El responsable de la Química Luar, habló en la 99.9 sobre uno de los tratamientos que ha mostrado efectividad contra el COVID-19 en ocho casos: la modificación de la molécula de ibuprofeno para que sea nebulizable. Hasta el momento, revirtió los cuadros en 8 pacientes que eran mayores de 75 años.
La ciencia argentina siempre da un respiro entre tanto agobio. Un grupo integrado por distintos sectores entre los que se encuentra la Química Luar, han podido cambiar la molécula del Ibuprofeno para que se pueda nebulizar y la probaron con personas afectadas al COVID-19 recuperando, en total, 8 pacientes hasta el momento.
El titular de la Química, Luis Argañaras, indicó en la 99.9 que “el trabajo lo comenzamos hace 7 años con un grupo de CEPROCOR, hicieron una formulación, se fue perfeccionando y estaba enfocada principalmente para infecciones pulmonares crónicas y, para que a su vez, tuviera un efecto anti inflamatorio”.
A partir de ahí, llegaron a una aplicación concreta que ahora toma relevancia con la aparición del coronavirus: “lograron modificar la molécula de ibuprofeno, no es algo que salió de la galera sino que fue todo un proceso de trabajo. Por las propiedades de la formulación, en enero cuando se desató este desastre, las primeras informaciones que recibimos es que el gran problema era la etapa inflamatoria”.
A partir de ahí, tuvieron la oportunidad de avanzar, gracias al apoyo del gobierno en el tratamiento: “nos faltaba saber si la capacidad antiviral era efectiva, algo que pudimos ver en laboratorio. La realidad es que como es un medicamento experimental teníamos que evaluar la seguridad y la eficacia. El gobierno de Córdoba nos dio una autorización especial de uso compasivo y luego lo amplió a una mayor cantidad de pacientes”.
Lo destacable es que se aplicó en personas que forman parte de los grupos de riesgo con una recuperación absoluta: “en su mayoría son pacientes por encima de los 75 años. Tenían problemas respiratorios en situaciones complicadas y todos tuvieron una buena recuperación relativamente en pocos días. Es alentador pero no se puede hacer una proyección”, advirtió Argañaras.
A partir de ahí, fue que diseñaron una cápsula para hacer la nebulización y que el “viricida” como lo definió, no se esparza por el aire: “esto no se podría haber hecho si no había un esfuerzo del sector público junto con el sector privado. Fue un trabajo contrarreloj el que hicimos, en tres meses se hizo lo que lleva años”, aclaró finalmente.