Su imagen irrumpiendo en plena transmisión de un noticiero ruso, portando una pancarta contra la guerra, dio la vuelta al mundo.
La protagonista fue Marina Ovsyannikova, una periodista rusa que afirma que su pueblo está “zombificado” por la propaganda del Kremlin.
Ovsyannikova fue entrevistada por la BBC y dice que los rusos deberían dejar de escuchar la cobertura de los medios controlados por el Estado.
“Entiendo que es muy difícil… buscar información alternativa, pero necesitas ir a por ella”, dijo la periodista.
“Quería mostrar que algunos rusos están contra la guerra”
Ovsyannikova, editora del estatal Canal 1, fue detenida tras su protesta del lunes.
Apareció en cámara en uno de los noticieros con mayor audiencia de Rusia, Vremya, sosteniendo un cartel donde se leía: “No a la guerra, detengan la guerra. No crean en la propaganda, aquí les están mintiendo”.
También se le escuchaba repetir las mismas palabras: “no a la guerra, detengan la guerra”.
“Era consciente de que si protestaba en la plaza central (en Moscú), habría sido arrestada como todos los demás, arrojada a una caravana y procesada en un juicio”, dijo Ovsyannikova este jueves.
“La mitad de la pancarta estaba en ruso, la otra mitad en inglés. Realmente quería mostrarle a la audiencia occidental que algunos rusos están contra la guerra”, añadió.
“Claro que siento que cargo con algo de responsabilidad. Yo era un engranaje ordinario dentro de la máquina de propaganda. Hasta el último momento no pensaba mucho en ello”, dijo.
Ovsyannikova también respondió a varias alegaciones en medios rusos sobre los motivos de su protesta: “hay muchas teorías de la conspiración sobre mí”.
“Es por eso que tenía que explicar al mundo lo que realmente pasaba, el hecho de que soy una mujer rusa normal, pero que no podía quedarme al margen”.
Contra la versión oficial
Antes de su protesta en televisión, Ovsyannikova había grabado un video donde decía estar avergonzada de trabajar para la “propaganda del Kremlin”.
La periodista afirma haber sido detenida e interrogada por la policía durante 14 horas, y que le pusieron una multa de 30.000 rublos (US$280) por ese video.
Las autoridades estaban convencidas de que Ovsyannikova actuaba en nombre de alguien más, cuenta la periodista.
“Nadie creía que fuese mi decisión personal. Sugerían sobre si podía ser un conflicto en el trabajo, familiares que estaban descontentos sobre Ucrania o que lo hacía para los servicios especiales de Occidente”.
“No podían creer que tuviese tantas objeciones contra el gobierno como para quedarme callada”.
La televisión estatal rusa ha estado controlada por el Kremlin durante mucho tiempo y los puntos de vista independientes son poco frecuentes en los principales canales.
También es inusual que los empleados de organizaciones de noticias estatales expresen opiniones distintas a la postura oficial del Kremlin.
Sin embargo, desde que comenzó la guerra en Ucrania, un número de periodistas ha dimitido de algunos de los principales canales de televisión rusos: Zhanna Agalakova de Canal 1 y Lilia Gildeyeva y Vadim Glusker de NTV.
Los medios estatales rusos se refieren a la guerra como “operación militar especial” y pintan a Ucrania como el agresor, describiendo a su gobierno electo como neonazi.