El delegado municipal del puerto, habló en la 99.9 sobre el violento robo que sufrieron sus padres: “en los últimos 10 años tuvieron 3 robos de similares características“.
La inseguridad está impactando fuerte en Mar del Plata. Todos los días surgen hechos de mucha violencia y le ha tocado en las últimas horas vivirlo en carne propia al Delegado Municipal del Puerto, Luis Ignoto, cuyos padres fueron violentamente asaltados.
“Están tratando de recuperarse, pero están golpeados. Fue un acto de cobardía tremenda, lo que se llevaron fue la tranquilidad de mi viejo. Fue un daño psicológico tremendo”, dijo el funcionario a través de la 99.9 con profundo dolor.
No es la primera vez que les sucede una situación de este tipo y las consecuencias son siempre graves: “mi papá tiene 91 años y mi mamá 82. En los últimos 10 años tuvieron 3 robos de similares características. Del último, hace 6 años estábamos saliendo. Tuvimos que llevar a mi mamá al psiquiatra directamente. Estaban recuperandose y ahora les pasa esto otra vez. Los quiero sacar de la casa para llevarlos a un departamento pero se niegan rotundamente porque vivieron toda la vida ahí, hicieron esa casa y no se quieren ir”, señaló.
El hecho fue consumado por cinco personas que evidenciaron una preparación particular para este tipo de hechos: “ahora la policía está trabajando porque eran 5 tipos preparados los que ingresaron. Además, tenían un móvil de apoyo o probablemente dos. Lo que más me interesa es que no le hagan lo mismo a otra familia”, señaló.
Más allá del robo propiamente dicho, lo que llamó la atención fue la desmedida violencia para cometer el ilícito: “llegaron dispuestos a llevarse la plata que encontraron porque en realidad se llevaron la jubilación. La casa era un desastre después que se fueron”, finalizó.
NADA NUEVO
Los hechos de violencia se repiten y en la 99.9, Isabel contó el caso que le tocó vivir años atrás: “nos fuimos una noche de sábado en 2016 de vacaciones y volvimos el domingo por la noche. Nos encontramos con la casa que parecía Kosovo”.
Ante la justicia llevaron todo lo necesario para iniciar una investigación, pero no hubo respuesta: “nos enteramos quienes fueron, donde vivían, donde tenía el aguantadero y que auto utilizaban. Fuimos al fiscal a llevarle todo y como no iba a declarar quien nos lo había dicho; archivó la causa”.
A partir de entonces, se dieron cuenta que estaban lidiando con gente que cuenta con protección: “averiguamos por nuestra cuenta y nos enteramos que eran delincuentes muy bravos. La sensación de violación e intranquilidad, nos quedó incorporada. Es un atentado a nuestra salud”, agregó.