El sensor de tsunamis más cercano, a unos 200 km de Palu, recogió una subida del nivel del agua «insignificante».
Como suele ser habitual en un país tan caótico como Indonesia, hay bastante confusión sobre la alerta de tsunami tras el terremoto de magnitud 7,5 que sacudió el viernes la isla de Célebes (Sulawesi en el idioma local). Aunque la alarma fue levantada a la media hora, un potente tsunami golpeó su costa occidental con olas de entre tres y seis metros que avanzaban a cientos de kilómetros por hora.
Todavía no se sabe si el tsunami llegó a la ciudad de Palu antes o después de que la alerta fuera levantada, pero lo que sí está claro es que sus olas no fueron detectadas por los sensores en alta mar de la agencia indonesia de meteorología y geofísica (BMKG).
«No tenemos datos de observación en Palu. Así que tuvimos que usar la información que teníamos y tomar una decisión», explicó ayer el responsable de terremotos y tsunamis de la agencia, Rahmat Triyono, según informa Reuters. Tal y como reconoció, la boya con un sensor de tsunamis más cercana está a unos 200 kilómetros de Palu y solo recogió una subida del nivel del agua «insignificante», de solo seis centímetros. «Si hubiéramos tenido un medidor de la marea o datos correctos en Palu, por supuesto que habría sido mejor», admitió Triyono. Basándose en los vídeos que circulan por las redes sociales, cree que «el tsunami ocurrió antes de que la alerta fuera levantada», pero los internautas desconfían de esta versión oficial y critican al Gobierno por no haber sido capaz de impedir la catástrofe.
«La decisión se basó en vigilancia visual y posterior observación usando el equipo en el mar durante treinta minutos. Como no se vio ningún cambio significativo en el nivel del mar, la alarma fue levantada», señaló en un comunicado el portavoz de la agencia indonesia para la prevención y lucha contra los desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho.
Para el futuro, las autoridades prometen mejorar el sistema de protección contra tsunamis, pero no es la primera vez que fallan las alertas. En julio de 2006, un año y medio después del tsunami del Índico, las olas gigantes se cobraron 650 vidas en la isla central de Java. Aunque el Centro de Alerta de Tsunamis del Japón avisó al Gobierno indonesio del seísmo que provocó dicho tsunami, las autoridades locales no pudieron ordenar la evacuación de la zona por falta de medios.