Los policías que detuvieron al ex funcionario desmintieron haber recibido una alerta previa

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Negaron la actuación de servicios de inteligencia; dijeron que José Lópéz estaba “fuera de órbita”

Los cuatro policías que detuvieron a José López rompieron ayer el silencio. Negaron que estuvieran advertidos por servicios de inteligencia antes de hacer el operativo en el convento. Confirmaron que López les ofreció dinero para sobornarlos. Y aseguraron que el ex funcionario estaba “fuera de órbita o narcotizado” la noche que fue aprehendido.

El siguiente es el relato del capitán mayor Pablo Román Elmo, el teniente primero Fernando Sei, la oficial inspectora Alejandra González y la oficial principal Corina del Valle Czydyjk, luego de ser ascendidos, ayer, y condecorados por la gobernadora María Eugenia Vidal .

De entre ellos, el testimonio de Pablo Román Elmo es el más singular. Elmo es de General Rodríguez y acostumbra hacer el rondín en la zona que comprende el convento Nuestra Señora de Fátima, en la calle Mansilla.

“Hubo una llamada al 911 por un vehículo en marcha -relató Elmo-. Llegamos al convento y nos dice Jesús, el denunciante, que había saltado un hombre al interior del monasterio con un par de bolsas. Llamamos por el portero eléctrico a las monjas, pero no nos atendían. Mientras llegó el segundo patrullero, las monjas me abrieron. Cuando íbamos a ingresar, vimos que este hombre salía del fondo del convento. Llevé la conversación para que no se pusiera agresivo. No estaba en órbita. Estaba desorbitado.”

“En un momento yo le digo: «Yo te conozco a vos». Él se sorprende. «Yo te conozco, yo te conozco», le repetía yo, para que no se pusiera agresivo. La verdad es que lo desconocía.”

“Ahí le digo: «Nos llamó el papa Francisco». Y él dice: «¿El papa Francisco?». «Sí, nos llamó el papa Francisco y dice que vos tiraste unas bolsas dentro del convento. Quiero saber qué hay…».”

De acuerdo con este testimonio, el teniente Román Elmo entró entonces en el monasterio. La conversación se había dado afuera, ya que López había salido. En el interior había dejado la ametralladora y las bolsas con dinero. “Al ingresar nos encontramos con el arma y la plata adentro. Cuando veo el arma vuelvo corriendo, me abalanzo y grito que hay que esposarlo porque tiene un fierro. Le hablo al capitán: «Acompañame, algo grave pasa». Fuimos a adentro. Ahí estaban las bolsas.”

“Vimos a las monjas. Una nos dijo que López había ido a pedir perdón. Nos dijo que había robado para terminar la obra. Después vimos las bolsas con el dinero. Y él empezó a gritar: «Tengo plata, tengo plata».”

Ante una consulta sobre si conocía la identidad de López en el momento de la aprehensión, Elmo respondió: “Yo le dije que lo conocía, pero ni sabía quién era. Tomé dimensión después. No sabíamos quién era el tipo. Fue una llamada al 911. Fue todo espontáneo. Es mentira que nos avisaron”.

El teniente primero Fernando Sei completó el relato con su recuerdo de esta escena: “Fue una llamada al 911 como cualquier otra llamada. Llegamos en tres minutos porque estábamos a tres cuadras del lugar. Nos acercamos con mi compañero. Él toca el timbre y no sale nadie. Por ahí sale Jesús, el vecino. Yo llamo a la jefa de turno. En tanto veo la patente, que no tenía pedido de captura. Después se abre el portón y sale el hombre… estaba como divagando”.

“No tenía encima el arma. La encontraron después Román Elmo y Alejandra González. Ellos gritan que tenía una ametralladora y lo aprehendemos. López dijo: «Tengo plata, tengo plata…». La monjas dijeron al principio que no lo conocían, después la hermana superiora dijo que sí que lo conocía y que había robado para hacer una donación.”

El teniente Sei aseguró: “No sabíamos quién era la persona. Es todo mentira que nos habían avisado. Fue una llamada común y corriente al 911. No sabíamos ni adónde íbamos. Él o se hacía o estaba bajo los efectos de algún estupefaciente”.