Los medicamentos más consumidos en Argentina, tienen un riesgo potencial

El uso excesivo de ibuprofeno, diclofenac, aspirina y paracetamol genera serias complicaciones que los consumidores no suelen conocer.

pastillasSe consumen millones de unidades de ellos por año en Argentina y en la gran mayoría de los casos sin ningún tipo de indicación. Y es que su imagen de medicamentos inocuos se encuentra tan extendida que a nadie se le ocurre considerar siquiera que tal vez puedan hacer mal. Sin embargo cada vez existen más evidencias de que el uso indiscriminado de analgésicos de venta libre (como el ibuprofeno, el diclofenac, el parecetamol y la aspirina) no sólo causa serios trastornos a la salud sino que puede resultar fatal.
La luz de alerta por los efectos adversos de los analgésicos de venta libre volvió a encenderse semanas atrás cuando la Agencia Europea del Medicamento divulgó un informe que advierte sobre el riego de infartos y accidentes cerebro vasculares asociado al consumo en altas dosis de ibruprofeno y diclofenac. Pero lo cierto es que esta advertencia no fue un hecho aislado sino que vino a sumarse a otras que refieren de hemorragias estomacales y daño hepático por consumo excesivo de aspirina y paracetamol.
Si bien los riesgos de este tipo medicamentos conocidos genéricamente como AINES (anti-inflamatorios no esteroideos) se relacionan con dosis altas y tomas prolongadas, lo cierto es que, al ser de venta libre, cómo y cuánto se los consume es algo que queda librado en general al criterio de cada quien. Y como los consumidores tienden a asociar “venta libre” con “inocuidad” no es infrecuente que se caiga en dosis peligrosas para la salud.
Pero además, impulsados por fuertes campañas publicitarias en televisión, los analgésicos de venta libre se han vuelto a lo largo de las últimas décadas productos de uso habitual. Tanto es así que los argentinos consumimos un promedio de cinco cajas de ellos por año, según datos del Instituto de Estudios sobre Políticas de Salud, donde aseguran que ese consumo se encuentra influenciado en la mayoría de los casos por publicidades que alientan a la automedicación y ocultan los daños potenciales que estos medicamentos pueden causar.

INFARTOS Y ACV

Si bien se sabe desde fines de los noventa que todo este grupo de analgésicos está asociado en alguna medida a riesgo de infartos y ACV, en los últimos años ha aparecido un montón de evidencia y documentos que no sólo lo confirman sino que muestran que entre los más peligrosos se hallan dos de los más consumidos en nuestro país: el ibuprofeno y el diclofenac. A ellos apunta precisamente la advertencia lanzada por el Comité de Fármacovigilancia de la Agencia Europea del Medicamento semanas atrás.
“Cuando ese usan en dosis altas y por tiempos prolongados, promueven la formación de coágulos en la sangre. Si esos coágulos se forman en la arteria coronaria, el resultado es un infarto; si se forman en las arterias del cerebro, lo que provocan es un ACV. Pero éste es sólo el factor de riesgo vascular que hemos visto en los últimos años. Ya antes se sabía que en dosis altas también aumentan la presión arterial y, al favorecer la retención de agua y sodio pueden ser peligrosos en personas con insuficiencia cardíaca”, explica el doctor Guillermo Prozzi, médico anestesiólogo y docente de la cátedra de Farmacología Aplicada de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP.
Si bien los más riesgosos de los que se venden libremente en Argentina son en este sentido el ibuprofeno y el diclofenac, la amenaza potencial que entraña el último de ellos sería bastante mayor. Sucede que “mientras que el riesgo en el consumo de ibuprofeno se da a partir de los 2.400 mg. (lo que equivale a tomar seis comprimidos de 400 o cuatro de 600 mg.), una dosis que casi nadie suele tomar, en el caso del diclofenac, el riesgo aparece ya a los 150 mg. por día (o sea tres comprimidos de 50 o dos de 75 mg., según su presentación comercial en Argentina) y eso es algo que sí se ve en forma habitual”, asegura Prozzi.
Lo mismo señala su colega el doctor Gustavo Marín, docente de la cátedra de Farmacología Básica de la misma facultad, quien observa “cierta tendencia a consumir de anti-inflamatorios en exceso sin necesidad”.
Aunque algunas personas llegan a tomar cuatro o cinco comprimidos de ibuprofeno al día, “el efecto buscado se logra con una dosis de 1.200 mg. diarios. Tomar más que eso equivale a aumentar el riesgo de complicaciones sin lograr ningún beneficio extra”, aclara Marín. De ahí que “la recomendación para el uso de ibuprofeno es de tres comprimidos de 400 mg. al día por un lapso de tres a cinco días. Si pasado ese tiempo no se logra controlar la fiebre, el dolor o la inflamación, hay que volver a ver al médico porque algo anda mal”.

