperanza de vida es de 69 años y deberán cargar con las consecuencias hasta entonces.
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Esta rabia juvenil buscó este martes un escape y desembocó por la tarde en una manifestación espontánea en Trafalgar Square, a la que se fueron sumando cientos de personas, jóvenes en su inmensa mayoría. En realidad un grupo de amigos la había convocado por las redes sociales, pero la desconvocó desbordado al superar las 50.000 adhesiones. Dio igual, la gente fue.
En torno a las siete, hora local, habría unas 2.000 personas, coreando consignas como el juego de palabras “We love Eu”, y contra Boris Johnson y Nigel Farage, líderes del Brexit. Había un ambiente festivo y de euforia, que sabia a poco porque la multitud se limitaba a sonreír, con algunos chicos que dirigían cánticos con un megáfono desde la escalinata de la columna de Nelson. Hasta que poco después la gente se puso en marcha hacia la calle en medio de aplausos. La muchedumbre paró el tráfico y enfiló la calle Whitehall hacia el Parlamento. Para entonces ya eran muchos más, y tomaron literalmente la calle. Los viandantes y turistas les aplaudían al pasar, les pitaban con simpatía los autobuses rojos de dos pisos y se sintieron arropados por la ciudad. La policía vigilaba de lejos sin intervenir, pero llegaron decenas de agentes.
Se ha extendido la idea de que padres y abuelos han traicionado a sus hijos y nietos, en una visible fractura generacional. Desde el escenario del festival varios artistas hicieron proclamas indignadas. “¡Lo que siento, y mucha gente de mi edad siente, es que hay un sentimiento de falta de amor entre la generación más vieja que ha votado por un futuro que nosotros no queremos!”, clamó entre tacos Matt Healy, 27 años, del grupo The 1975. Cantantes carismáticos como Thom Yorke, de Radiohead, o Jarvis Cocker, de Pulp, también hicieron discursos consternados, y P.J.Harvey leyó un poema titulado “Ningún hombre es una isla”. De forma más práctica, el líder laborista, Jeremy Corbyn, que tenía previsto intervenir desde un escenario del festival, al final suspendió el acto.
“Sí, es triste ver cómo a los más mayores no les importa que ahora nosotros no podamos viajar ni trabajar en el resto de Europa, han decidido por nosotros, es frustrante”, opinaba ayer en Oxford Street, una de las avenidas del centro de Londres, Fiona Reynolds, de 21 años, estudiante de arte. Una de las ideas clave del referéndum es que los viejos han arruinado el futuro de los jóvenes, pero quizá ellos mismos han contribuido si se considera otro dato menos conocido, entre otras cosas porque aún no hay datos oficiales: que la mayoría de los jóvenes no fueron a votar. La participación fue más alta en las zonas con media de edad más elevada y algunas encuestas señalan que más de la mitad de censados entre 18 y 24 años se abstuvieron, un porcentaje que la cadena Sky elevaba hasta el 64%, mientras los mayores de 45 años votaron masivamente.
Entre los 180.000 asistentes de Glastonbury, por ejemplo, que pagaron 233 libras por su entrada de cinco días, solo pudieron depositar su papeleta los que fueron previsores y votaron por correo antes del 3 de junio o retrasaron un día o dos su llegada para poder acudir a las urnas. El propio fundador del festival, Michael Evis, de 80 años, defensor de la permanencia en la UE, hizo un llamamiento hace dos meses para que la gente votara antes de ir al festival, celebrado en una localidad del suroeste, a tres horas de coche de Londres. Recordó, como también lo hizo la junta electoral, que en la zona no había un centro de voto.
El Times hizo una encuesta en el festival y le salió que el 83% estaban contra el Brexit. Pero el tabloide Daily Mail, que ha hecho campaña por el Brexit, se recochineó de esta juventud que describía como cabreada pero distraída y preguntó en la explanada de barro a 50 personas en un pequeño sondeo: sí, todos menos uno estaban a favor de Remain, quedarse en la UE, pero 21 admitieron que no habían votado. Algunos de ellos creyeron que habría un centro de votación por allí cerca y otros incluso se quejaron de que el voto debería ser por Internet y hay que reformar un sistema obsoleto que ya no es útil. El proceso de registro para votar, que es complejo, también puede haber influido, así como el hecho de que las fechas han coincidido con las vacaciones en la universidad. En todo caso, el shock del referéndum puede constituir un despertar político para toda una generación de jóvenes, aunque haya sido brusco, o precisamente por eso.
Traición más amplia
Otra idea que circula en las redes sociales ahonda en una presunta traición más amplia, la de los jóvenes de 16 y 17 años que no han podido votar, pues la ley marca el límite de 18 años, y también se sienten marginados de una decisión tan importante. “No sé por qué no hemos podido votar, yo lo habría hecho, es absurdo porque el año que viene cumplo 18 y me gustaría estudiar fuera, ahora no sé si podré hacerlo, me lo han prohibido sin consultarme”, razona Eric Ward, de 17 años, otro joven consultado ayer en Oxford Street. Este argumento tiene una base: en el referéndum de independencia de Escocia se permitió votar desde los 16 años.
De este descontento juvenil nace buena parte de la petición de un nuevo referéndum que se ha disparado en Internet hasta superar los 3,5 millones de firmas, aunque es más una pataleta que otra cosa. Al superar las 100.000 deberá ser discutido en el Parlamento, pero no tendrá más consecuencias. Encierra además otra contradicción: lo promovió en mayo, antes del referéndum, un tal Oliver Healey, con aspecto de treintañero en las fotos, que temía ya hace un mes el resultado. Pero es que él en realidad lo hizo por la razón contraria. Este político de un pequeño partido nacionalista, Ingleses Demócratas, está a favor del Brexit, no pensaba que triunfaría y por eso quería repetirlo. Ahora reniega de su petición de firmas.