La docente María Fernanda Berti, habló en la 99.9 sobre el trabajo que realizó en un barrio del conurbano bonaerense, sobre la violencia en los márgenes sociales y destacó que “en los 4 años que duró la etnografía, en este barrio la tasa de homicidios aumentó un 180%”.
La violencia en los márgenes de la sociedad es un tema muy complejo y que es necesario abordar en una sociedad como la argentina. Ese camino lo han recorrido la docente María Fernanda Berti y el sociólogo Javier Auyero que realizaron un trabajo de campo en el Conurbano Bonaerense con el fin de sacar conclusiones y conocer la problemática.
Berti habló en la 99.9 y se presentó: “soy maestra de escuela primaria, trabajo en un barrio del primer cordón del conurbano desde el año 2007. Estoy con chicos de primero a sexto grado. Están en una zona muy periférica”, indicó.
A partir de su trabajo cotidiano se topó con la violencia: “lo primero que me empieza a pasar, es que los chicos hablaban mucho de sus familiares presos en cualquier situación áulica. La cárcel era una institución de la vida cotidiana. Entonces en 2008 me reencuentro con el sociólogo Javier Auyero que había terminado un trabajo que se llama Inflamable, historia del sufrimiento ambiental; donde habían trabajado en cómo las clases pobres sufren el ambiente”, detalló luego.
A partir de lo que había hecho, en otro contexto, se unieron para una nueva experiencia: “Javier me convocó a guiar un trabajo de campo, para replicar eso en este barrio. La fuente de contaminación no se hace tan visible en este caso, pero empiezo a tomar registro día a día con un diario de clase de lo que los nenes me iban contando. Empezamos a ver que los nenes hablaban todos los días sin tener que forzarlos, sobre violencia y violencia interpersonal sobre todo, lo que les pasaba en las casas, la calle, de día y de noche”, contó María Fernanda.
En el relevamiento que realizaron en toda la sociedad que los rodeaba, llegaron a una primera conclusión: “nuestro trabajo se trató de escuchar a la gente. Hablábamos con los vecinos, los papás, con el comedor del barrio, el centro comunitario, la iglesia, etc; ellos fueron nuestras fuentes. Lo que nos pasó fue que nos dimos cuenta que el discurso de la inseguridad está apropiado por las clases medias y las clases medias altas del país, pero los que más sufren la inseguridad son los sectores populares”, dijo. Luego sentenció: “incluso en cuestión de números, en los 4 años que duró la etnografía, en este barrio la tasa de homicidios aumentó un 180%. Los pobres están vistos como los perpetradores de la violencia y quisimos visibilizar que son ellos quienes la sufren. También queríamos ver como íbamos a contar la violencia”.
Hay varios factores, en ese barrio que estudiaron en particular, que hacen recrudecer la violencia: “creemos que en este barrio las dos razones del crecimiento de la violencia son la informalidad y la ilegalidad de las drogas. Se cree que el adicto es violento por el efecto farmacológico, pero creemos que la violencia de la droga tiene que ver con lo ilegal”. Por último, se refirió a la incidencia que tiene la reconocida feria “La Salada” en la criminalidad: “el barrio tiene diferentes formas urbanas. Hay un asentamiento que ahora se está convirtiendo en barrio, hay un barrio viejo que es de ex obreros y hay una villa. La feria de La Salada funciona dos veces a la semana y va muchísima gente con efectivo y se da lo que los sociólogos llaman crímenes de oportunidad”, concluyó.
Sin dudas, se trata de un tema que tiene que ver con toda la sociedad por sus implicancias en la vida cotidiana de un sector de menos recursos en nuestro país y que tiene que convivir con los delincuentes de una forma muy cercana.