En Italia se vive una situación económica desesperante. Cada día, los medios informan acerca de aquellas personas que se quitan la vida debido a que ya no tienen trabajo y toda su vida se desmoronó.
Esta situación alarmante que viven los italianos se ve reflejada en el hombre que hace una semana disparó a quemarropa contra los ministros que se encontraban en Palazzo Chigi para asumir su cargo. Luigi Prieti, quien hirió a dos policías y a una mujer embarazada, dijo que la noche previa al acto “había pensado en matarme” pero que “no quería ser un caso más”. Prieti había perdido el trabajo y debido a la mala situación en la que estaba, su hijo tuvo que irse al norte con su ex mujer, mientras que el obrero volvió con sus padres al sur. Por tal motivo y para no ser uno más de aquellas personas que se quitaron la vida ante la falta de esperanza, decidió hacer “algo sorprendente”.
En los últimos dos años, los suicidios por la crisis crecieron un 15%. Según el director del Centro de Prevención del Suicidio del hospital Sant’Andrea de Roma, Maurizio Pompili, el detonante de la muerte en la mayoría de los casos es la sensación “de no poder sobrellevar los problemas económicos”, sobre todo a hombres de 25 a 69 años. “Italia en los años de la crisis reproduce estándares observados en precedencia en frangentes de pesada dificultad económica: como los años de la Gran Recesión en Estados Unidos”, dice Pompilli.
Durante los primeros tres meses de este año, el centro que dirige Pompili tuvo “un 40% de aumento en los pedidos de ayuda”. Se trata de empleados que perdieron el trabajo y no puede seguir manteniendo a su familia. También hay pedidos de ayuda de “empresarios que tienen que afrontar el fracaso y el peso que éste tendrá en la vida de otras personas”.