HEMORRAGIAS DIGESTIVAS

Pese a que el riesgo que viene concitando en los últimos años la mayor atención es el cardiovascular, mucho más frecuentes y peligrosas son las lesiones en el estómago que este tipo de medicamentos pueden provocar. Un estudio publicado en el Acta Farmacéutica Bonaerense en 2012 señala su consumo excesivo como causa del 40% los casos de hemorragia digestiva. Sin embargo el riesgo que entrañan no se limita a esta única complicación: también pueden generar úlceras y perforaciones gástricas.
La razón por la cual los AINES pueden dañar el estómago se debe a que “todos ellos funcionan inhibiendo las prostaglandinas, unos mediadores que tenemos en los tejidos y que contribuyen a que la mucosa del estómago se proteja de los ácidos gástricos. Por eso es que al inhibir este mecanismo, favorecen la aparición de gastritis, úlceras, perforaciones y hemorragias, una problema que causa 16.000 muertes al año sólo en Estados Unidos”, explica el doctor Prozzi.
Aunque todos los AINES producen ese efecto adverso en una u otra medida, “el más riesgoso entre los que usamos en Argentina es el ketorolac, un anti-inflamatorio que suelen indicar los odontólogos y los médicos, y que tiene un riesgo tal que su dosis se encuentra restringida a no más de cinco días por vía oral. Pero también la aspirina y el naproxeno, que son de venta libre, resultan riesgosos en dosis altas”, comenta el médico.
“El único que no provoca hemorragias gastrointestinales o eventos cardiovasculares es el paracetamol, que implica otro tipo de riesgo que tampoco es menor: toxicidad hepática”, señala por su parte el doctor Marín.
“En dosis mayores a 4000 mg. diarios el paracetamol puede causar un daño tan serio que si la persona no recibe un transplante se puede morir. Considerando que sus presentaciones en Argentina alcanzan hasta 1000 mg. por comprimido, hay que ser cuidadoso al usarlo porque rápidamente se puede alcanzar la dosis tóxica”, advierte Marín.

UNA FALSA SEGURIDAD

Más allá de que “vivimos en una cultura que tiende a solucionar todo con medicamentos”, el hecho de que algunos AINES puedan comprarse sin receta (como es el caso en Argentina del ibuprofeno, el naproxeno, la aspirina, el diclofenac y el paracetamol) genera en torno a ellos una sensación de falsa seguridad, entiende Prozzi. “La gente suele asociar venta libre con `inocuidad`. Y lo cierto es que si bien los medicamentos que no requieren receta vienen con dosis disminuidas para reducir sus riesgos, no por eso dejan de tener efectos adversos peligrosos cuando se los consume sin control”.
A su vez, a falta de información sobre los riesgos que implica su consumo en exceso, mucha gente tiende pensar que a dosis más altas, mayor es su efectividad. “Mucha gente cree que su eficacia contra la fiebre, el dolor o la inflación aumenta si se los toma más seguido o en mayor cantidad; y no es así: lo único que se logra de esa forma es aumentar el riesgo no la efectividad”, explica el doctor Marín.
Lo cierto es que la forma en que estos productos suelen ser publicitados en Argentina no ayuda precisamente a evitar un uso irracional. A pesar de que la Asociación Agentes de Propaganda Médica ha presentado en los últimos años varias denuncias ante la ANMAT por publicidades de analgésicos de venta libre que alientan su consumo abusivo y sin control, cada año al llegar el invierno este tipo de campañas vuelve a tener espacios promocionales en programas de radio y televisión.
“Los adultos mayores, los que más AINES consumen por el hecho de que suelen sufrir artrosis y otras patologías que causan dolor, son a su vez quienes más riesgo corren – advierte el doctor Prozzi-. En ellos la posibilidad de sufrir complicaciones gástricas o cardiovasculares por un consumo inadecuado puede ser hasta cinco veces más alta según su edad”.