El fracaso en los primeros años del nivel medio está vinculado con las dificultades para concentrarse, organizar el tiempo y comprender los textos.
“Hola, profe. Vine a prepararme para el examen de Historia, ¿me podrán ayudar?”, dijo un adolescente al entrar a la sala de profesores de su colegio. La docente lo miró, revisó las planillas y exclamó: “¡pero la mesa de Historia es mañana, hubieses venido antes!”. El alumno le contó que había intentado estudiar pero que no podía concentrarse y que, cuando lograba prestar atención a lo que leía, no entendía nada.
Las dificultades para estudiar de ese alumno son las mismas de muchos de sus pares y genera altos niveles de desaliento y desmotivación. Por eso, muchos colegios de gestión privada incorporaron hace algunos años materias o talleres de técnicas de aprendizaje o metodologías de estudio. En tanto, algunos establecimientos públicos ofrecen este servicio por medio de tutorías.
El 34% de 4200 estudiantes secundarios encuestados en la Ciudad de Buenos Aires afirma que, de haber tenido apoyo escolar, hubiese podido mejorar su rendimiento y disminuido las posibilidades de repetir o abandonar el colegio. Los porcentajes más altos de repitencia se registran en los dos primeros años del secundario. Los especialistas responsabilizan de esos tempranos fracasos a la falta de una metodología de estudio adecuada. “Puede ser que les vaya bien, pero si no saben darse cuenta de por qué, es posible que en el futuro tengan problemas serios. Las técnicas de estudio no hacen magia, ayudan al alumno a detectar qué método le resulta”, explicó Claudia Viola, directora de la Escuela Nº 9 Justo José de Urquiza, de Flores. Y agregó: “el mayor problema para estudiar es que los chicos no tienen hábitos de estudio. Muchos no tienen acompañamiento de sus familiares porque no están en la casa o no tienen esos conocimientos”.
“En mi casa tenemos una hora de estudio, y eso me ayuda a estudiar”, contó Santiago Grunwaldt, de 14 años, el mayor de seis hermanos. En su colegio, Nuestra Señora de Luján, de Parque Patricios, se dicta desde el año 2000 la materia Método de Estudio, en primero y segundo año. “No tengo problemas para estudiar, aplico un método que me enseñaron mi papá y un profesor: los cuadros sinópticos”, contó Santiago. Al describir esa materia, añadió: “no nos enseñan una manera de estudiar, sino que nos enseñan a pensar”.
Gloria Candiotti, rectora de ese mismo colegio, adjudica la reducción del nivel de repitencia a esas actividades, que están a cargo de docentes de Lengua y Física y de una psicóloga. “En 2006, repetía el 30% de los alumnos de primero y segundo año, y ahora lo hace el 7%”, sostuvo Candiotti. Y agregó: “pedimos a cada profesor que ayude a los chicos a entender cómo estudiar su disciplina. No buscamos darles solo técnicas, sino también ayudarlos a reflexionar sobre su condición de estudiantes y los sacrificios que implica estudiar”.
“Lo que más me sirvió de Método de Estudio fue un trabajo de investigación que nos pidieron, porque después implementé lo que había hecho para ese trabajo, como entrevistas y búsqueda de información, en otras materias”, recordó Julieta Montaño, alumna de tercer año en el Luján. “Me gustaría tenerla también este año”, anheló.
“Es fundamental que todas las escuelas enseñen técnicas de estudio y estrategias que garanticen el aprendizaje significativo de los estudiantes”, indicó Mercedes Miguel, directora de Planeamiento Educativo del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. La funcionaria informó que se incorporará un Taller de Estudio en primero y en segundo año, de carácter obligatorio para todos los colegios a partir de la implementación de la Nueva Escuela Secundaria, en 2015. Según ese plan, los talleres serán dictados por tutores y no tendrán evaluación.