El proyecto costará unos € 600 millones y aún necesita la luz verde para su financiación, pero se descuenta que llegará porque ya recibió el apoyo de los gobiernos de la UE.
Desde 2025 un grupo de tres nuevos satélites comenzarán a medir las emisiones de dióxido de carbono en todo el planeta. El proyecto de la Agencia Europea del Espacio (ESA) permitirá conocer con certeza los registros de cada uno de los países de uno de los principales gases responsables del cambio climático.
“La principal diferencia es que este sistema hará muchas, muchas más observaciones y mejorará la precisión en las áreas fuertemente contaminadas”, explicó Michael Buckwitz, físico de la Universidad de Bremen y asesor del proyecto, en diálogo con ámbito.com.
¿Cómo funcionan? ”Los satélites observan hacia abajo y miden los espectros de la radiación solar reflejada. A lo largo de la trayectoria de la luz, el CO2 la absorbe a una longitud de onda específica. El satélite realiza mediciones en esa longitud, y de acuerdo a cuánta luz es dispersada hacia atrás detecta la cantidad de CO2 en esa porción de la atmósfera”, explicó.
Otra gran ventaja es que tendrá una amplitud de observación mucho más amplia que los actuales dispositivos en funciones, como el moderno satélite Sentinel-5P de ESA, que informa en alta resolución datos sobre ozono, monóxido de carbono, metano, dióxido de azufre y aerosoles.
Según Buckwitz, “podrán monitorear literalmente el planeta entero. Los tres satélites observarán toda la parte del mundo iluminada por el sol. Lo que no podremos hacer es ver a través de las nubes, que es una limitación severa pero inevitable”.
El proyecto costará unos € 600 millones y aún necesita la luz verde para su financiación, pero se descuenta que llegará porque ya recibió el apoyo de los gobiernos de la Unión Europea. Será un interesante aporte para determinar de manera fehaciente la cantidad de emisiones certeras de cada nación, uno de los compromisos asumidos en la firma del Acuerdo de París.
Hasta ahora los países, entre ellos la Argentina, informan sus datos a través de sus inventarios de emisiones, pero estos podrían ser no del todo confiables, ya sea por errores en la medición o por ocultas intenciones políticas. Para el especialista, esta nueva herramienta “definitivamente ayudará a mejorar la calidad” de los registros y echar luz sobre los datos dudosos.
¿Con qué frecuencia se emitirán las mediciones? “Supongo que cada año, pero aún no está del todo claro. De todas formas, muchas personas tendrán los datos y los hallazgos específicos se informarán lo antes posible”, afirmó.
Se espera además que los satélites compartan su información con otros similares que sean lanzados en el futuro desde otras regiones, para contribuir a elaborar un censo de emisiones lo más exacto posible.
A partir de 2014, los países tienen la obligación de presentar cada dos años los reportes de actualización sobre sus Gases de Efecto Invernadero, que contabilizan el volumen emitido y absorbido en la atmósfera.
Pero fue recién en diciembre de 2015 cuando 195 países firmaron en la conferencia COP21 celebrada en Francia el primer compromiso vinculante sobre el clima, que estableció un plan de acción internacional para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y así limitar a 1,5º el aumento de la temperatura global respecto a niveles preindustriales.
¿Por qué los satélites no se pusieron en órbita antes? Buckwitz reveló que el proyecto estaba en carpeta hace tiempo, pero fue clave el consenso mundial alcanzado en la Cumbre del Clima: “Lo propusimos hace ya 10 años, pero recién el Acuerdo de París logró darle el impulso final”.