El analista internacional habló en la 99.9 sobre el difícil y complejo panorama en la guerra que tiene distintos frentes en Medio Oriente.
En Medio Oriente se está viviendo una compleja situación que se generó a partir del pogromo del 7 de octubre y que tiene distintas aristas que interactúan generando un clima de tensión constante.
El analista internacional Luciano Mondino hizo una detallada descripción de la situación, sobre todo por la tensión entre Irán e Israel que podría tener una escalada aún mayor. “Sigue todavía vigente una amenaza de Irán de perpetrar un ataque contra la población civil de Israel y su infraestructura crítica, especialmente en lo que es tecnológica, comunicacional, militar, puertos, etc. Una respuesta desproporcionada de Irán sobre Israel, que se daría en respuesta a la eliminación de Ismail Haniya, el líder del buró político de la organización terrorista Hamás dentro de Teherán, significaría una posible respuesta fulminante desde el gobierno de Jerusalén. Sin duda se llevaría puesto a una parte no menor tanto de Irán como también de los países que sirven como teatro de operaciones de sus proxys. Me refiero a Irak, a Siria, al Líbano y tendríamos que incluir en esta cuestión a Yemen, que tiene una variable quizás un poco más compleja, porque ahí es donde entran los intereses políticos, religiosos y estratégicos de Emiratos Árabes y de Arabia Saudita”, indicó primeramente en la 99.9.
Después está lo que sucede fronteras adentro en territorio israelí combatiendo a la vez a Hamas y a Hezbollah: “Del lado interno de Israel hay mucha expectativa, mucha cautela, pero no temor. Desde el 7 de octubre ha habido cientos de ataques, son miles los que se han contabilizado, tanto desde la Franja de Gaza con Hamas, ataques que se han reducido, lógicamente, a medida que las Fuerzas de Defensa de Israel tomaban posiciones claves dentro de la Franja, o desde el sur del Líbano, que es donde opera la organización terrorista Hezbollá. Ambos, Hamas y Hezbolla, son milicias, organizaciones terroristas proxies de Irán. Es decir, funcionan como títeres digitados desde Teherán para atacar al Estado de Israel. Por lo tanto, esto no es una situación nueva para Israel pero sí, viendo el antecedente más próximo, que es la eliminación de Ismail Haniya dentro del corazón de Irán algo que ha sido verdaderamente humillante para los Ayatollah, podemos esperar un escenario de mayor confrontación y mucha mayor tensión”.
Israel ha tenido también el papel relevante de los hachemitas que le agregan un cuota de complejidad mayor a toda la interacción que se da en esa parte del planeta: “lo que los hachemitas ven es que en el caso de Jordania puede ser también fácilmente penetrado y vulnerado por aquellas milicias chiítas, que son facciones de Hezbollah que operan tranquilamente en Siria y en Irak. En una región tan porosa y de tan difícil gestión de su seguridad en las fronteras, que el hecho de que Irak esté tomando por milicias chiitas tanto el gobierno como todo el sistema, por lo menos institucional de lo que queda de Irak luego de la guerra de principios del año 2000, hace que los hachemitas vean una situación que se puede replicar en Jordania, algo que traería por supuesto, la inestabilidad y la posible caída de una casa real que lleva mucho tiempo en el poder. En definitiva, los árabes también juegan su propio juego de supervivencia en esto. Frente al expansionismo de Irán, que tiene un componente militar convencional y también nuclear, y frente a una retirada cada vez más progresiva de los EE.UU. de la región, los árabes encuentran en el estado de Israel una capacidad defensiva y también un paraguas nuclear que pueda servir de sostén a lo que es ese expansionismo chiíta, que en definitiva es el expansionismo persa. Hablamos de Irán y hablamos de la herencia del imperio persa”.
Por otro lado está lo que hace Irán que como estado no puede atacar directamente, pero cuenta con una fuerza paralela como Hezbollah que no tiene ningún tipo de restricción: “Irán es un sistema medieval. Pero a fin de cuentas, si hay algo que siempre remarco es que hay que considerar que Irán más allá de su ideología y de su credibilidad de aplicar, en caso de tener la capacidad de hacerlo, ese poder destructivo en contra de Israel, en contra también de Occidente; no deja de ser un actor del sistema internacional, del sistema de naciones. Es miembro de la Organización de Naciones Unidas, muy cuestionada, pero a fin de cuentas un sistema de concierto internacional que lo lleva a regular, muchas veces en condiciones más pragmáticas, algún tipo de decisión que pueda tomar. Esto Hezbollá no lo tiene, no es un estado, sino que es un estado paralelo dentro del Líbano, y que tiene la capacidad de ataque quizás mucho más pronunciada y más fuerte que Hamás, y puede gozar de ciertas zonas grises que el sistema internacional tiene a la hora de frenar a este tipo de protoestados”.
Todo este panorama está constantemente en una interrelación donde un pequeño factor, puede desencadenar una serie de hechos violentos: “cuando hablamos de conflictos que se empiezan a desarrollar, siempre tenemos distintas variables que nos permiten entender cómo puede suceder o cómo se puede desarrollar. Y siempre hay que dejar un espacio a un factor X, que puede ser una variable que desconocemos, incluso un error humano. Cuando se habla de la Cuestión del Medio Oriente y una guerra tan compleja y tan ligada a los multifrentes que enfrenta Israel, hay que considerar que en el caso de los proxys iraníes como Hezbollah, tienen el control total de los estados. Son estados paralelos, muchas veces por fuera del control incluso de los propios gobiernos que han ocupado. Por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con lo que sucede con Hezbollah, porque incluso tiene mayores márgenes de autonomía. Irán sabe que si ataca Israel se va a comer una paliza muy grande de vuelta, que puede barrer con toda la infraestructura nuclear del sur de Irán, pero no tienen forma los ayatollah de controlar una respuesta autonómica de Hezbollah desde el Líbano, que a fin de cuentas también sería pagada por los ayatollahs”.