“Manzur pasó en 10 años de declarar 370.000 pesos a 23 millones”

Irene Benito es una periodista tucumana que trabaja para el Diario “La Gaceta”, pero también escribió con dos colegas un libro sobre Manzur donde se lo define como “el ministro más rico de la era kirchnerista”. En la 99.9 contó los detalles de la investigación que llevaron adelante.irene-benito

Las elecciones en Tucumán han puesto en escena nacional un problema que se viene arrastrando hace mucho tiempo: la corrupción en dicha provincia. En la 99.9 brindó su testimonio la periodista del Diario “La Gaceta”, Irene Benito que además, escribió junto con sus colegas Indalecio Sánchez y Fernando Stanich el libro ““A su salud, la historia de Juan Luis Manzur, el ministro más rico de la era kirchnerista”.
En principio, relató que “el trabajo comenzó el 13 de junio de 2014 cuando un juez federal Daniel Bejas sobreseyó a Manzur por un supuesto enriquecimiento ilícito. Veníamos siguiendo la causa y en ese afán habíamos accedido a las declaraciones juradas patrimoniales de Manzur. Veníamos impresionados por su ascenso económico y político”.
Puntualmente sobre el fallo que lo eximió de delito, Benito opinó que “fue una sentencia dogmática, sin números, excepto los de las páginas. En el expediente había mucho material para cotejar. Entonces decidimos comenzar a escribir el libro sin saber que Manzur terminaría siendo el candidato”.
La frase que forma parte del título del libro es sumamente gráfica y la periodista se encargó de aclarar por qué sucedió: “Manzur es el ministro más rico de la era kirchnerista, ha tenido un crecimiento impactante siendo que venía de una familia muy humilde. Ha pasado los últimos 15 o 20 años en la función pública, es médico y no tuvo tiempo de ejercer la medicina privada. Es un caso muy elocuente del enriquecimiento en la función pública”.
Las explicaciones que dio el propio político no se condicen con lo que luego declaró: “dijo que su enriquecimiento viene de su familia política, pero lo cierto es que en las declaraciones juradas, no especifica esto. Dice que los bienes fueron adquiridos por ingresos propios. Es propietario de una mansión de leyenda, un caserón en el distrito de Yerbabuena que se ha convertido en un mito en la ciudad. Son dos terrenos anexados y tiene un lujo increíble”.
Más allá de ese dato puntual que ya deja en claro que existe algún tipo de enriquecimiento ilícito, fue muy clara con los números: “en 2003 cuando asumió como ministro de Salud de la provincia, declaró un patrimonio de 370.000 pesos a 2014 donde aparecen 23 millones de pesos, esa fue la evolución en 10 años donde fue ministro de Salud de la provincia, vice gobernador de Tucumán y ministro de Salud de la Nación”, puntualizó.
Queda poco para pensar o para defender, pero todas estas cuestiones que ahora toman relevancia nacional, para Irene Benito son cuestiones prácticamente cotidianas porque saben cómo funciona la provincia. “Hay una enorme confusión entre que es lo público y que es privado. A su vez, una sensación de corrupción galopante. En Tucumán no hubo en los últimos 20 años una sola causa que avance contra un funcionario público por el uso indebido de los fondos”.
El gobernador saliente, José Alperovich también ha cosechado lo suyo, pero en otro contexto: “Alperovich también se enriqueció en la función pública pero no sabemos hasta qué punto porque venía de una familia con dinero. Una ley que tiene 40 años no sólo no nos deja acceder al patrimonio de los funcionarios, sino que sanciona la divulgación. En el caso de Manzur esto se pudo hacer porque fue a la Nación como ministro de Salud y debe presentar su patrimonio a la oficina anticorrupción”.
Por si hacían falta más datos, Irene los aportó. Pero como corolario para un festival absoluto y descarado de la corrupción, contó una iniciativa que se mantiene latente en la provincia y muestra a las claras el accionar político que habitualmente tienen los gobernantes: “es tan grande la corrupción en Tucumán que Alperovich es reconocido dueño de concesionarios de autos y creó un impuesto para quienes quieran comprar autos en otras provincias e inscribirlos en Tucumán”. Sin palabras.