‘Time’ le calificó en su portada como la ‘cara del terror budista’. Se ha convertido en el principal apoyo de Thein Sein en las elecciones birmanas.
Ashin Wirathu todavía exhibe con orgullo las fotos en las que se le ve llevando el uniforme azul de presidiario. Las ha colgado en su despacho junto a otra en que aparece vestido con una túnica blanca, cuando fue liberado en 2010 gracias a una amnistía, tras cumplir siete de los 25 años a los que fue sentenciado.
El clérigo bromea con el apodo mediático que, dice, se ganó por un “malentendido”. “Los musulmanes me apodaron el Bin Laden del budismo en Facebook y un día un periodista vino a entrevistarme. Le dije: ‘¿Qué, vienes a hablar con el Bin Laden del budismo?’ Y pensó que era yo quien reclamaba ese nombre. Es una cosa de los medios, a los que sólo les interesa ganar dinero”, dice.
Con decenas de miles de seguidores en Facebook y Twitter, y un discurso incendiario, Wirathu se ha convertido en el rostro más reconocible de una visión extremista del budismo compartida por un sector de los monjes de Sri Lanka y que pretende expandirse a otros países del entorno, como Tailandia.
A sus 47 años, 33 de ellos con el hábito, el clérigo se ha ganado un aluvión de críticas por sus diatribas contra los musulmanes -a los que llegó a equiparar con “perros”– o sus insultos hacia la enviada especial de la ONU para Birmania, Yanghee Lee, a la que tachó de “prostituta”.
Wirathu se dio a conocer en 2001 por sus vínculos con el grupo radical 969. El tiempo que pasó en la cárcel por incitar a las ‘razzias’ contra comunidades musulmanas en 2003 no logró aplacar su dialéctica. Quizás por ello la revista Time le reservó su portada en julio de 2013 bajo el titular: “¿La cara del terror budista?”. En un discurso que pronunció ese mismo año, se refirió a la masacre de estudiantes y otros habitantes musulmanes de Meiktila ocurrida poco antes como una “muestra de fuerza”. “Si somos débiles, los musulmanes ocuparán nuestra tierra”, adujo.
El profesor del ingente monasterio de Masoeyein en Mandalay -que acoge a más de 2.500 alumnos- es ahora una de las figuras más reconocidas de Ma Ba Tha y el clérigo más activo en la campaña de apoyo a la reelección del presidente y ex general Thein Sein.
En la Revolución Azafrán los monjes pedían democracia y la liberación de Aung Sang Suu Kyi. Usted ahora no cesa de criticarla. ¿Por qué?
Aung San Suu Kyi ha demostrado que no está del lado de los nacionalistas y patriotas. Su partido es pro musulmán. Nunca se opone a ellos y obedece sus órdenes a nivel local. Descubrimos un mensaje que le envió a Wakkar Uddin [un conocido activista rohingya de EEUU] donde decía que si ganaba las elecciones iba a defender los derechos de los rohingya y que iba a arrestar a los que les torturaron.
¿Está usted en contra de que se arreste a quienes torturan?
Estoy en contra de la violencia, pero los rohingya no son birmanos, ellos son inmigrantes ilegales de Bangladesh. Además, Aung San Suu Kyi no es una buena administradora para el país. La gente de su propio partido critica su carácter personalista, muy poco democrático. Es cierto que en 2007 todos luchábamos por la democracia [él estaba en ese momento en la cárcel]. Yo quería entregarle el país (a Suu Kyi), pero descubrí que no estaba cualificada. Por todo esto los monjes patriotas se han alejado del LND [Liga Nacional Democrática, el partido de Suu Kyi]. No estamos hablando de unos pocos. La mayoría apoya ahora al Gobierno.
Pero su ideología ha logrado dividir al clero budista en al menos dos sectores…
Hay un 98% de monjes que defiende el país y la religión, y que por eso apoyan a Thein Sein, porque él nos protegerá de la amenaza musulmana, y un 2% que juegan a la política y que reciben apoyo de la comunidad internacional.
Hay monjes que le acusan de ser una “herramienta” de los militares y de recibir dinero de ellos..
No recibo dinero de los militares, pero si me lo ofrecieran tendría que aceptarlo. Es una tradición budista. Incluso si me lo ofrecieran los musulmanes.
¿Cómo explica el apoyo a los mismos ex militares que encarcelaron y torturaron a muchos monjes en 2007?
No lo hacemos porque les amamos, sino por un interés patriótico y nacional. Si queremos un país estable y pacífico, Thein Sein tiene que ser reelegido.
¿Qué está sugiriendo con eso? ¿Qué habrá violencia si Thein Sein pierde las elecciones?
Peor que violencia. Nadie puede controlar al ejército y a lo mejor volverán a dar un golpe de Estado.
¿Por qué Thein Sein es el mejor candidato en su opinión?
Porque sabe cómo controlar el problema de los rohingyas. Los bengalíes [así les llama] dicen que Rakhine es su tierra y tienen armas para lanzarse a la guerra, pero Thein Sein sabrá defendernos.
¿Es cierto que pretende promover una ley que prohíba portar el hiyab [velo musulmán] y sacrificar animales en las festividades ligadas a esa religión?
Sí. Ahora todas las jóvenes usan el velo. Incluso en la escuela. Algunas se tapan toda la cara y no sabemos si son mujeres u hombres. Así pueden ocultarse, esconder armas y preparar atentados. Es una cuestión de seguridad.
En Birmania casi el 90% de la población es budista y los musulmanes no representan sino un 5%. ¿Por qué considera que tal minoría es una amenaza?
¿Cuánta gente organizó el 11 de septiembre? Una minoría. ¿Y lo de Charlie Hebdo? Una minoría. Son pocos pero tiene esa forma de ser. Los musulmanes son una amenaza para todo el mundo. Su objetivo es controlar Birmania.